martes, 29 de abril de 2008

El arróz sube, el inmobiliario baja, sobre trasvases y especulaciones globales.


Cuando era peque me decían que el Delta del Ebro era la zona arrocera más productiva del mundo. Desde luego no es el único lugar donde se cultiva arroz en España, en la propia Valencia zonas arroceras como la Albufera, a pesar de que se la están cargando o la desembocadura del Guadalquivir.

Sea como sea, España tiene una producción suficiente para exportar, de arroz. Claro, para eso se hacen paellas. Existen empresas agroalimentarias autóctonas que se encargan de comercializarlo, tratar con las cooperativas agrarias para la compra y exportarlo. Por ejemplo SOS y muchas otras empresas medianas.

Algunas forman parte de grupos internacionales cuyo último propietario es alguna macroempresa como Unilever o Sara Lee o cualquier otra. Otras empresas siguen siendo pequeñas y autóctonas.

En cualquier caso, los acontecimientos en torno al arroz parece que se están precipitando a lo largo del mundo. Países productores, exportadores y consumidores, radicados en Oriente, juegan sus bazas. El aumento de precios de un 50% o incluso más, supone un peligro económico estratégico para algunas economías. Se ha hablado de que si los Indios o los Chinos comen mejor, tópicos de desinformación, ya que qué yo sepa aún existen 800 millones de chinos en el campo con existencia precaria, y mucho cientos de millones en ciudades atados a fábricas casi decimonónicas. Otro tanto pasa en la India, los éxitos de Bollywood o de Bangalore, no puede hacernos perder la realidad de 1100 millones de indios, la gran mayoría de ellos en la pobreza. En todo caso, la pujanza de Asia puede haber llevado a mejoras alimentarias sustanciales a unos cuantos cientos de millones de personas, pero esto ha sido gradual y por lo tanto los sistemas productivos mundiales, incluidas zonas subexplotadas como Argentina, Brasil... han podido también reaccionar.

Es falso que se trate de una cuestión de demanda. Al menos de demanda global. Si eso hubiera sido así los precios habrían escalado poco a poco, año tras año. Lo mismo con la excusa barata del etanol y biocombustibles, cuando ni el 3% de la producción total se dedica a esos menesteres.

Sin embargo parece que ha habido algunas cuestiones que han ayudado a empeorar. Tal como en 1873, los países están empezando a restringir el comercio, a restringir las exportaciones para evitar el desabastecimiento interno. Esto ha debido de molestar a los grandes especuladores mundiales, para los que unos cuantos millones de muertos en los países productores, sencillamente porque el encarecimiento podría hacer inaccesible el producto, no les debe de importar demasiado.

Todo y así se han colocado medidas restrictivas de exportación que considero más que adecuadas.

Bueno dejando el tema del arroz que no es lo que quería tratar. Pues resulta que los precios mundiales del arroz suben pues bueno. Y los del inmobiliario baja. Si consideramos que el Delta es un equilibrio precario de la fuerza del río contra la salinización, es evidente que cualquier pequeño trasvase de cuenca puede acabar muy mal para la productividad arrocera. Y ya no digamos el macrotrasvase.

La idea era clara, si se genera mayor actividad económica por la construcción y los campos de golf, apostemos recursos por ello. Pero claro, todo tiene un límite y ahora los resorts de campos de golf ya no se venden y el arroz está por las nubes.