sábado, 13 de junio de 2009

Información, análisis, manipulaciones y mercados.

Un buena análisis de los datos sin duda mejora la capacidad de tomar decisiones correctas. Pero claro, falta saber que datos y cual es la capacidad de análisis. Empezamos por los datos y la capacidad para manipularlos. Si entendemos que existen en los datos los que los toman, los que los trocean, los que los dan a conocer y los que los difunden. En muchos caos en casos oficiales se puede simplificar a funcionarios-políticos-medios de información. Naturalmente puede haber errores con funcionarios un poco desiriosos o por la subcontratación, muy en boga (entonces que harán los funcionarios?) de empresas privadas que anteponen la rentabilidad a un buen trabajo. También por supuesto, el funcionario con deseos de medrar y que puede cocinar los datos según deseo del político. Y por supuesto los políticos cuyos intereses pueden ir en sentido muy diferente según los datos sean ‘buenos’ o ‘malos’. Y es que lo primero que habría que aprender es que el significado de buenos o malos datos simplemente debería circunscribirse a si están manipulados o no o si son realistas o no o si están bien recolectados o no. Ya habrá tiempo de hacer un análisis de si son ‘buenos’ o ‘malos’ y para quien.

Por que si una cosa viene siendo cierta es que en la sociedad de la información, los datos, las tendencias, la información, las opiniones y los análisis puede que beneficien más o menos según sean de una forma u otra. Qui prodest? A quien beneficia? Debería ser la pregunta detrás de todo análisis de los datos. Sobretodo si tenemos la certeza de que no son demasiado correctos.

Fíjese el lector que me refiero a datos y no a información ni a análisis ni a opiniones. Simplemente a datos descarnados. Y suele ocurrir que los datos no son muy dados a ser objeto de duda. O al menos no lo son la mayoría de las veces. Y aquí es donde deberíamos empezar a diseccionar una serie de ejemplos interesantes. Empezando como no, por las variaciones de previsiones de datos macros del INE y Ministerio de Economía. Y aquí volvemos a los anterior. Si los datos son cambiables, solo habría un puñado de excusas para que cambien, como la aparición de un evento o cambio importante inesperado, el trascurso de un periodo de tiempo importante, o por ejemplo un cambio de revisión de metodología o incluso el reconocimiento de la inutilidad de los departamentos de recogida de datos afectados. Pero no es justificable un cambio de previsiones, y aquí se supone que las previsiones se realizan con datos estadísticos y siguiendo unos modelos matemáticos y estadísticos determinados y bien normalizados, de la noche a la mañana, tras unas elecciones.

Pues eso es lo que ha pasado y se ha realizado con todo descaro y sinvergoncería. Y es que aquí se aplica el sentido de la masa. Es decir, cuanta gente se puede escandalizar de los cambio de datos y manipulaciones de datos by the face. Muy poca. Sencillamente porque muy poca gente toma datos oficiales para construir sus propios análisis. En este caso resulta más sencillo y más educado (en el sentido de educación para la alineación de la sociedad), el esperar el análisis de los datos por parte de medios de manipulación, expertos y expertillos de todo pelaje y condición. En la mayoría de los casos o bien afectos al sistema o bien interesados en los mismos objetivos. Quizás haya interés en un cierto berrinche de beneficio electoral marginal pero desde luego que nadie en el sistema de información se pregunta por el sistema en sí. Y la pregunta es bien sencilla, ¿Son fiables los datos oficiales?. En USA se ha demostrado que no los son. No solo el escándalo del 2006 cuando se dejó de publicar la M3, sino con la manipulación de datos como los de paro, o la reformulación de datos hedonísticos para calcular el PIB, las reformas de Reagan o de Clinton para calcular la inflación y podríamos continuar.
Las propias entidades públicas y gubernamentales que ofrecen datos, a veces tienen el acierto de remitir largos escritos suplementarios explicativos donde en algún rincón olvidado se da alguna hipótesis previa que explique algo. Bien pasó por ejemplo en los datos de Mayo de paro con la pérdida de solo 360.000 empleos frente a cifras previas de más de medio millón pero a la vez con un aumento de la tasa de paro en 0,5% frente a meses anteriores del 0,4%. La explicación estaba en las páginas posteriores explicativas de las cifras. ¿Por qué se da a conocer una cifra de pérdida de 360.000 empleos y un aumento del paro de más de 750.000? (ahora no tengo en la mente las cifras exactas pero se pueden ver en la web del U.S. Labor Department). La explicación está en la letra pequeña. Aquella que a los gobiernos y a los políticos no gusta explicar pero que a la vez explica por qué la noticia podía haber tenido otras muchas formas de ser dada. Por supuesto no es la única cifra, las cifras de prestaciones de desempleo y las cifras semanales de paro, son revisadas semana sí y semana también y extrañamente casi siempre en la dirección ‘mala’ de la noticia. ¿Deberíamos fiarnos pues de las cifras oficiales?.

