viernes, 4 de abril de 2008

Esconder información económica solo favorece a los ricos. (Y a los políticos)

Uno de los tópicos mas manidos en esto, es el de que dar informaciones malas puede provocar peores resultados,

el miedo es que se provoque una reacción en cadena por medio de la desconfianza, así que lo 'mejor' es dar noticias optimistas. Este es el tópico.

Esto puede ser cierto o no. La idea básica en la que me baso es que es posible que los movimientos se puedan alterar, es decir, contener por un tiempo la desconfianza o cosas por el estilo, pero si las crisis son consecuencias económicas de situaciones problemáticas, tarde o temprano acaba estallando.

Podemos considerar un segundo punto según el cual la crisis podría ir a mas o a menos en el caso de que se añadiera el pánico. Yo creo sencillamente que el tema de amagar la información termina siendo contraproducente. Todo es cuestión de jugar un poco con las curvas oferta y demanda o realizar algún estudio estadístico que no he hecho, pero dudo mucho que alguien lo haya hecho para demostrar el tópico.

Entonces, si eso de amagar la información no es demostrablemente bueno, ¿porque se hace?. Muy sencillo, porque el mercado no dispone de la misma información. Así quien dispone de más información puede pasar de la información de los medios de desinformación de masas y aplicar sus propias recetas,. Por el contrario, la gente currante con niveles culturales bajos, tenderá a ser la ultima en enterarse, en muchos casos pk solo siguen, si es que siguen, los medios de desinformación de masas.

Por lo tanto tenemos un decalaje en función de la información que permitirá a las capas con mayor información, que suelen ser de mas a menos en función de su capacidad adquisitiva (de bancos, grandes empresas, grandes fortuna, fortunas medias, rentistas corrientes, trabajadores de alto nivel, cuadros medios hasta llegar a los currantes)

por lo tanto, con la información adecuada se pueden trazar planes más adecuados de gestión de riesgo para salvar mejor los patrimonios, claro quien tiene mucho dinero se puede permitir asesores y cosas así (aunque no es que sea garantía por la cantidad de idiotas que hay por ahí)

por lo tanto, el hecho de esconder datos solo beneficia a las clases más favorecidas y constituye un doble impuesto para las clases más bajas

pongamos por caso una crisis en la que se pierde un 10% del PIB, eso esta muy bien si fuera la media, pero utilizando el principio de mejor gestión de los mayores patrimonios podemos pensar que las clases altas perderían solo un 5% y las bajas un 15% (bueno se debería ponderar y esas cosas pero así se entiende mas)

supongamos un segundo caso en el caso de demostrarse que escondiendo información se reduce las perdidas del PIB, por ejemplo, con información completa un 10% y escondiendo información un 8%, pero claro,

en el caso de no esconder, la distribución de perdida entre clases sería menor, por ejemplo los ricos perderían un 8% y los pobres un 12% (media un 10%), pero en el caso de esconderla podría pasar que los ricos perdieran un 3% y los pobres un 13% (media 8%).

es decir, que incluso en el caso de demostrar ventajas en esconder la información, cosa que dudo, la distribución de las perdidas podría llegar a ser peores para las clases sin información, lo cual no me parece muy de izquierdas como dice ser el señor caldera, el señor Solbes y el señor Zp.

jueves, 3 de abril de 2008

¿Como derribar el dólar? La crisis actual. 2ª Parte.

En el artículo anterior comentaba la situación de tendencia de largo plazo del dólar y los problemas y estrategias planificadas de la economía USA.
De por sí se puede considerar al dólar como el problema de fondo de la situación actual, además de la caída histórica (y por ello de ciclo largo) de la superpotencia americana.
Sin embargo, por sí mismo no sirve para explicar la actual crisis.

Los problemas tienen su explicación en la historia monetaria reciente. Con un Alan Greenspan llevando los tipos al 1% para poder reducir las consecuencias de la burbuja de las punto.com. ¿Pero porqué se producen esas burbujas?. Es evidente que se trata de un problema monetario. El exceso de dólares.

Este exceso de dólares no se produce únicamente por la máquina de hacer dinero. Eso es sólo una parte. El principal productor de dólares de los USA es el sistema financiero, la capacidad de endeudamiento o de endeudar. A partir de los depósitos los ratios de prestamos se multiplican. Además existe la política seguida por la administración Bush cuya diferencia básica con Clinton radica en el mantenimiento y crecimiento del déficit. Al producir déficit, los exportadores exteriores que trabajan para el consumidor norteamericano, pueden a si mismo retornar los dólares al sistema norteamericano mediante la compra de deuda.

