jueves, 28 de agosto de 2008

¿Sanciones a Rusia o políticos paranoicos?

La psicosis de los occidentales y como se está suicidando el mundo occidental. El caso ruso.

O las cosas se empiezan a calmar por parte de los políticos norteamericanos y los europeos dirigidos desde Washington, o pueden suceder cosas muy contraproducentes para Europa y USA.

En primer lugar considerar que el mapa del Caucaso YA ha sido modificado. Nada va a cambiar la decisión rusa y la capacidad rusa de considerar Osetia del Sur y Abjasia como socios, protegidos e incluso parte integrantes de la Federación Rusa. Un nuevo ataque militar contra dichos emplazamientos no es admisible, no es factible a no ser que o bien se vuelva a repetir la derrota georgiana o se admitan los riegos de un peligro nuclear. Cualquier tipo de cálculo por el cual un ataque directo a estos territorios no supondría la respuesta contundente rusa, hay que considerarlos sin apenas probabilidades.

A partir de ahora, para Rusia la agenda debería ir hacia la petición de entrada de dichos territorios como repúblicas asociadas dentro de la Federación. La fórmula puede ser muy flexible, se pueden realizar entradas graduales pero siempre dentro de la consideración de dichos territorios como parte integrante de la Federación. Por lo tanto no valen los boicots o los bloqueos o cualquier otra consideración sobre dichos territorios sin considerar que se hacen directamente sobre Rusia. El plan de integración podría ir desde una integración parcial en menos de un año a una integración completa dentro de unos cuantos años por medio de un referéndum y quizás evitando el mantenimiento de una asociación que podría desmembrarse como lo fue la URSS.

El ejemplo es interesante en relación a otras regiones importantes de Europa. Naturalmente el miedo hoy en día está en Ucrania. La pequeña Transdnitria está demasiado alejada, es demasiado pequeña como para considerarla fuera de un consenso que bien se puede obtener a partir de la crisis actual pero que no es necesario. Mayor preocupación tienen los gobiernos regionales del Este y Sur de Ucrania, de población plena rusa, con un 40% de la población y el territorio ucraniano incluyendo Crimea o la región del Don y del Donetzs. Los estallidos autonomistas podrían tener la misma consecuencia desestabilizando Ucrania y forzando una solución soberanista de cara a traspasar grandes zonas de Ucrania, directamente a Rusia. Pero desde luego que tal proceso no puede ser decidido sin antes una voluntad firme de la propias regiones involucradas, la formación de un conflicto interno que sería finalmente resuelto de alguna manera manu militari. La resurrección del nacionalismo ucraniano y el propio carácter de los partidos de la ‘revolución’ naranja suponen que el péndulo puede decantarse del lado del movimiento de los nacionalismos rusófilos en el Este y Sur de Ucrania.

En todo caso, este es un conflicto del cual aún hay mucho que decir y que hacer para que se realice.
Más interesante resulta el empecinamiento de USA y la UE de querer ‘castigar’ a Rusia. Las paranoicas declaraciones de miembros de la política tenidos como serios, parece que solo tengan un solo objetivo, infundir el miedo en la población en contra de Rusia. O bien eso o es que realmente son unos paranoicos neuróticos con un ataque extra al verse superadas sus expectativas de agenda por el movimiento ruso.

La gran duda que queda de toda la crisis georgiana es si el movimiento ruso entró dentro de los cálculos de la agenda o no. Es decir, que como un juego de ajedrez, el movimiento ruso estaba previsto (o al menos dentro de la horquilla posible) y si eso permite los siguientes movimientos de la agenda de guerra occidental o no.

