lunes, 16 de marzo de 2009

La actual fase de optimismo económico

Existe una especie de fiebre de comentarios referidos a que ya hemos visto lo peor de la crisis. Bernanke diciendo que ‘hemos evitado una depresión’, los ingleses diciendo que la depreciación de la libra y las políticas cuantitativas de compra de deuda por impresión hacen que sean competitivos frente a la zona euro, los comentarios referidos a las mejoras en las contabilidades de las entidades financieras norteamericanas...

De ello se suma las predicciones alcistas que parece que se van cumpliendo de rebote en las bolsas, etc... Claro que por haber echado a la gran Mederith de Oppenheimer no significa que se pueda considerar que los problemas financieros hayan desaparecido. En USA ya se sabe que todo es cuestión de ir apañando. Incapaces de construir cosas interesantes a precios competitivos salvo en algunos campos muy concretos y con subvenciones, los norteamericanos se dedican a jugar con los números en el papel. Cosas que permiten la desregulación contable.

De fondo podemos considerar que hay una corriente que dice que lo peor de la crisis financiera ha pasado. Es decir, que se está en camino de poder salvar y reflotar el sistema financiero y claro, con ello nos hemos salvado. Pues sin duda aquellas personas que piensen que esto es sólo producto de una crisis financiera pues el optimismo está en alza.

Supongamos que se ha solucionado, o al menos va en vías de solución, el problema de los activos de los bancos y que han conseguido un cierto encuadre de balances que ha permitido ver el final del tunel en el deterioro de su contabilidad. Eso supondría haber actuado con mano de hierro, como se ha hecho, en las cuestiones de las deudas hipotecarias y de consumo. Aunque claro que queda el problema de ver como está el tema de la deuda corporativa. Tampoco lo se. Es de suponer que hay gente que lo va siguiendo. Aunque tampoco me fío mucho de los datos oficiales.

Ahora bien. Tenemos que pensar que la crisis financiera no es producto de la nada. No se ha creado por generación espontánea. Se ha basado en mucho tiempo de estructuración de la economía norteamericana y de la creación de vínculos económicos a nivel global basados en el endeudamiento de los consumidores norteamericanos para mantener en alza el poder del dólar por una parte y las políticas de control de los mercados globales incluyendo los mercados energéticos y los de capitales.

Pero a la vez no sólo el deterioro de la capacidad manufacturera de los USA, cuestión que por ejemplo, ha favorecido la exportación inflacionista, sino el aumento de capacidades exportadoras y manufactureras a nivel mundial. Por una parte tenemos un mundo con exceso de capacidad productiva. O mejor dicho, de exceso de capacidad en función de la estructura de renta per cápita actual y a la vez con problemas medioambientales y de exceso de explotación de las materias primas y productos primarios.

Con el deterioro de la renta de consumo, restricción del crédito al consumo y todo lo demás, será imposible volver a los esquemas anteriores. Aún en el caso de salvamento del sistema financiero, es muy improbable que nos podamos lanzar de nuevo a otra ola de consumo financiado con créditos de riesgo. El desapalancamiento de las deudas garantizará que se pueda iniciar de nuevo la fase de crédito pero es importante considerar la estructuración de la economía a partir del crédito, que tal como está ahora no es demasiado sostenible. Es decir, aunque viéramos una recuperación durante el 2010, cuestión aún muy discutible (yo no me lo creo), la posibilidad de recaída sería muy importante.

Y naturalmente eso no deja demasiadas opciones a otros tipos de incógnitas como son los problemas en multitud de países, empezando por la Europa del Este, los problemas en países como España, Grecia, Portugal, Irlanda, la cuestión de fondo del dólar, las regulaciones internacionales de capitales y muchas cuestiones relacionadas con la economía real como los problemas de las tres de Detroit, las cuestiones de paro, el hecho de que aún no se ha producido un reajuste de rentas...

Es evidente que aparte de las cuestiones financieras hay un montón de problemas que aún no se han tratado y que hay un deterioro importante. La idea de que si se empezó por una crisis financiera que arrastró a lo demás, y que si se soluciona esa crisis se puede ir recuperando lo demás, parece adecuada para un tipo de mentalidad que es la que en estos momentos es abiertamente optimista. Naturalmente que es muy complicado que aunque se arregle todo, pase a ser un mundo feliz. Evidentemente seguirían habiendo problemas serios pero desde la perspectiva de recuperación general.

Es sin embargo aquí donde discrepo en el sentido de que las cuestiones financieras no han resuelto de momento los desajustes y por lo tanto nos encontramos en un periodo de descanso dentro de la crisis, o bien incluso en el caso de que estuviéramos en el principio del fin, sería simplemente el primer fin de una serie de crisis más o menos continuadas con periodos de recuperación más bien cortos. Algo semejante al sistema de crisis entre 1873 y 1896.

Con respecto a la crisis de 1873, incluso a la de 1929, hay que hacer una obviedad y es que en esas crisis anteriores, los porcentajes de demanda de productos de demanda rígida era superior en los gastos y también en la distribución de las actividades. Sobretodo me refiero al gran peso que en ese momento tenían los sectores agrarios sobre costes, rentas y actividad. No fue hasta después de la crisis de 1929 cuando la población urbana superó a la rural en USA. En ese aspecto, aunque pudiera haber más hambre, el mantenimiento de la demanda de alimentos mantiene una tasa de producción y de riquezas en demanda constante, lo cual no es tan sencillo que se produzca en la crisis actual.

Si es cierto que hay partidas de gastos que han pasado a ser casi rígidos como telefonía, gas, electricidad, móviles... incluso puede que vehículos y los gastos de seguros de todo tipo. Veremos a ver como evolucionan estas cuestiones de hábitos de consumo en caso de persistencia de una crisis duradera. Al menos en 1896, los trabajadores pudieron verse beneficiados por la deflación de alimentos, y aumentar las rentas, con una serie de medidas sociales importantes que suponen los cimientos de la clase media del siglo XX. Está por ver estas cuestiones en los cambios de sociedad que podrían producirse en el caso de considerarse una crisis de gran tamaño y prolongada. De momento, las incógnitas quedan en el aire.