Tipos de interés, aumento del déficit público, y endeudamiento masivo. La capacidad para vender todo tipo de préstamos con el fin de mantener las tasas de crecimiento financiero. Contra más prestamos mayor será el beneficio de la banca. En ese caso se trata de la propia presión del sistema para mantener beneficios crecientes y hacerlo en una economía que se va convirtiendo más y más en financiera. Para cubrir los negativos de la balanza por cuenta corriente es necesario que el beneficio financiero crezca de forma importante.
Además siempre se pueden utilizar las últimas tecnologías financieras para colocar deuda en el exterior, crear nuevos productos, apalancarlos, hacer crecer los mercados de futuros, los de materias primas y todo lo que se convierte en un juego de ordenador donde quedan buena parte de la inmensa bola de apuntes contables que son los dólares de hoy en día.

El problema del endeudamiento, de la búsqueda del crecimiento ilimitado, es que finalmente se encuentra algún límite. En este caso estamos hablando de la propia capacidad del consumidor medio norteamericano. La globalización no es ajena tampoco a considerar la reducción de salarios por competencia global. Y tampoco ayuda demasiado a la cocina de los datos de inflación que reflejan unos datos finales bastante irreales.
Todo ello supone una presión constante para el consumidor. Por una parte la exigencia de endeudarse y por otra la de ver reducidos su salario real y poder adquisitivo. No desde luego en el caso de los más ricos, pero sí en el caso de las clases medias y las clases trabajadoras de los USA. El crédito fácil que termina colocándose de cualquier manera con el fin de seguir manteniendo el sistema en crecimiento.

Esto se basa en una situación completamente irreal como el llevar los tipos al 1% en escenarios no deflaccionarios. Una locura que genera por las artimañas del sistema, un crecimiento incontrolable de la liquidez que a la vez se convierte en deuda para poder seguir apalancándola.

El efecto termina en un endeudamiento masivo del 300% del PIB de los USA por parte de todos los actores: empresas, consumidores y entidades públicas. Cifra no igualada desde antes de 1929. Es decir, que el final de todo se produce sencillamente porque las condiciones ya no se pueden aguantar. Con unos tipos subiendo al 5.25%, el consumidor americano dijo basta. Y lo dijo porque la rueda de la deuda había alcanzado la rueda de las expectativas. Los negocios inmobiliarios que se retroalimentaban a base de comprar para vender más caro el día de mañana, significaba una burbuja especulativa de enormes dimensiones en el inmobiliario. A la vez que la necesidad de mantener las tasas de endeudamiento para mejorar los beneficios suponía acceder a sectores de la población marginales para el negocio bancario y sin seguridad. Junto a ello el exceso de dólares en el sistema que calentaba la inflación global que terminaba con retornar a los USA por medio de los precios de las materias primas y del petróleo.

La diferencia esencial entre 1929 y la economía norteamericana actual, era que hace 80 años los USA eran una potencia emergente con una base industrial en crecimiento y una capacidad productiva importante. La crisis posterior, o el mantenimiento posterior hasta la segunda Guerra Mundial, se produjo precisamente porque las expectativas de inversión de los años 20, habían logrado una capacidad productiva tan impresionante que difícilmente se podía utilizar toda. En el siglo XXI, por el contrario, la capacidad manufacturera americana se haya en pleno proceso de retroceso. El déficit comercial, supone un diferencial no existente en 1930. Y un diferencial complicado de manejar. Sin embargo eso tendrá importancia para ver la capacidad de recuperación y no explica por sí mismo la crisis actual.
La clave, vuelvo a repetir, está en el endeudamiento masivo. La incapacidad del sistema de deuda y del dólar, de las políticas monetarias de USA, para crecer por encima del umbral actual. Sí estas políticas se han diseñado para jugar con el sistema económico mundial de cara a mantener el dominio de la superpotencia, el propio papel de la economía norteamericana en retroceso con respecto al crecimiento de nuevos actores, supone que no puede mantener la capacidad de dominar el juego monetario del dólar.