En todo caso, y en caso de considerar que los llamamientos de los ‘líderes’ europeos como Sarkozy o los ministros de exteriores de Gran Bretaña o Francia, a favor de sanciones y todo tipo de castigos hacia Rusia, vaya realmente en serio, aparte de preguntarse por la salud mental de los políticos se debería pensar si realmente sería o no un castigo y como alteraría el orden mundial.
Si realmente los políticos se creen lo que dicen es que realmente la agenda ha sido seriamente alterada y todo ha saltado por los aires provocando estas reacciones viscerales tan impropias de ministros de exteriores o de políticos bregados en mil y una treta. Por lo tanto hemos de considerar si realmente la idea final es la cara a la galería de poder someter a Europa a un temor infundado de nuevo por un ‘que vienen los rusos’. Esta preparación ideológica de la población es necesaria para una serie de medidas que de no ser así podrían ser netamente impopulares y sobretodo ideas de rearme, guerra fría, negocios militares, aislamiento de un bloque económico rival que empieza a emerger, aislamiento de los órganos ‘mundiales’ de control imperial... Las ventajas de mantener al pensamiento social ciudadano alejado de los rusos por temor, son múltiples. Desde mantener a Europa en los brazos defensores de los USA hasta coordinar nuevas políticas agresivas en aras de la ‘defensa’ común. Todo ello negocios de Washington y de las elites europeas pero no desde luego de los ciudadanos en los que teóricamente reside la soberanía (que risas).

Veamos por ejemplo el tipo de sanciones con los que se amenaza a Rusia. La supresión de la colaboración con la OTAN. En este caso la colaboración es para el desarme, para mantener los arsenales nucleares dentro de los requisitos de los tratados internacionales y que por ejemplo reducir los arsenales lo suficiente como para que algo parecido a un escudo antimisiles tenga alguna posibilidad de reducir los daños de un ataque nuclear a bajas asumibles (lo cual es un absurdo completo pero que por alguna razón, seguramente monetaria, está dentro de la agenda del pentágono).

Otra de las sanciones es la colaboración en el G8. La entrada de Rusia en el G8 se produjo en la era yeltsin como una especie de favor para tener al oso ruso atado mientras se intentaba saquear el país por parte de las multinacionales energéticas y financieras occidentales. Hoy en día, cuando a Rusia ni siquiera se la invita a hablar de temas de finanzas cuando seguramente su economía ya haya superado a la canadiense y esté a punto de hacer lo mismo con italianos, franceses y británicos, no tienen demasiado sentido. No contar con Rusia en un foro de tipo político quiere decir que las decisiones tomadas por los otros siete, aunque pueden ir algo más lejos, pueden contar con un rival temible si afecta a terceros países. Quizás la idea es invitar a China o a la India en lugar de Rusia, en un intento de actuar como lo hizo Nixon en 1971 a raíz de la derrota en Vietnam. Veremos como acaba el asunto pero lo más probable es que digan que no.

El factor más interesante es el rechazo para la entrada de Rusia en la OMC. Rusia pidió entrar en la OMC en la era Yeltsin en 1995. Pero desde que está Putin en el poder no se han llegado a acuerdos adecuados. A Rusia realmente, ¿le interesa entrar en la OMC?.
La OMC es una reunión de países donde se formulan cuotas globales de producción y marcos adecuados para las normativas del comercio global. Realmente se trata de una organización para encorsetar el comercio que debería hacer gritar a todo defensor del libre comercio. Pero hasta la Ronda de Doha, las condiciones estaban del lado de los países ricos, del G7, mientras que ahora, la Ronda de Doha está dejando clara la resistencia de los países emergentes. En todo caso, y como la mayoría de organizaciones internacionales, sirve para encorsetar dentro de unas normas de actuación global a los países miembros, normas normalmente creadas por los países importantes. Rusia cuenta con materias primas de demanda rígida a nivel mundial y por lo tanto no necesita de normas comerciales de marco regulatorio para mantener su asombroso superavit comercial (en estos momentos el mayor del mundo). Aparte de la recuperación de la capacidad para producir productos de alta tecnología y calidad. Rusia dispone de una cuota importante en el desarrollo de nanotecnologías, en el sector aeronático, en el aeroespacial, en maquinaría pesada, reactores nucleares... Las faltas habituales y tradicionales en bienes de consumo pueden ser superadas en los próximos años con la masiva entrada de inversiones en el sector del automóvil por parte de empresas japonesas y asiáticas. El cambio climático favorece ampliamente a Rusia en la producción agropecuaria, y las referencias de capacidad de comercio mundial se mantienen por medio de marcos regulatorios temporales y bilaterales que presentan las mejores opciones para el país sin encorsetarse en tratados más amplios. A todo ello, Rusia puede optar por rechazar monedas de pago, como el dólar, si no afecta directamente al comercio con los USA, y puede realizar cambios importantes en los movimientos de capitales y movimientos financieros que tengan que ver con Rusia. Lo peor de no entrar en la OMC sería la posibilidad de falta de homologación para países de la UE o de USA en determinados productos pero eso depende de las necesidades de mercado de cada cual y permitiría una especie de medida proteccionista para la propia industria rusa lo cual en mitad de una crisis global no es nada conveniente para el dólar.

