sábado, 28 de junio de 2008

El avance del neoliberalismo neocon, el caballo de Troya europeo.


Una de las nuevas disposiciones para ‘combatir’ la ‘desaceleración’, según las medidas del gobierno zapateril, consistirá en la división de RENFE en una división o empresa de gestión de mercancías y otra de pasajeros.

Según lo que yo entiendo, esta disposición no tiene nada que ver con la crisis sino que proviene de Bruselas. De uno de esos comités que nadie sabe como se forman, quien los forma y como actúan, a la sombra de los 15.000 lobbistas esparcidos como un virus maligno por Bruselas. Y luego se sorprenden de perder referendums.

El camino hacia la conversión del tráfico ferroviario en privado empieza por este proyecto que no tiene nada que ver con la gestión de los servicios sino como el inicio del proceso de privatización. No hay que olvidar que RENFE se desarrolló con Franco a partir de la cantidad de líneas y concesiones privadas existentes desde finales del siglo XIX con el desarrollo de las inversiones de los Pereire franceses, los Rotschild y el único empresario importante español, el catalán Manuel Girona.

Pero lo que Franco comprendió perfectamente como estratégico para la soberanía del estado y de los procesos de decisiones propios, Europa lo ve como una barrera al desarrollo de los grandes grupos de expansión privados. Una vez más el saqueo de los bienes públicos por parte de la empresa privada. Para ello se siguen los principios básicos del manual del buen privatizador: deterioro de los servicios por parte de la gestión pública, propaganda de las alternativas, regulaciones que poco a poco van abriendo camino... al final queda algo como hecho consumado por parte de un proceso conspirativo, de latrocinio y de mordidas y chanchullos donde los favores entre políticos, grandes grupos empresariales y otros pequeños actores invitados, se confunden con el bien público.

La advertencia en este sentido no es única con respecto al ferrocarril español. También los aeropuertos tienen su especial espada de Damocles encima. Desde la mafia de Aena se conspira o bien para mantener el oligopolio de Iberia o bien para considerar la posibilidad de abrir la gestión a los grandes grupos de la construcción por medio de la privatización de servicios. (Algo parecido se está produciendo de forma masiva y silenciosa con respecto a la sanidad independientemente de quien mande en cada comunidad autónoma). En el caso de los aeropuertos se trata de la lucha entre los altos funcionarios del estado con ideas oligárquicas junto con los ex políticos y otros fantoches que han utilizado las grandes empresas privatizadas como Iberia para salir colocados después de sus desvaríos antigestión, frente a la posibilidad de negocio de los grandes grupos empresariales que se mueven tras los intereses políticos como las constructoras. Ya hemos visto a Ferrovial en su gestión de los aeropuertos ingleses (su nefasta gestión), y por lo tanto no hay que ir muy lejos para pensar que frente a la oligarquía conservadora del duopolio Aena-Iberia, hay interés por privatizar los aeropuertos.
Claro que hay dos corrientes en este caso. Por una parte la corriente populista, localista, nacionalista si se quiere, de buscar por ejemplo en El Prat una gestión donde aparte del estado esté presente la Generalitat y los ayuntamientos o diputaciones. Mientras que en otro como las ideas de CiU de querer además que en la gestión se introduzcan intereses privados. En este caso ya vemos como CiU defiende el tipo de privatización y espolio del patrimonio público junto con la socialización de las pérdidas como se ha propuesto con respecto a subvenciones a ladrilleros y semejantes. Realmente vomitivo lo de CiU, incluso mafioso. Aunque claro, no deja de ser un análisis no deja de ir muy lejos la capacidad no entrar en nauseas. Aunque no por ello dejan de ser mejores las argumentaciones del PSC o de otros partidos supuestamente de izquierdas.

