sábado, 24 de mayo de 2008

Cava, Cárpatos y otros vendedores de humo.

J.L. Cava y demás analistos: ¿Por qué no te callas?

Para algo me debía servir el ramalazo neocaciquil del borbón.

En fin. Hay que gente que no tiene vergüenza. A mí Cava no me desagrada, con esa cara de chico aplicado y esos gestos y expresiones simpáticas. En definitiva, dentro de este mundillo de los analistos absurdos, parecía buen chico o al menos lo suficientemente buen chico para creer que fuera con buena fe.

Y es que es curioso el mundo de los analistos. Los hay más serios, más mayores por aquello de que las canas dan experiencia, y hacer creer que cuando seas mayor ya sabrás de todo eso, o los hay próximos a la gente de la calle, a la clase media que compone el ideal del inversor del capitalismo popular inventado por la gran Maggie Thatcher.

Desde sus intervenciones en intereconomía, en este caso en la TV que no sigo demasiado pero donde nunca he escuchado nada con sentido común, este señor, en su intervención de ayer Viernes a las 9.23 de la mañana, nos regalaba otra sesión de aspavientos simpáticos para explicarnos las ‘verdades’ del sistema.

Me fijo esta semana en dos aspectos. Por una parte la obsesión por hacernos fijar en los precios del petróleo, y por otra una pequeña coincidencia en el VIX. Tanto en la intervención de Cava como en el día anterior en Carpatos en un mensaje en su web de las 13.47, se nos hacía o intentaba hacer notar la importancia del VIX. Es decir, que como sube o baja o todo lo contrario pues eso explica todo el movimiento actual. Naturalmente Cava lo adorna con otras tonterías como el sentimiento contrario y esas cosas.

En el fondo me dan dos tipos de impresiones, o bien estos analistos no tienen ni idea de nada, o bien intentan meter ideas, llamémolas ortodoxas, en los inversores o la gente que ve estos programas (o al menos los que se los toman en serio, los pobres).

Suponiendo que sea el primer caso, parece mentira como esta gente se dedica a decir tonterías sin límite alguno. Ni siquiera el de la vergüenza de la memoria. Era Cava quien no hace demasiadas semanas nos deleitaba con los aspavientos parecidos a los actuales, sólo que para decir que todo era muy alcista y que se había acabado todo. Vamos, que a partir de ahora todos los mercados eran alcistas. A la vez Carpatos, no se si la información era suya o de su equipo, hacia tonterías con el VIX, diciendo que si el VIX desde 1988 o desde no se cuando, cuando el VIX es un indicador que se crea en el 1993 y que solo desde el 2003 tiene la forma actual por lo que datos datos, a pesar de que creo que sería posible reconstruir los datos, pues desde el 2003 darling. Así que todas las tonterías de correlación y de importancia para el mercado se quedan en una estupidez. Pero que no quede. Estos analistos medio ignorantes, medio vendedores de humo, no tienen ni idea del valor del VIX, ni de porqué se establece un 20 en el valor a vigilar, lo cual es otra soberana estupidez, pero dudo mucho que se hayan mirado alguna vez que es el VIX. Simplemente tengo la impresión que soltar soberanas estupideces para intentar hacer ver que son analistos muy listos y que entienden cosas que se les escapan. Vendedores de humo, más o menos simpáticos pero que tengo la impresión que no salen de sus rayitas en unos gráficos absurdos y tontos.

lunes, 19 de mayo de 2008

¿Izquierdas?, ¿derechas?, o todo lo contrario.


Si nos paramos a pensar realmente en el significado de izquierda y derecha en la dicotomía clásica política de los últimos tiempos nos encontramos con algo curioso y es que pasa a ser uno de esos conceptos, en este caso concepto polarizado, de tipo contenedor. Es decir, que sin ser claramente definido, puede aceptar muchas interpretaciones siendo utilizado como simplismo intelectualoide para masas. Es decir, que no hay una identificación clara del concepto, o en este caso de la dicotomía. Ni siquiera en su faceta relativista de si se es más de izquierda en una posición que en otra. A diferencia de la felicidad u otros conceptos abstractos si podemos considerar, al menos de forma subjetiva, si se está más feliz o menos. En este caso los conceptos izquierda-derecha pasa a ser un concepto que lejos de ser lineal debe contener muchas más variables de las consideradas a primera vista.

