martes, 27 de mayo de 2008

Un análisis de la crisis del PP. 2 Parte.


Bueno, ahora ya he leído algo más de la crisis esa. Una de las impresiones que me acaban de llegar a la cabeza es que hay algo interesante que me hacen escribir una segunda parte.

Pero antes vayamos por partes. Primero el hecho de los implicados, muchos de fuera del partido, sobretodo los medios, el mundo y la COPE. Ignoro lo que está diciendo intereconomía, pero bueno, esos siempre tonterías.

En fin. Parece que todo es una especie de desgaste de no se sabe dónde. ¿Será Aznar quien mueve los hilos?. Salta Elorriaga el cual tuvo su metedura de pata particular ya no recuerdo porqué pero sí que me reí mucho. Luego están gentes con recelos o con cuentas pendientes como Zaplana. Frente a Zaplana pues Camps claro, al lado de Rajoy. Y así un montón de etc... Un Costa, tecnócrata con fama de buen gestor económico, y pinta de derecha europea, poco sospechoso de estridencias tradicionalistas caciquiles. Pero claro, no deja de ser un tecnócrata aunque también ZP sólo era un candidato de paso.

Se ve que nombres perdidos como Rato, Mayor Oreja y otros van apareciendo para hacer ver que están con el típico yo no se nada. Y cosas así. Todo en la línea de vendettas, luchas de poder, y agravios personales que enganchan sensibilidades y corrientes internas para obtener fuerza pero que en el fondo se quedan en un todos a desgastar a marianico.

Y sin embargo esto no va de ideologías dentro del partido. Alguien que puede considerarse como algo taliban en la lucha contra estatutos e infieles varios como es Saenz de Santamaría se queda al lado de Rajoy. Lógico si es quien la va haciendo subir.

Mientras parece que el desencadenante sigue siendo las ideas de aceptar más ampliamente las realidades plurinacionales y por lo tanto la chispa el incendio que integristas con ideas fijas y sin ninguna neurona en la cabeza más que su incapacidad para la integración como Maria San Gil, han servido de ariete del inicio de luchas indestinas.

Bueno pero todo eso no me interesa demasiado, es sólo anecdótico. Lo que me interesa es que ahora veo un Rajoy atacado, un Rajoy herido, un Rajoy que en cierta manera da penita. Y eso es que se le ve más humano. Es decir, si antes de las elecciones uno de los reproches que se le podían hacer a Rajoy es que no parecía demasiado cercano a la gente, ahora parece, al menos intuitivamente para mí, que se van creando ese tipo de sentimientos por el más débil o el más vapuleado. Cosas interesantes que hacen que en el fondo el PP puede bajar puntos pero Rajoy subirlos. Si a eso se añade el detonante de la crisis, eso de que hay que ser más flexibles y dar cabida a más gente diferente, me empezaría a preguntar si todo esta crisis, sin dejar de ser cierta, no está teledirigira. Si al final gana Rajoy, gente que haya caído en la trampa de intentar socavar el PP desde los medios de apoyo del PSOE, le habrán servido para fortalecer al PP. Algo así como la doctrina del Tai Chi, eso de aprovecha la fuerza del enemigo o algo así.

En fin, que parece interesante. Al final hasta me lo miraré y todo

lunes, 26 de mayo de 2008

Un análisis de la crisis del PP.


He de confesar que no me interesa para nada la crisis en la que parece estar sumergido el PP. No he visto ni me ha interesado ni un solo debate en la tele referido al mismo. Ni aún por morbo o por curiosidad me ha interesado para nada. Me interesa mucho más otro tipo de movimientos que se están realizando por el mundo.

Pero bueno, pondré también mi granito de arena en el análisis de semejante fenómeno desde la ineptitud de no estar informada de nada.

A mí me parece que existe en el PP una serie de ideologías o sensibilidades no resueltas. Y a la vez existe una realidad sociológica en España bastante simple. Por una parte se trata de una derecha española con diferentes ideas que nunca ha sido tratada. Diferentes ideologías que parten de ideas sociales y de estratificaciones sociales muy concretas. Pero precisamente por ser muy concretas son poco flexibles.

Me explico. A mí el PP siempre me ha parecido una suma de sensibilidades de una derecha tradicionalista y conservadora, muy de siempre, de zonas geográficas muy concretas de España. Lo típico del cura, boticario y alcalde de los pueblos de media España de antaño. La misma idea previa al movimiento del alzamiento de una España entre caciquil y católica, en cierta manera aristocrática o cuanto menos clasista. La herencia de una España donde en algunas partes se utiliza la jerarquía social para mantener el orden social. El enchufismo, que no es monopolio de esa España rancia, el conservadurismo para poder mantener los privilegios de poder. La herencia franquista no es una tontería pero es simplista ya que viene de mucho antes, de esas dos Españas. Pero todo ello dentro de un esquema de país castellano o cuanto menos castellano, andaluz y gallego. Con oligarquías trasladadas a Madrid, con ciudades provinciales y todo un esquema social que si bien se mantiene en buena parte de España, no lo hace en toda.

Aquí se juntan dos planteamientos en las tensiones políticas del estado. Por una parte la dicotomía izquierda-derecha y por otra la dicotomía centralismo-plurinacionalismo. Estas dos variables son las que confieren los movimientos de encuadre político español. Y por otra parte la modernidad y los cambios sociales producidos por la globalización, que llevan a varios aspectos, el acceso por educación universitaria a muchas generaciones para acceder a parte de los privilegios de cargo, creando nuevas clases medias y medias altas sin compromisos ideológicos de casta, junto a los movimientos urbanos imparables que refuerzan la capacidad para que algunas zonas urbanas salgan del provincianismo.