En definitiva, de todas las medidas expuestas hasta ahora, las ventajas para Rusia son mayores que los problemas y podría ocasionar respuestas idénticas que podrían sumar otras respuestas internacionales que supondrían un problema para la frágil economía del dólar. Consecuentemente, los políticos europeos están paranoicos y por lo tanto es necesario una evaluación mental a cada uno de ellos.

Riesgos del modelo económico español. 4 Parte. La caída de actividad global.

La tercera parte de la crisis es la que más incumbe a la economía real (salvo en la vertiente directa del ladrillo). Es decir, como la demanda global, en un escenario de relentización global hace disminuir la demanda externa. En sus partidas de exportaciones y de turismo con tres puntales de la economía española en entredicho: el propio turismo, el sector automovilístico y el agropecuario.
Existen otras muchas empresas de servicios o manufactureras con capacidad exportadora. En algunos casos como las industrias de bienes de equipo de importancia en el País Vasco o equipamientos. En principio se supone que la mayor parte de nuestro esfuerzo exportador se dirige a la economía del Norte de Europa, y las incertidumbres europeas pueden pesar gravemente en las tasas de consumo e inversión.
Lejos de parecer que el área de ventas esté en euros y que la revalorización del euro no afecte, las alternativas competitivas sobre el mercado centroeuropeo imponen a la competencia productos más baratos, sobretodo en el manufacturero.
El turismo de sol y playa podría cinsiderarse como alternativa más barata que otros turismos pero eso no es cierto en destinos europeos, ya sea en euros, como Portugal o Grecia, o ya sea cercanos al euro como Croacia, Bulgaria... Por la calidad del turismo español, los estándares no pueden ofrecer alternativas válidas a turismo de calidad y precios caros con lo que depende en gran parte del esquema de funcionamiento del ciclo económico en las clases trabajadoras centroeuropeas.

Quizás sea en los productos agropecuarios donde puede existir mayor capacidad de exportación junto con las políticas que puedan seguir las empresas matrices automovilísticas de sus flujos de venta para la exportación una vez definido el hundimiento del mercado nacional. En este aspecto las alternativas de corto plazo, pensando en pasar una crisis de colocación de productos junto con las estrategias a largo plazo con el aumento significativo de posiciones manufactureras en Rusia por parte de empresas japonesas, o asiáticas. Si bien es cierto que los mercados del automóvil pueden crecer por el aumento de la renta per capita de los países emergentes, también es cierto que la competencia en este sentido es importante, tanto en las marcas, su posicionamiento en los mercados y sus precios (el Tata Neo por ejemplo es todo un desafío), como en el posicionamiento de las factorías de las marcas con respecto a los nuevos mercados emergentes. Mercados como el brasileño o el ruso, con grandes perspectivas de crecimiento, quedan mal posicionados para las factorías españolas. En este aspecto la decisión inicial sería el de optar por reducir o no turnos (pasar de tres a dos o de dos a uno) y a la vez cerrar algunas líneas, junto con la capacidad para atraer el montaje de nuevos diseños. Todo ello queda lejos de la estructura de planificación industrial española en el sector del automóvil, dependiente de las decisiones estratégicas de las sedes de las empresas.