En España esta manipulación de datos alcanza la capacidad para que el Banco de España, capitaneado por el malvendedor de oro MAFO, pueda dar manga ancha a las entidades bancarias para retocar los balances, siempre esperando que la crisis pase pronto y el mal no sea demasiado. Por lo general parece que demasiados políticos o esos funcionarios oligárquicos al frente de los puntos clave, tienen manga amplia y ancha ni siquiera supervisados por los medios de manipulación de masas, para cambiar los datos según convenga. Para realizar las cocinitas necesarias. Porque sencillamente no me creo que unas previsiones si están realizadas con métodos y normativas establecidas, cambien de un día para otro. Y no hay que olvidar que se trata de manipular recursos públicos, el tiempo de funcionarios que se dedican a recopilar datos (o el dinero público con que se paga a empresas subcontratadas...). ¿No hay un delito de malversación de recursos públicos?.

Pero hasta aquí el problema de los datos oficiales y no oficiales. Existe otro mundo aparte que se multiplica en la capacidad para hacer confundir al personal, más que aleccionarlos y ‘educarlos’, consistente en el mundillo de los análisis, opiniones y mil malabarismo para dirigir esos datos hacia la información. Y es que ese sería el sentido del análisis, el de poder sacar información útil de los mismos. Claro que información útil para quien. Y es que en el fondo los analistas y creadores o manipuladores de opinión, se multiplican inversamente a la poca capacidad o pocas ganas de realizar análisis propios de la situación. NO hay que alarmarse, el 90% de la población no cuenta con conocimiento alguno para realizar análisis de temas especializados. Yo por ejemplo no puedo realizar ningún tipo de análisis sobre medicina, o sobre folclore indígena australiano aunque los pseudodebates de la tele han educado a la población para hacerles pensar que sí están capacitados para hacerlo. En este caso vemos el ejemplo de llamados comunicadores que opinan sobre todo, lo divino y lo terrenal, sin gota alguna de sonrojo, defendiendo arduamente sus posturas en encarnizados enfrentamientos televisados. Pues no, no por más gritar, ni por repetir algo 1000 veces, se va a tener razón, no porque alguien salga en la tele o escriba 1000 artículos en un periódico está capacitado para algo. Por supuesto que todo el mundo puede dar o tener una opinión, pero de ahí a suponer que sea válida para un consenso general y social hay un abismo.

Aunque una cosa tengo clara y es que como uno de los principios de la estadística contra más claras tengamos las matemáticas del funcionamiento de los sistemas menos incertidumbre tendremos. (Y aquí podríamos introducir el concepto de miedo como una forma de enfrentarse a algo que no se conoce). Por supuesto que cuanto más enmarañada estén las cosas, menos posibilidad de sacar algo que sea real, en claro. Pero fascina ver como espolear a la gente a dar opiniones puede suponer por una parte una reducción de la sensación de incertidumbre debido a una certeza falsa. ¿NO decía Maquiavelo que la política es el arte de lo posible? ¿ de permitir a la vez que algo sea blanco y negro?. Quizás Maquiavelo se equivocó y estaba más acertado Platón con aquello de que los gobernantes son los únicos a los que se les debería permitir mentir. Claro que la República platónica, además de ser algo teórico, tenía como gobernantes a una aristocracia de los mejores.

Y aquí podemos llegar al mundillo de analistos y analistillos que dan consejos sobre bolsa y mercados. Y aquí podríamos considerar esa absurda diferenciación entre análisis técnico, y análisis fundamental. De ambos dos, queda muy claro que el análisis fundamental es el más tedioso y complicado y el que necesita mayor grado de capacidad y esfuerzo. Claro que cuando hablamos de análisis fundamental habría que repensar de lo que hablamos. Si los datos que escogemos son limitados y hasta manipulados, es evidente que le daremos la razón a los analistas técnicos de solamente contemplar las gráficas para estudiar el comportamiento de los precios (aunque ellos no son precisamente en la mayoría de los casos, expertos en la formación de precios). Pero si tuviéramos la capacidad para obtener todos los datos, absolutamente todos y tener una capacidad absoluta en las estrategias de juego, estaríamos en posición de no necesitar nada de eso ya que hubiéramos averiguado las reglas físicas por las que se rigen los mercados. Claro que eso es imposible. Pero hay algunas cuestiones que si son posibles de entender y de considerar, más allá de un simplista y casi absurdo estudio de ratios contables.