En cuanto al asunto de los ferrocarriles se tiene que considerar otros aspectos que hacen del asunto algo más complejo. La red de mercancías estatales ha sido la gran maltratada de siempre. En el resto de Europa, las redes ferroviarias junto con la existencia de rutas fluviales navegables, mejoran las productividades de los transportes de mercancías y liberan parte de la dependencia del crudo. Aquí, el transporte por carretera, tan defendido desde que el gobierno González se puso a hacer autovías, no ha dejado de crecer y convertirse en estratégico, tal como se vio en la reciente pseudo huelga capaz de paralizar el país. Fuera de planificar un efectivo y necesario proyecto de ferrocarril de mercancías en los dos pasillos básicos (eje del Ebro y eje Mediterráneo), nos encontramos con la misma dejadez de siempre. Quizás por aquello de que estos dos ejes junto con una prolongación por el corredor castellano hasta Portugal, en ningún caso hace necesario el paso por Madrid y suponen poner en evidencia el sistema de planificación de obra pública. No en vano cuando Franco decidió desarrollar las primeras autovías decidió dejar la planificación a una consultora norteamericana que previó que lo mejor para el desarrollo del país era el desarrollo de las autopistas en los dos ejes básicos del Mediterráneo y el Ebro. Una vez más se ven los intereses de las clases de funcionarios oligárquicos madrileños junto con la casta política y los intereses empresariales de las grandes empresas dependientes de los servicios y concesiones del estado (las privatizadas), frente al desarrollo real de las políticas de desarrollo más lógicas.

Junto a ello las grandes inversiones en el sistema del AVE, incluso hasta la malversación de dinero público al realizar proyectos del todo ilógicos como enlazar pequeñas capitales de provincia a la red principal y desarrollar la red principal más allá de la lógica económica en algo que recuerda a los caciquismos del siglo XIX cuando se desviaban las obras de la red básica de ferrocarriles para que un pueblo esencial para algún diputado tuviera su propia estación. El resultado es el de una red no del todo eficiente, con desarrollos económicos artificiales y asimétricos. Pero claro, los políticos solo piensan en intereses de cuatro años y en la mayoría de los casos ni siquiera en el bien público, lo cual, paradójicamente da la razón a quienes abogan por una reducción del papel de los políticos o quizás también a quienes están a favor de una dictadura ya sea comunista o totalitaria. La democracia no es perfecta pero es manifiestamente mejorable, sobretodo si se implementan sistemas auténticos de control de estos lobistas, relaciones malignas y mafiosas entre políticos y empresarios. Pero claro, si lo tienen que implementar los propios políticos actuales pues mal vamos. Y peor cuando se trata de directivas comunitarias que ni siquiera implementan políticos elegidos.

jueves, 26 de junio de 2008

Hiperinflación o ajuste duro? Siguiendo a Say

Siguiendo la teoría de Say de que la oferta es igual a la demanda global pero que pueden existir desajustes entre diferentes ofertas y demandas, considerando el dinero como otro producto, como el resultado de las tasas de ahorro de capital y de trabajo y por lo tanto equivalente a la inversión además de la forma de pago de consumo en el mercado. Say podría considerar que no necesariamente podría haber una igualdad en un momento determinado entre ahorro e inversión y por lo tanto se podrían producir desequilibrios que finalmente deberían ser ajustados.

Una de las maneras de ajuste son las políticas monetarias de tipos de interés por ejemplo. Y una de las consecuencias serían la inflación.

Sin embargo hay que considerar varias variables sobre teorías clásicas referidas al mundo moderno, referido a la globalización de capitales y productos por una parte, y los aspectos relacionados con el sistema monetario de cambio flotante.

Por lo tanto para Say las crisis se producirían por la necesidad de ajustes más o menos importantes en diferentes sectores de consumo o de oferta. Así la inflación podría verse como un ajuste parcial por el que los precios suben quizás por un desajuste en la oferta monetaria. Es decir, un crecimiento monetario que no corresponde a sus papeles económicos. Es decir, superior a los niveles de crecimiento de comercio o de intercambio de bienes más la inversión y el ahorro.

Existe dentro de los esquemas señalados la necesidad de ajuste debido a la necesidad de cambio entre las ofertas y las demandas, por ejemplo cuando sale un producto nuevo y todos quieren tenerlo ajustará la demanda a medida que se cubran las necesidades. Por ejemplo, es posible que todo el mundo desee un coche, puede que dos coches, puede que tres coches, pero a partir de un número razonable y subjetivo las necesidades serán cubiertas y a partir de ahí la demanda entrará en otra fase en la que la oferta se deberá ajustar por ejemplo sacando otro producto o ajustando la capacidad de producción.