En todo caso las cuestiones relacionadas con las empresas exportadoras y más considerando el problema del euro como moneda fuerte, supone un problema para áreas notables de la economía española, sobretodo la más productiva y valiosa.
La mejora posible en el déficit por cuenta corriente por la caída de importaciones por la caída del consumo interno no supone en este caso una evidente mejora que pueda servir de motor de recuperación por parte de las exportaciones sin considerar la propia caída de las mismas por relentización de los mercados globales y sobretodo europeos. En este caso la falta de alternativas al mercado europeo sin una adecuada labor de fomento de apertura en mercados extraños y emergentes. La dependencia de los mercados europeos no concuerda con la dependencia de las importaciones de materias primas provenientes de países terceros.
En todo caso, esta fase de desaceleración global es la última y la más tardía en ser notada pero sus efectos son los más importantes a pesar que gran parte del trabajo de crisis ya lo ha producido el ladrillo con la caída del consumo interno que normalmente, en otras crisis, se produce precisamente en esta fase de caída de la actividad global

martes, 26 de agosto de 2008

Riesgos del modelo económico español. 3 Parte. La exposión a la economía global

El segundo factor dominante son las condiciones de deterioro de la economía mundial desde las dos variantes de elevación de los precios del petróleo y en general de las materias primas y por otra parte los problemas financieros con raíz en los USA.
Al ser España una economía abierta y dependiente de las decisiones de política financiera y en general regulatoria, decidida por los organismos internacionales dependientes de occidente, su economía de capitales está abierta a los flujos e influencias provenientes de la economía global liderada por Wall Street y el dólar.

Los casos más sangrantes provienen de lo antes indicado, del crecimiento inflacionista del petróleo y de las convulsiones de crédito contagiado a Europa por medio de la venta de productos derivados empaquetados a los grandes bancos de inversión. El sistema bancario español no se ha visto muy contaminado por estos productos puesto que la necesidad del mercado español estaba más que nada en importar capitales financieros y no en comprar productos foráneos de alta rentabilidad. En cierta manera, la demanda hipotecaria y el calentamiento de los créditos internos, del consumo por endeudamiento del sistema español, semejante al de USA es esta estructuración cuando no más acusado, ha prevenido una contaminación directa a los bancos españoles, pero no se ha podido evitar, que la contaminación a las grandes entidades del área euro haya supuesto una restricción del crédito general.

En todo caso indicar la extrema dependencia del petróleo de la economía española. Por una parte en cuanto a la factura de las centrales eléctricas térmicas de fuel oil que es relativamente baja en el total de las necesidades energéticas (el 14% de las necesidades energéticas son de generación eléctrica, el resto se reparte entre transporte, sobretodo por carretera y consumo personal y necesidades de gas de consumo privado o empresarial, y algunas calderas industriales de fuel oil). En general la gran dependencia energética del petróleo se basa en el uso del transporte por carretera o por avión. En España, los dos grandes planes de infraestructuras, el de autovías de la etapa Felipe González, y el del AVE, no solo no tienen en cuenta la necesidad real sino que inciden en planteamientos de gestión trasnochados. La diferencia con Europa está en dos aspectos, por una parte en Europa existen redes fluviales de transporte de mercancía utilizadas desde tiempo inmemorial. Incluso el transporte marítimo costero tiene un diseño auxiliar en el transporte de mercancías. Por otra parte, la utilización de densa red de transporte ferroviario de mercancías.

En España se mantienen los problemas habituales de falta de una red alternativa al transporte por carretera de camiones, y la falta de conexión por medio del diferencial de ancho ferroviario, con el resto de Europa. Las consecuencias es que los transportes de carreteras en los dos ejes de comunicación básicos, el eje costero Mediterráneo y el eje del Ebro, se produce básicamente por carretera con la dependencia del petróleo.
Por otra parte, en otras de las ‘patas’ de la economía española, el turismo de sol y playa dependiente del transporte aéreo y sobretodo de las low cost. Aunque el coste del combustible no es dramático en las estructuras de coste por asiento si que no ha dejado de crecer y puede incidir en los costes finales de algunos porcentajes de turismo, aunque no estimo que en demasiado. En ese sentido es más importante la guerra de competencia entre las grandes empresas, y el petróleo es un factor que está decantando la reestructuración del sector con lo que finalmente el resultado no puede ser otro que un aumento de precios.