Por una parte el endeudamiento masivo y por otra la decadencia del sistema centralizado financiero mundial de Wall Street, tanto en consideración a la aparición de nuevas potencias, como al aumento de relaciones sur-sur, como a la aparición de resistencias y abandonos.
Si el inicio de la alarma estaba en el aviso del crecimiento de determinados países exportadores por un número impresionante de divisas, a la vez significaba el endeudamiento masivo interno. Es decir, deuda que se convierte en divisas en el exterior. O al menos una proporción que realmente asusta en cuanto a que pasa a ser excesiva con respecto a la necesaria.
Si la necesidad está en mantener el dólar como moneda de los intercambios mundiales, tanto de productos como de servicios, la gran bola financiera pasaba a ser 50 veces o más, la cantidad de dinero de las transacciones que podríamos llamar reales. Por lo tanto, una caída de confianza en las burbujas irreales especuladoras, podía llevar a un inmenso mar de dólares liberados. A pesar del derrumbe de las burbujas, el final de dólares aún puede suponer una cantidad tan enorme como para desestabilizar las relaciones ‘normales’ de las economías.

El problema de resolución de esta crisis pasa por la reducción de la inmensa deuda pero sin que se cumpla la amenaza de colapso del sistema monetario. Ello es muy difícil dado la reducción del papel del dólar. En principio en una crisis se produce el efecto de refugio en el dólar o en la deuda pública norteamericana. Pero actualmente las alternativas son muy numerosas: euros, activos diferentes a la deuda, inversiones sur-sur... Los fondos soberanos han pasado a realizar el papel de los bancos centrales que se conformaban con activos seguros de bonos estatales. El mundo de los hedge funds y semejantes, también ha llegado al mundo de los bancos centrales, sobretodo en aquellos países con controles políticos férreos o al menos menos necesidad de dar respuestas y por lo tanto mayor capacidad de riesgo. Los fondos de países como los del Golfo, Rusia o China, se decantan por seleccionar activos y por lo tanto no responder de la misma manera que antes se hacía con respecto a la deuda. De momento, el resultado es tibio, entrada en el accionariado de grandes empresas y bancos norteamericanos aunque con el coste de la depreciación del dólar y las caídas posteriores de las bolsas. Quizás solo un primer intento pero abre las puertas para un desembarco masivo cuando las bolsas hayan tocado suelo. Significará eso un retorno de billones de dólares a USA y por lo tanto un aumento considerable de la inflación en el interior del país aunque sea posible una reducción de las tensiones inflacionistas globales.
Y es que una de las consecuencias de esta crisis y de los años anteriores, es darnos cuenta como la inflación se ha dividido en dos, una de carácter interno que podría ser controlable por las políticas monetaristas clásicas, y otra de carácter global encabezada por los precios de las materias primas y el petróleo. La misma solución de inflación que supone importar productos baratos chinos, retorna como un boomerang a la economía USA en forma de aumentos de precios considerables en productos energéticos y piezas de montaje de las cadenas productivas.
Queda la duda de considerar si la actual crisis ha sido provocada. Por una parte provocada por las estrategias de subida de precios de las materias primas para castigar a las economías emergentes, por otra parte la intención de reducir la deuda por medio de la depreciación del dólar a fin de aliviar la deuda total norteamericana. Aunque parece claro que es posible que se hayan pasado de la raya y que los efectos producidos sean incontrolables. Los descensos rápidos y muy elevados, en los tipos de interés, muestran pánico. Por una parte a un colapso inmediato del sistema financiero pero también a la necesidad de reducir las presiones de servicio de deuda de las clases consumidoras y de las empresas de USA.
Sea lo que sea, las complicaciones afectan a muchos más resortes de los que parece deseable. Empieza por la crisis de deuda del consumidor que afecta a las decisiones inmobiliarias, lo que provoca la burbuja y posteriormente la caída en picado del sistema financiero incapaz de absorber la reducción de la bola financiera. Finalmente debería afectar a los servicios y al consumo. Y esta vez desde el doble frente de una reducción de actividad debido a la reducción de préstamos, y por otra a la inflación producida por la liquidez de las burbujas y el retorno de dólares a casa además de la sensación de precariedad de la divisa norteamericana.
Si la crisis de 1929 fue una crisis de oferta, exceso de oferta industrial, la del 2008 es una crisis de exceso de demanda, es decir, de precarización de la deuda. Como decía un dirigente chino, China ahorra para gastar mañana mientras USA se gasta hoy lo que debe ganar mañana. Sencillamente el sistema se ha quedado sin crédito.