Si nos basamos en la concepción social podemos considerar la izquierda como una concepción de luchas de clases en su sentido marxista. Por lo tanto la izquierda sería de tipo igualitario mientras la derecha tendería a permitir e incluso alentar la diferenciación social. Sin embargo incluso en este aspecto, podemos considerar la derecha tradicionalista y conservadora como guardiana de unas clases altas privilegiadas celosas de las tradiciones que mantienen sus privilegios, frente a un liberalismo de mercado que busca el alzamiento social de los individuos más espabilados para hacerse con el mercado. Otro tipo de búsqueda de ensalzamiento de clases podría ser una meritocracia por ejemplo.

Pero no solamente podemos entender la izquierda y la derecha como un movimiento de clases, y más desde la caída del muro de Berlín, sino también en su capacidad liberal o conservadoras de las costumbres como podría ser la revuelta contra la autoridad y los conceptos sociales y morales tradicionalistas frente a su conservación. Por ejemplo, la revuelta de mayo del 68, se trata ante todo de una revuelta, al menos en su aspecto estudiantil, contra la autoridad y a favor de determinadas libertades morales y de estilos de vida. La búsqueda de una libertad de prensa o de opinión o los movimientos anticlericales de otros tiempos, también pueden inscribirse en un sentido liberal no social. En este caso se trata de aspectos no materiales.

En otra aceptación se considera el papel del estado en su mayor o menor intervensionismo con respecto a los recursos comunes y en el aspecto nivelador del estado social frente a las libertades individuales por una parte y en otra frente a los excesos del capitalismo. Esta aceptación entra dentro en ambos casos, de la aceptación del capitalismo y del libre mercado, de la propiedad privada y de libre empresa, dentro de un concepto de estado, pero mientras que en un caso se acepta que el estado sea limitado para no gravar con impuestos a los individuos y empresas y así poder obtener teóricamente, el máximo rendimiento por las leyes smithsonianas de la búsqueda del máximo beneficio. Mientras la intervención estatal garantizando una red de estado social, garantizaría algunos aspectos básicos igualitarios para que las capas menos favorecidas por el capitalismo puedan mantenerse dentro del sistema o al menos con una serie de necesidades cubiertas.

En todo caso queda dentro de las variabilidades principales el doble aspecto social de distribución de clase y de gestión de recursos frente a aspectos de libertades individuales y contestación social frente al sometimiento a determinadas autoridades y normas sociales.

En este caso podemos dividir entre:


Izquierda autoritaria: igualdad social + autoritarismo del estado

Izquierda liberal: igualdad social + libertades morales

Derecha liberal: no igualitaria + libertades morales

Derecha conservadora: no igualitaria + autoritarismo moral (se convierte en posturas de derecha autoritaria si el autoritarismo es del estado como en dictaduras)

Sin embargo hay que considerar que la igualación social como aspecto relacionado con las clases sociales en el aspecto marxista, es decir materialista y de reparto de los recursos, se puede considerar de muchas maneras y no solamente por la descrita en el apartado anterior de intervención estatal en estado de bienestar.

La intervención estatal para limar las asperezas del capitalismo pero reconociendo ese capitalismo, forma parte actualmente de todas las ‘izquierdas’ que actualmente podemos considerar como democráticas.

A mi modo de ver, este reconocimiento de la libertad de empresa, de la aceptación del contrato laboral, de la aceptación de la acumulación de patrimonio, forma parte de una izquierda que más que izquierda puede considerarse como izquierda de la derecha.

Desde este punto de vista, la intervención estatal puede ir desde el simple cubrimiento de necesidades sociales que nadie quiera cubrir desde el punto de vista de la libre empresa, para seguir con el esquema de estado social, es decir la de cubrir muchas de esas necesidades y además mantener una cobertura social en caso de paro, jubilación... pero existen posturas de intervensionismo estatal que están más a la izquierda de lo considerado, tanto en materia de regulación laboral, empresarial, nacionalizaciones de sectores productivos hasta llegar a la planificación plena de todos los factores de producción. Una buena diferencia seria la de considerar la apropiación de todo trabajo ajeno, es decir, la vuelta a las estructuras artesanales medievales, frente a los contratistas masivos promovidos por la burguesía y la revolución industrial.