Evidentemente, el aumento del coste de transporte por carretera actúa de correa de transmisión para la subida de precios finales. A lo que hay que añadir el aumento de los costes de transporte de mercancía por contenedor (el triple en los últimos años), y los costes en otros sectores como el pesquero o el agrario y en general en el uso de maquinaria industrial o agraria.

Sin embargo el factor fundamental de la crisis actual proviene de la subida de tipos de interés del BCE. A sido el factor fundamental siguiendo los movimientos de la Fed en USA. La Fed realizó una política de subidas de tipos desde un 1% a un 5,25% y posteriormente una rápida bajada desde el 5,25% al 2%. El BCE, acompañó en la subida antiinflacionaria de la Fed desde el 2% al 4%, pero en lugar de reducir los tipos ha terminado aumentando hasta el 4,25%. En general, lo que denota es una falta de capacidad para utilizar los instrumentos monetarios básicos. Lo cual sería comprensible en economías altamente integradas con un ciclo y una composición bastante coincidente como las economías del Norte de Europa continental dependientes del ciclo alemán. Pero para los países periféricos del área euro, la variación del ciclo supone la necesidad de tener que asimilar el ciclo regional al ciclo general alemán. En este aspecto no se ha realizado ninguna labor de preparación para el ciclo alemán. En parte porque de haberlo hecho hubiera significado quitar fuerza al diferencial de crecimiento español por medio de reformas como el enfriamiento del sector constructor y el fomento de sectores exportadores. El resultado será la necesidad de acompasar a la fuerza, el ciclo español al centroeuropeo y por lo tanto una caída más brusca que la de Alemania u otros países Europeos. La solución sería la búsqueda de políticas de paso que podrían aligerar el ciclo bajista pero considerando que sólo podrían ser posibles temporalmente. El resultado es que o bien la economía española se acompasa el modelo alemán o bien se deberá realizar una salida del euro y recuperar soberanía y flexibilidad monetaria.
Si la permanencia en el euro ha permitido a la economía española no tener que enfriarse al ritmo de los déficit por cuenta corriente peligrosos que ya haría tiempo que hubieran forzado la devaluación de la peseta, ahora podría ser que España se encontrara en una decisión de tener que ser rescatada por el euro, provocando un elevado peligro de inestabilidad monetaria y por lo tanto poniéndose en el punto de mira de las economías centrales. ¿Podría una crisis monetaria española arrastrar a Europa a una crisis importante? La respuesta es que el riesgo de que eso pase es elevado o al menos lo suficientemente elevado como para tenerlo en cuenta.

Otros riesgos inflacionarios en una economía globalizada como la española también suponen serias amenazas en sectores concretos de la economía, como lo poco que resta del manufacturero o el agropecuario. La única ventaja en las importaciones es el alza del euro frente al dólar que permite mantener un cierto poder adquisitivo en las materias primas y reducir los efectos inflacionarios globales, pero eso supone también un problema para las empresas exportadoras. En principio puede suponerse que la estructura española reduce la importancia de las exportadoras manteniendo un déficit por cuenta corriente y comercial importante. Pero es precisamente por eso que es necesario fomentar el sector exportador o al menos garantizar que mantenga su poder de exportación.

En estos momento, hay una duda importante en si la situación global pueda ir hacia una deflación o hacia una estanflación. La duda está en el comportamiento de las materias primas y sobretodo en el papel del dólar. No hay que engañarse con respecto al papel de la Fed. La Fed no baja tipos para mejorar la actividad económica sino para aliviar a los bancos y a sus deudores y evitar un colapso financiero. La cortocircuitación de algunos circuitos financieros, como el crédito, no ha de hacer olvidar la existencia de grandes masas primarias de M1 y M2. La reducción en la masa monetaria, tanto por reducción de la velocidad en las transacciones como por la eliminación de deuda podría ser temporal. Esta es la duda principal. Si esta eliminación de crédito puede llevar a una deflación como el caso japonés de principios de los 90, o bien si es sólo temporal y una vez se toquen los soportes y suelos en la caída del petróleo se continúe la tendencia al alza. La cantidad de dinero que está incorporando la Fed para evitar el colapso del sistema financiero ayudan a pensar en un mantenimiento sostenido del riesgo inflacionista junto con una pequeña desaceleración de China y su efecto deflacionista global. Lo cual podría llevar a una situación o un punto a partir del cual la hiperinflación empiece a ser un riesgo global y real. En todo caso, la apertura de la economía española y los compromisos adquiridos para formar parte de esta globalización junto con los grados de libertad perdidos como el caso de la política de tipos de interés, ha de suponer que colocará a España en el centro del huracán.