En los esquemas sectoriales por ejemplo, las productividades agrarias hacen que un % de la población sea capaz de producir alimentos para la totalidad. Dentro de esta producción global pueden haber ajustes pero no tan fácilmente como se querría. Por ejemplo, supongamos como se dice que los chinos se ponen a consumir caviar porque han subido su nivel de vida y poder adquisitivo. Pero la oferta de caviar es limitada. Por lo tanto o se ajusta mediante aumento de producción o por aumento de precio. Si aumenta por el precio por ser un producto limitado, al final la % de población mundial que consuma caviar será la misma aunque puede que los consumidores europeos hayan reducido su % del total y haya aumentado el de los chinos. Pero la demanda global será difícil que cambie a no ser que aumente la producción. En el caso de que aumentara la producción de caviar, puede que disminuyera la de arroz o la de pepinillos. Pero sin un aumento significativo de la demanda global de alimentos, ya sea por un crecimiento notable de población, y por lo tanto de fuerza de trabajo y de % de agricultores que a la vez aumentarían la producción. A no ser que se consiguiera aumentar la productividad.

En definitiva se crean una serie de equilibrios dinámicos y de estados de equilibrio variable.

En principio esto contrastaría con la teoría de ciclos, es decir, que los ajustes económicos se producen cada cierto tiempo, lo cual es a todas luces la realidad. Por lo tanto consideraré la inflación como un ajuste más o menos continuado y los periodos de crisis cíclicas como un periodo de ajuste de otro tipo de productos más globales como es el dinero. Pero también por un tipo de economía que desarrolla un tipo de sectores que terminan por tener ajustados. Si por ejemplo consideramos la crisis de 1837 como un ajuste provocado por el sector ferrocarril. La crisis de 1873 como la crisis provocada por la aparición sectores relacionados con la revolución de los transportes y la expansión del comercio. El entrar en crisis más antiguas debería considerarse las variaciones de población por pestes, guerras...

Si consideramos la crisis de 1929, la política monetaria de la Fed, que es expansiva a mediados de la década y que después se vuelve restrictiva y que produce una crisis inicial de producción ya en 1929 con respecto a los sectores sobretodo agrarios. Y que finalmente atañe a la expansión del crédito de los corredores de bolsa que de repente se encuentran con una reducción en la oferta de dinero. La iliquidez alcanza el mercado de valores que empieza a bajar desde el 3 de Octubre hasta el Jueves negro día 24. Pero después se recupera a finales de año y principios de 1930. De momento queda como una crisis estacional.

Lo que viene a continuación es precisamente lo difícil de explicar, ¿por qué continua la crisis? Teorías hay muchas, como la de Kaynes y como la de Friedman. Kaynes habla de sobreoferta, Friedman se centra en aspectos monetaristas.

Si que es posible que hubiera habido un desajuste en la economía favoreciendo a un sector de inversión, ampliando notablemente la capacidad productiva durante los años 20, estimulados por una parte por la expansión monetaria y por otro por cierto desenfado en el consumo de clases urbanas. Pero el sector agrario se mantenía en un equilibrio muy precario. Habría sido necesario un ajuste aumentando la productividad agraria. En lugar de eso se produjo una subvención al sector agrario garantizando precios del grano. Por otra parte ya Hoover planteaba un intervensionismo estatal para mantener sueldos y aumentar las obras públicas para compensar el paro. El problema no está en lo que se hizo para corregir la crisis, sino en lo que no se hizo para evitarla en dos aspectos. Por una parte favoreciendo las políticas monetarias que ayudaban a los intereses bancarios y a los especuladores y en segundo lugar favorecer la expansión más allá de los adecuado de las inversiones de capital. Junto a ello los problemas relacionados por los equilibrios monetarios mundiales por los resultados de la conferencia de Génova que favorecía la globalización al considerar no solo el oro, sino otras monedas convertibles en oro, como reserva posible de los bancos centrales.

La crisis es posible que persistiera porque por una parte no se dejaban ajustar adecuadamente, a pesar de que eso supone un shock fuerte, y porque además, es difícil un ajuste en algo complicado como la inversión productiva.