Pero en la teoría del análisis bursátil también entran otra serie de cuestiones como es el hecho de la división de actores en el mercado, a semejanza de la diferencia de actores en el mercado real. En el mundillo del análisis se debería aplicar aquello de escalones donde existirían actores como los propios gobiernos, grandes empresas como los grandes bancos, agencias de rating, centros de estudios (oficiales, con intereses privados y fantasmas), webs determinadas, analistos determinados.... la diferencia en el escalón está naturalmente en la capacidad para llevar el mensaje a más gente y en la confiabilidad que han ido sembrando en tal público. Eso tendría mucho interés sino fuera porque las decisiones finales, las compras y las ventas, no son homogéneas. Pocas manos dominan el mercado o al menos en relación a una inmensa masa seducida por el capitalismo popular del pelotazo, cuyo monte total en las decisiones finales y en la formación de precio es relativamente bajo. Y sin embargo la masa importante de actores principales como Hedge Funds, sivcabs, fundaciones, bancos de inversión, fondos.... es suficientemente elevada como para que no todos se puedan poner de acuerdo y para que en muchos casos los análisis finales pero que en muchos casos dichos análisis deben de llegar a resultados parecidos. Y por lo tanto, lo que queda es una ensaimada en la que por lo general se sigue una tendencia que debería estar relacionada con la capacidad general económica prevista por los datos macros.

Así, según entiendo, habría una serie de actuaciones para tomar decisiones de inversión, en función de una serie de parámetros donde el tiempo de la inversión sería inverso a su importancia. Las grandes decisiones estarían relacionadas con tendencias de medio y largo plazo hasta llegar al intradia donde tendríamos una lucha sin cuartel entre traders, privados o institucionales, pequeños o grandes, donde solo estaríamos tratando de migajas. Y es que aquí se debe reflexionar sobre si realmente el comportamiento general de la bolsa está tan alejado a largo plazo del análisis de los datos macros generales de la economía general y sectoriales de las empresas quizás con cierta anticipación o quizás con no tanta pero en el fondo dependiendo de las relaciones de rentabilidad empresarial que permite el entorno económico general.

Y aquí es donde retornamos a la cuestión de la información, de los datos y por supuesto de los brotes verdes. Si consideramos lo que se va diciendo según algunos datos debemos pararnos a pensar si tenemos capacidad para deducir que se trata de green shoots o no. Para ello deberíamos conocer perfectamente la disección de dichos datos y saber que significan. (Nótese que se trata de un análisis de saber por donde irán las tendencias y de medio plazo y no de las sacudidas especulativas del intradia). Y aquí redondearíamos con algo tan sencillo y lógico, aunque no admitido por muchos vendehúmos de que al final si la bolsa termina reflejando el estado de la economía general, un análisis de la economía general, un buen análisis objetivo, puede anticipar la cuestión de las bolsas. Por lo tanto, de ahí la importancia de que los datos sean correctos o no, de que la capacidad de análisis para ver primero si son buenos o malos datos y segundo para sacar algo claro de los mismos, puede permitir tomar decisiones de inversión en los mercados financieros.

Claro que si nos fiamos de malos datos, si tomamos en consideración análisis externos interesados, si no realizamos un esfuerzo objetivo de análisis, en muchos casos se nos queda en nada o en menos que nada tomando decisiones incorrectas.

Y no me gustaría terminar sin considerar dos cuestiones. La primera en que además del análisis correcto (o más o menos correcto) de lo que están haciendo y harán los mercados, la estrategia para poner en marcha nuestras decisiones es tan o más importante que nuestro análisis.

La segunda cuestión a considerar es que este proceso de análisis de la situación supone un esfuerzo más allá de trazar varias líneas en un gráfico, pero naturalmente para quien no quiera hacer ese esfuerzo o no se vea capaz siempre le quedará escuchar Intereconomía aunque solo sea para reírse un rato o analizar como se puede hacer ver que se da algún tipo de análisis y que la gente se lo crea.