domingo, 24 de agosto de 2008

Riesgos del modelo económico español. 2 Parte. El fin del ladrillo.

Con entre 800.000 y 850.000 viviendas construidas en los últimos años, la situación en España ha ido generando una especial dinámica constructora inicia en el primer gobierno Aznar y con sus bases en el último gobierno González con Solbes de ministro de economía.

No voy a volver a analizar de nuevo toda la cuestión inmobiliaria española. Solo pondremos algunas claves:

-La demanda primaria es de unas 200.000 viviendas a las que hay que sumar para inmigrantes (40.000), jubilados y residentes extranjeros, segundas residencias...

-La pirámide demográfica española es claramente tendente a un recorte brutal en las nuevas generaciones. Lo que suma un decrecimiento estructural de demanda.

-El aumento de la inspección por datos cruzados en el dinero negro. En principio eso sugiere que Hacienda no entiende la estructura de España en los circuitos de lavado de dinero negro internacional y por lo tanto su capacidad para ser desviado.

-La dependencia de los tipos de interés, tanto para aumentar la demanda como para reducirla ya que muchas decisiones de compra de tipo primario se basan en la posibilidad de pago de cuotas mensuales. El tipo de interés variable, los plazos de 35 y 40 años, la dependencia de sueldos precarios... La estructura de pagos del demandante hipotecario puede ser sumamente frágil en una parte importante del porcentaje final, creando condiciones equivalentes a muchas subprimes americanas.

Supongo que podría poner unas cuantas variables más.

La cuestión es que en estos momentos tenemos una acumulación de vivienda no vendida o en manos de especulación, mucha de la cual se puede considerar pequeña especulación (el particular que ha comprado una o varias viviendas estos años al grito de que su precio no podría bajar), podría ir desde los 1,2 millones de viviendas hasta cerca de 2 millones. Considerando la demanda primaria de 200.000, que dicha demanda está reduciéndose por efectos demográficos y que la inmigración puede estar frenándose e incluso reduciéndose, junto con la mala publicidad en países como Reino Unido o Alemania y la reducción general de capacidad de compra por el aumento importante de las cuotas hipotecarias a un euribor superior al 5% y con restricciones generales de crédito... el futuro es difícil y largo, muy largo. Se hablaba de plazos mínimos de 4 a 6 años para recuperación del mercado inmobiliario. Incluso en el caso de retorno de los tipos de interés bajos, los especuladores ya sabrán que lo de que la vivienda nunca baja de precio es bastante falso.

El recetario para solucionar la cuestión es cuanto menos difícil. Yo personalmente lo veo imposible. La solución pasa por abandonar el sector a su suerte y concentrarse en otros esfuerzos como obra pública, infraestructuras... Existe un problema adicional en forma de financiación de las entidades públicas locales y autonómicas que se alimentan en gran medida de la creciente actividad inmobiliaria, desde la especulación de suelo, hasta los impuestos notariales de traspaso o venta. Desde luego este sería un punto a tratar y a considerar, una reforma de financiación estructural y no solo territorial.

Existe en estos momentos esa necesidad de financiación autonómica por caída de ingresos inmobiliarios, pero la solución debería considerarse desde el propio esquema fiscal estructural. Por lo tanto no hay que extrañarse del frente común de las comunidades ricas, Catalunya junto con otras del PP como Valencia o Baleares, junto con Madrid en un frente común contra autonomías que han recibido mucho. Quizás el caso dramático de Andalucia que junto a la caída de ingresos estimable por la caída de actividad inmobiliaria en la costa, se puede sumar esta reforma territorial. De momento, el gobierno de ZP se está moviendo al compás de las autonomías y no de la reforma de los modelos de financiación. Ya veremos en lo que acaba.

