viernes, 5 de septiembre de 2008

Ideas para la gestión de la crisis económica.

He estado leyendo algún foro algo serio que demandaba ideas para salir de la crisis.
Lo interesante ha sido el tipo de respuestas. Por la naturaleza de dicho foro se aleja de las típicas respuestas emocionales, simplistas y casi insultonas de la mayoría de los foros por lo que respuestas largas y mínimamente razonas constituían la base de los comentarios.

Lo interesante no son las ideas, o al menos lo que a mi me ha parecido interesante. Sino por una parte las referencias a los conceptos típicos de las doctrinas neoliberales (o neocons), de la globalización y semejantes. Cuestiones como las de reducción del gasto público, reducción de salarios (eufemísticamente moderación salarial), el endiosiamento del mercado...

En general, algunos participantes han dado ideas de que previamente se debería hacer un buen diagnóstico de las causas para poder enfrentarlas. Pero por lo general dominando la demagogia de las ideas globalizadoras del Consenso de Washington. Y es que el liberalismo, como ideología dominante de una parte de la sociedad, ya sea por convicción, o porque ‘mi tribu’ política lo asume y por lo tanto debe de ser bueno, o la mayor de las veces por machacanería de los medios, está fuertemente enraizado a parte del pensamiento económico civil. Sobretodo de quienes no saben ni de lo que hablan. El concepto propagandístico del mercado como algo bueno, la poca intervención estatal, la globalización, libre movimiento de capitales, desregulaciones... es más de lo mismo. Sólo que me pregunto cuanta gente de las que defiende tan férreamente tales pensamientos ha llegado a esa idea por razonamiento interno, por confrontación de ideas o por reflexión interior. Sencillamente en mi opinión se toma TODO, como un paquete que se vende de tipo teologal, todo bien empaquetado como unas CDOs de CDAs o de swaps, y se vende íntegramente como algo bueno frente a lo malo que es lo de la tribu de enfrente. A ello se añade que la ‘tribu de enfrente’ no es capaz de definir una ideología económica coherente, incluso defendiendo lo mismo aunque con ese gesto de capitalismo caritativo que supone el sistema de cobertura social (que dicho sea de paso mantiene el diferencial de gasto público con Europa desde los años 80 en 6-7 puntos de PIB).

En general me encanta cuando se habla de aumentar la productividad o de moderación salarial o de reducir los gastos del estado. Más de lo mismo. Pero sin embargo, si realizamos un diagnóstico podría ver que el neoliberalismo o doctrinas neocon o mejor sus fallas, están en entredicho y en corazón de la crisis.

Por supuesto que nadie va más allá de una línea que parece no poder traspasarse. Por ejemplo nadie dice de salir del euro. Quizás a estas alturas sea una catástrofe mayor. Pero nadie se plantea que la crisis del ladrillo está relacionada con las políticas de subidas de tipos del BCE, y que ello es así, sencillamente porque la economía de la periferia de la eurozona, no está correlacionada con la economía del núcleo duro de la eurozona. Y dada la debilidad en la importancia económica y política, no lo estará.
Se ha criticado estos días al Finantial Times y a algunos periodistas británicos por el tratamiento de PIGS y el artículo sobre el lodazal. Pero aunque haya sido un desafortunado juego de palabras, nadie se pregunta por el fondo de la cuestión, el descompasamiento de las economías periféricas de las centrales dentro de la eurozona. Y una vez acabadas las ayudas económicas, no hay mecanismo de compensación adecuado como podría pasar con zonas decadentes de un mismo país. En los 10 años de historia del euro, los estadistas españoles no se han dedicado para nada a planificar ese acompasamiento que ahora resultaría esencial. El resultado es que los beneficios de la política económica del BCE apoyaban una bonanza por encima de las expectativas con determinadas políticas, y que a la contra, apoyarán una caída mucho más dura de la que sería natural, retroalimentada por los vicios de la época de bonanza como el crecimiento del déficit por cuenta corriente hasta cifras impensables en caso de una moneda nacional.

Por lo general, entiendo que los políticos, tanto de uno como de otro bando del bipartidismo totalitario reinante, anden preocupados. Los unos asustados en algo que se les escapa completamente, los otros por dar respuestas coherente que puedan darles la imagen de gestores capaces. Y en general, tanto unos como otros, atacan el vicio político de la urgencia sin preguntarse por las causas de fondo. Se trata de las soluciones que se pueden dar ahora para que puedan dar resultados en unos pocos meses. Soluciones de urgencia. Lo mismo que las planificaciones económicas que no van más allá de los cuatros años del ciclo económico como mucho.

La insensatez de los políticos españoles en materia de gestión y planificación económica es apabullantemente inexistente. Lo ha sido así y no se espere muchos cambios. Y naturalmente ni siquiera cambios radicales ni cambios moderados. Una se empieza a preguntar donde reside la soberanía nacional. En el pueblo ya se sabe que no, pero ni tan siquiera lo hace en los políticos y los grupos empresariales que los parasitan.

Aunque solo sea por poner un poco de mi parte puedo intuir y sin pensar demasiado en tres medidas urgentes:
- Apoyo al sector auxiliar de la construcción: fabricantes de sanitarios, ceramistas, cristaleras, muebles, calentadores, pintura, cemento, armaduras... para poder exportar sus producciones o dar salidas adecuadas para evitar que colapse junto con la construcción.
- Políticas de publicidad a mercados exteriores para la venta del país a los jubiletas alemanes, franceses, ingleses... para que retornen a comprar casas en el litoral español. La imagen de España ha sido muy perjudicada por la ilegalización de pisos, la mala construcción o incluso los timos...
- Formación de un gran fondo público que compre a precios de quita parte de las hipotecas, sobretodo a más de 25 años. Junto con el cierre de cajas y nacionalización de los bancos que vayan mal. Sin una intervención urgente en el sector limpiando y reduciendo los riesgos de provisiones, mal iremos. La compra de los préstamos no significa una ayuda al sector financiero directo sino que se ha de realizar con los descuentos que suponen la reducción de deuda, la reducción de riesgos y de provisiones... La reducción del tiempo de hipoteca y la reducción del montante debería suponer una quita importante en los pagos de deuda pero sin olvidar la segunda deuda hipotecaria que debería ser garantizada por parte del estado en función de las ayudas existentes, como emancipación, ayuda social, ayuda de alquiler... para poder retrasar los pagos cuando los tipos bajen o en función de mejoras del empleo. Con la posibilidad de reunificación de la deuda de nuevo. Sin embargo esta medida no es factible sin una regulación fuerte de todo el sector financiero y la prohibición de concesión de créditos personales a más de 25 años. Obviamente tampoco es para especuladores.

Sin embargo es necesario acompañar con medidas de reducción de importaciones, de regulaciones fuertes y de otras cuestiones de planificación económica a largo plazo que muestren una economía más robusta y menos dependiente a la vez que flexible y con capacidad externa. Y por supuesto, alejada de todo dogma ideológico proveniente del exterior.