La crisis actual tiene determinados elementos parecidos. Los desajustes en productividad posiblemente se consideren desde cifras no oficiales de actividad del PIB de los USA, y de la capacidad para introducir crecimientos provenientes del sector financiero. En este caso tenemos el exceso de dólares, el crecimiento desajustado del sector financiero, sobretodo teniendo en cuenta la reducción de los sectores de economía más manufacturera, la inflación del sector servicios. Es posible que el aumento en los precios reales y por lo tanto en los Pibs sectoriales escondan una ineficacia muy real de la economía norteamericana que se refleja en las caídas del déficit comercial e incluso el de por cuenta corriente. Por lo tanto se necesita un ajuste que ha sido enmascarado en los datos de inflación gracias a la perpetración de burbujas constantes. Bueno, al grano que me enrollo, esto me lo tengo que pensar, pero desde luego que me parece que los desajustes americanos no solo no se han tratado sino que sobretodo se han enmascarado por medio de la exportación de inflación y también con la cocina de datos.
Esta falta en los ajustes llevan a dos caminos, o se intenta mantener mediante un aumento de la expansión monetaria (muy típica de los cazurros monetaristas) lo cual acaba provocando alta inflación, o bien se ajusta por medio de un ajuste de tipos que provoque el ajuste entre sectores por corrección.

Por medio de la inyección de liquidez se pueden conseguir nuevos desajustes, por medio de la trama de burbujas y el estallido parcial de las mismas. En un principio podría parecer un buen método para ir pinchando liquidez concentrándola en zonas concretas. El tema de las punto.com, parecía muy adecuado puesto que el sector, por más que pudiera parecer, no era realmente estratégico a finales de los 90. Sin embargo, la continuación del sistema de burbujas podía haber sido válido para poder obtener el tiempo adecuado para producir los ajustes.

En cierta manera los intereses políticos y de estrategia política han sido colocados por encima de los méramente económicos en dos apartados: en primer lugar en el mantenimiento de los déficit para sostener las políticas del dólar. En segundo lugar el intento de aumentar los precios petrolíferos, lo cual podía intentar estrangular economías débiles y exportadoras como la China.

El aumento de liquidez hubiera sido adecuado junto a las medidas reguladoras adecuadas, para insistir en la necesidad de reinversión empresarial y mejorar los desequilibrios por medio de un aumento real de productividad en los sectores clave. Frente a las cifras de aumentos reiterados oficiales de productividad, las realidades de sectores como el acero, o automóviles, con reducciones importantes en las cuotas de mercado y en los márgenes de beneficios. Un sector sin embargo, sobresale en todo por los aumentos considerables de actividad como el sector financiero en todas sus variantes, como por ejemplo seguros médicos, hipotecas, endeudamiento, empresas de refinanciación... El papel de creación de riqueza real, del sector financiero puede considerarse como muy marginal y en muchos casos de tipo regulatorio.

EN todo caso, la idea primaria de desajuste se contagia a todo el sector financiero en todas sus variables. Si bien la FED ha actuado reduciendo tipos de forma acelerada en un primer impulso para intentar añadir liquidez al sistema para continuar con el sistema de burbujas (proceso semejante al de inflación pero concentrado), se ha encontrado con el límite final del sistema de poder aguantar más. El ajuste se hace finalmente no solamente necesario sino inevitables. La idea principal es la de cortar todos los desajustes y sobretodo los desarrollados en los esquemas financieros. De momento, las burbujas se han creado en los sectores más globalizados, aquellos fuera del sistema norteamericano, el petróleo, materias primas, y alimentos sustituyendo a la vivienda. Sin embargo la economía global no podrá aguantar tales desajustes a lo que se suma la capacidad de contestación por medio de medidas proteccionistas. Aun así, en el caso de continuación de las políticas de liquidez para evitar los ajustes, las brechas de la liquidez seguirán moviéndose hacia los procesos inflacionarios, ya que se ha llegado al tope capaz de ser absorbido sin problemas y puede generar en hiperinflación retornada a la propia economía norteamericana.

Se hace necesaria pues, la idea básica de una fuerte subida de tipos, una política fuertemente contractiva de la liquidez y provocar un ajuste muy duro de la economía que pueda solucionarse en un tiempo relativamente bajo. De lo contrario la persistencia de los problemas de estagflación pueden continuar en el tiempo. El problema básico es que los bancos centrales no responden a las necesidades del conjunto de la población sino a los intereses de los sectores financieros, y por lo tanto la persistencia de la crisis está más que servida.