Otra cuestión relacionada con las condiciones de concesión hipotecaria tampoco parece que se esté tocando. Se deja a los particulares y a los bancos el renegociar las condiciones de los préstamos. Eso no afecta directamente a los que deben comprar, pero afecta al conjunto de la economía por el ahogamiento en las cuotas hipotecarias y el desvío de rentas desde otras partidas del presupuesto familiar. Donde si afecta es en las concesiones de créditos debido a las condiciones de riesgo de pago de las hipotecas ya concedidas. Es decir, que si se consiguiera mantener los riesgos y las tasas de morosidad de los que ya han comprado y tienen su préstamo hipotecario, se volvería a abrir el crédito para quienes quieren comprar pero no pueden por reducción de crédito. La situación de aumento de precariedad y paro tampoco ayuda en las condiciones de riesgo de las entidades. Pero a todo ello las entidades financieras no son inocentes de la situación actual.
Aunque no se puede volver al pasado las entidades han pecado de mucho en el tema hipotecario. Por una parte las facilidades para vender hipotecas, el ajuste a tipo variable, sabiendo que los ciclos económicos retornarían a tipos de interés más caros. Los aumentos de los plazos que hacen casi imposible el alargamiento de los plazos actuales. Las hipotecas de 70 u 80 años podrían verse, en una especie de herencia. Eso supone un tipo de crédito totalmente irracional debido a las condiciones de propiedad y vivienda se volverían imposibles. Una hipoteca a 70 años desmotivarían la compra a favor del alquiler, pero si las cuotas son muy elevadas incluso motivarían un abandono de los estímulos para independizarse (fomentando la convivencia intergeneracional o la emigración). En un mundo globalizado si la vivienda se volviera imposible en España sería plausible una ruptura en los actuales esquemas de vida que podrían ser inesperados. Existen otros pecados de la banca, como la manipulación de los sistemas de tasaciones para fomentar un aumento de precio sostenido o la obtención de préstamos por el 100% o incluso superior al valor de tasación. En todos los casos, la administración no ha regulado absolutamente nada y se ha dejado actuar mientras se hinchaban los precios. La administración podía haber regulado tasaciones, regulado las condiciones de crédito poniendo topes sobre los porcentajes de concesión sobre la tasación o sobre el máximo de años para el plazo. Todo ello hubiera supuesto un límite que hubiera frenado la burbuja. La única intervención en materia de dinero negro, por medio de cruce de datos y aumento de los controles fiscales, demuestra claramente que la intención de la administración era la de aumentar la recaudación y por lo tanto actuar de forma combinada para aumentar la burbuja.

El caso más patético y donde se muestra la desiria política, está en el de los jubilados y residentes del Reino Unido y Alemania y otros países europeos. Estas personas han sido reclamo publicitario de inmobiliarias de sus países que les vendían inviernos soleados en el Levanto o la Costa del Sol. A cambio se verían compensados por una calidad de vida aceptable a nivel económico a unos costos mucho menores que los de sus países. En estos aspectos, se han visto afectados en dos aspectos: por una parte la reducción de las calidades de construcción, acostumbrados a unos precios mucho más elevados en sus países no han considerado las mismas exigencias de calidad. En muchos casos porque estar tan lejos no facilita poder ver la vivienda o porque consideraban el precio bajo... Los resultados son viviendas muy mal construidas (de hecho en general, la calidad de la vivienda construida en los últimos 10 años es muy baja y casi es mejor mirar viviendas construidas a principios de los 80 o incluso en los años 60).
En segundo lugar la indefensión jurídica ante viviendas ilegales. Otro caso en los cuales se demuestra claramente el afán recaudatorio. No importa que la vivienda sea o no ilegal para ser registrada y notariada. Bastaría para exigir a las notarias y registros la comprobación de algún tipo de registro urbanístico que certificara su legalidad. Nada de ellos se ha hecho.