Existe otros conceptos considerados en función de las prioridades de la sociedad en relación a los elementos de producción. Matemáticamente se puede asemejar a la diferencia entre una misma ecuación con varios componentes. Uno de los componentes sería la renta de las personas, mientras que otro podría ser la riqueza global. Siendo la misma ecuación podríamos optimizar la ecuación para diferentes consideraciones, por ejemplo para maximizar la renta mínima o para maximizar la renta máxima o bien para maximizar la riqueza total, y seguramente en todos lo casos nos daría diferente resultado.

Si el objetivo es el de maximizar la renta total quizás y sólo quizás, interesaría maximizar la renta, pero eso supondría seguramente también, los típicos problemas de dejar de lado a la parte menos productiva y más débil de la sociedad. En esos casos, el estado social tiende a garantizar redes de ayuda para estos sectores no favorecidos. Y sin embargo este concepto y estos resultados son diferentes de si quisiéramos maximizar la renta mínima. En el primer caso nos encontramos ante el concepto de capitalismo caritativo que parece el adoptado por la izquierda europea, en el segundo caso me resisto a pensar en algún ejemplo histórico adecuado. Quizás el keynesianismo esté algo más cerca por supuesto, de un monetarismo friedmaniano. En todo caso, las posturas imperantes que tienden a la corrección de rentas tienden a hacerlo desde el reparto de políticas fiscales y no desde la propia regulación de la actividad económica.

En todo caso, sería ingenuo pensar en una planificación en estos términos por parte de un gobierno que no sería fuertemente autoritario. Es decir que no identificara la optimización de rentas con respecto a los propios intereses de los grupos de poder. Eso sería así porque los grupos de poder serían en ese caso los propios políticos y por lo tanto podrían tender a garantizar una planificación de rentas o de producción de tipo autoritaria.

Existe otro concepto histórico de izquierda basándose en los cambios sociales. Se trataría de una izquierda como representante de nuevos y pujantes métodos de riqueza. Así por ejemplo podemos ver a la burguesía frente a la aristocracia medieval, de la misma manera que los caballeros o las centurias ecuestres de la Roma Republicana, adherida a los negocios financieros, mercantiles o a los contratos del estado, tendían a presionar sobre la aristocracia senatorial terrateniente agropecuaria.

En este caso, se trata de casos de luchas por el poder por relevos de grupos sociales con diferente actividad económica pero que no dejan de ser una constante en la historia. Los demócratas de la Grecia clásica se asimilaban a otra pujante clase mercantil frente a la aristocracia tradicional de corte terrateniente. Los industriales del siglo XIX frente a los hacendados de la tierra... En muchos casos la clase nueva, la que intenta luchar por el poder obstentado por la clase antigua, tiende a identificarse con una izquierda frente a una derecha conservadora. Pero estos relevos de poder histórico, que en muchos casos se alían con los elementos más bajos, como los saint culottes en 1789 o la unión entre la jaquerie y el movimiento de Etienne Marcel en el siglo XIV, o los mencheviques con los bolqueviques en la revolución de febrero de 1917... tienden a ser simples alianzas coyunturales y los grupos nuevos tienden a fusionarse o a llegar a un entendimiento con los grupos antiguos como por ejemplo entre los patricios y la nobleza plebeya que se convierten en los optimates que lucharan unidos después frente a los populares en la Roma de los siglos I y II AC.

Por último queda otro factor (y seguramente me olvido de muchos otros), y es la propia concepción de identidad en los adscritos a la izquierda o la derecha. Por cuestiones de cultura o vicisitudes individuales o familiares, la adscripción a la identificación con la izquierda o a la derecha, sin pensar demasiado en lo que ello significa, así como los estímulos de identificación preveniente por el medio social o por los medios de comunicación o por otros estímulos, garantizan una identificación plena a una izquierda o a una derecha sin que se considere muy bien sus razones. En muchos casos por parte de espíritus poco inquietos o poco intelectuales, donde las identificaciones tienen más que ver con criterios emocionales nada racionales que con una reflexión previa sobre un concepto tan poco claro como izquierda-derecha. Es más, en muchos casos, es el propio sistema quien insiste en la manipulación emocional de los individuos para el propio encuadramiento de los mismos. En este caso se trata de la misma necesidad del sistema de mantener encuadrados a los individuos y divididos entre una izquierda y una derecha enfrentadas a fin de garantizar la supervivencia del concepto izquierda-derecha y de otros mucho intereses de determinadas elites para perpetuarse canalizando de esta manera el descontento mediante el propio enfrentamiento interno.