El caso notable de estos jubiletas europeos es que sus estafas, donde el estado español ha actuado de compinche descarado, han sido aireadas por la prensa y por la televisión en sus países, sobretodo en Gran Bretaña donde existían canales de televisión o programas locales donde se enseñaban viviendas en venta en la Costa del Sol. El contraste entre estafas, y mercadotecnia ha sido ganada por el marquetíng de la estafa con el agravante de la caída en picado de la imagen de producto. En un momento donde hay alternativas importantes como Croacia, Bulgaria, Marruecos, Portugal o incluso Sudáfrica o las Antillas anglófonas, el mercado español puede hacer aguas sin ningún tipo de apoyo por parte ni del gobierno ni de las propias asociaciones de cazurros promotores. Con el aumento de la sanidad privada en España, el deterioro de la sanidad pública, el colapso por envejecimiento de la población autónoma... es muy posible que los aun residentes en España acaben vendiendo y engrosando la lista de la oferta inmobiliaria junto a promociones no acabadas, grandes y pequeños especuladores y venta natural.

Considerar también que en muchos casos, el sector constructor arrastra a numerosas empresas asociadas. Por ejemplo Ikea se ha visto doblemente favorecida por el aumento inmobiliario de ventas y por las cuotas caras que dejan el equipamiento para que sea barato y funcional. Habrá que ver cuantos centros Ikea cierran a partir de ahora.

En muchos casos, las calidades son suficientes como para exportar como en los casos de muchas empresas ceramistas o de las empresas Roca. En otros caso hay asociación con promotores que se han vuelto hacia mercados como Bulgaria o Marruecos. Aunque habrá que ver si la actividad en España se puede mantener, si pueden hacer frente a la competencia local y sobretodo si no hay tentación de trasladar actividad fuera de España y cerca de los clientes. En general pinta también mal para lo industria auxiliar: ceramistas, cementeras, forjados y vigas, carpintería de madera y aluminio, ladrillos y tejas, aislantes de construcción, sanitarios, muebles, equipamientos de cocina y línea blanca, radiadores, calentadores, equipamiento de gas para el hogar, equipamiento eléctrico para hogar, pinturas, parquets, moquetas, equipamientos telefónicos línea fija, cristaleras, picaportes, puertas y ventanas, tuberías, ascensores, porteros automáticos.... la cantidad de productos de acabado y equipamiento de pisos es realmente bastante importante. Y todo ello solo tiene dos mercados, o el de la construcción primaria o el de la reforma.

Se daban cifras de empleo directo en la construcción de entre 2 a 2,4 empleos por piso construido al año. Si es cierto utilizando las cifras más altas y poniéndonos en el caso de una contracción de 550.000 o de 600.000 viviendas, podríamos ver un paro directo de casi 1,5 millones de personas en la construcción. A ello hay que añadir por ejemplo los 40.000 oficinas inmobiliarias abocadas al cierre o la caída en la actividad en las notarias o en las oficinas de arquitectura. Si añadimos el caso de la caída de al menos entre un 25% y un tercio de la actividad en las empresas auxiliares, y en los servicios auxiliares relacionados, podríamos ver una caída directa de entre medio millón y un millón adicional en el empleo. A ello hay que sumar el efecto dominó sobré el resto de la economía, empezando por el comercio en todas sus fases. Podríamos hablar de unos 3 millones de parados hasta sumar 5 millones sobre una población activa de 22 lo cual daría unas cifras que se aproximarían al 20% de parados que se vería compensada por el retorno de una parte de la inmigración. La cuestión sería que dejaría una incapacidad de creación de negocios fáciles, los auxiliares del ciclo de bonanza como los comerciales o asociados a los sectores de subida más rápida y por lo tanto habría una selección de proyectos de inversión y de negocios que buscarían la excelencia y la ventaja competitiva, la calidad, productividad... lo cual es incompatible con el tipo de mano de obra que hasta ahora ha atraído hacia la economía española y también incompatible con el deterioro de la educación.