Por supuesto que queda otro esquema que es el de zonas como el País Vasco o Catalunya, ajenas a la estructura sociológica del conservadurismo provincialista de la derecha del centro de España, y que junta otro tipo de sensibilidades. A mí siempre me ha parecido que los esquemas burgueses más europeos de la derecha vasca y catalana han sido una amenaza a la derecha española y madrileña sólo desde el siglo XIX. Con lo que podríamos denominar modernidad. Y que hasta una época no muy lejana no ha habido un desarrollo burgués adecuado en las zonas más dinámicas controladas por los esquemas sociales más españolistas, es decir Madrid y pocas ciudades más. Junto con el desarrollo del autonomismo que creaba para algunas ciudades provincianas un papel más destacado que el de meras comparsas, dentro del esquema de gestión de España. Todo ello hace aparecer una pequeña porción de burguesía de derechas más enlazada con las finanzas pero con características más liberales. Una derecha liberal más globalizada, dentro de los esquemas de libre empresa, y las ideologías neocon pero dentro de una marea sociológica de derecha tradicionalista y conservadora.

Ha ello hay que añadir otro componente más y es el de los datos del CIS que muestran a los españoles divididos en la dicotomía izquierda-derecha como más partidarios de una izquierda moderada, seguidos de los que se consideran centristas, para pasar a un porcentaje bajo de los que dicen ser de derecha moderada. Se hace notar el estancamiento ideológico de los que se definen de derechas frente al aumento de los que se definen de centro y la caída de los extremos, sobretodo de la izquierda más polarizada. Pero aún así, se demuestra, al menos en encuesta, la escora sociológica de la mayoría de los españoles hacia una izquierda moderada o bien hacia un centro.

El problema reviste especial interés cuando además incluimos la cuestión vasca y catalana, por la diferencia notable de poso ideológico de la propia burguesía catalana o vasca, más en los esquemas liberales burgueses que en los conservadores tradicionalistas, junto con el tema cultural o idiomático que hace que las diferencias se compliquen. La diferente composición y definición de los aspectos diferenciales de las derechas junto con agravios culturales tradicionales producto de esa diferente concepción y visión histórica, hacen incompatible la idea de pacto amplio entre sectores extremos de ambos tipos de derecha. Junto al tradicionalismo de aprovechar el descontento cultural dentro de las propias sociedades de inmigrantes en la lucha contra el reconocimiento de la normalización cultural en estas regiones. El problema del idioma en Cataluña como identificativo nacional y el de raza e idioma en el País Vasco (las diferencias entre Cataluña y el País Vasco para la autodefinición nacionalista), crean sectores de rechazo que no permiten la integración en el proceso natural de normalización después del periodo de sometimiento de aculturación o negación cultural franquista junto con el propio proceso de inmigración masiva. Esto crea sectores no de acuerdo con las políticas de aculturación pero que se van diluyendo con el paso de las generaciones por medio del reconocimiento de las realidades, la inmersión y los equilibrios dinámicos dentro de las culturas suburbanos de la imigración, o incluso en aquellos inmigrantes de clases medias y medias altas provenientes de sectores de la administración o el funcionariado. La tendencia a rechazar los cambios ante unas situaciones anteriores que ya les favorecían o bien la incapacidad para poder asimilar esos cambios.

Por lo que el PP busca con la defensa del tradicionalismo conservador la identificación con estos grupos de difícil integración, de contestación antes los fenómenos de normalización cultural, rechazando los esquemas pluriculturales.

La misma identificación de los propios ciudadanos de a pie que ven que podrían tener dificultades por cuestiones culturales o de idioma en caso de tener que desplazarse alguna vez a estas regiones por motivos de trabajo, el rechazo a la diferenciación o a la idea de una España diferencial con la que hay zonas no completamente identificables con los propios esquemas mentales de país.

El problema surge cuando se puede ver como por una parte la normalización democrática y los cambios sociales de la modernidad, contribuyen a cambiar los esquemas de pensamiento conforme a la propia idea de España. Los españoles cada vez viajan más, son más conscientes de las diferencias, y por lo tanto más capacitados para aceptar esas diferencias, frente a la limitación, cuanto no reducción natural de los apoyos anticulturizantes dentro de las propias nacionalidades no castellanas. A ello se añaden otros problemas regionales como la dificultad en las sociologías de otras autonomías como partes de Valencia o de Navarra con respecto a Cataluña o el País Vasco a los que se ven con algún tipo de desconfianza histórica.

Por todo ello el PP siempre ha conformado una base ideológica o al menos gestual, con problemas para mantenerse con el tiempo, a largo o muy largo plazo. Se puede coincidir con un una derecha conservadora frente a una España en movimiento y por lo tanto las bases conservadores tenderán a ser menores. Pero aún así las variantes de los apoyos al movimiento político aglutinador pueden ser muy diferentes desde el liberalismo urbano a las sensibilidades frente al plurinacionalismo o la misma idea tradicionalista.

Sea como fuera, lo cierto es que ante la situación actual de pérdida de las elecciones del 9 de Marzo, se han debido de obtener datos sociológicos o de encuestas que podrían indicar la necesidad de avanzar hacia otras opciones.

Lo cierto es que los datos del CIS referente a las opciones políticas: extrema izquierda, izquierda moderada, centro, derecha moderada, extrema derecha; muestran históricamente una correlación entre el centro y la derecha que es inversa a entre centro e izquierda, por lo que al PSOE le favorecen las posturas extremas mientras al PP siempre le favorecerán posturas más centradas. Además de los datos estadísticos, la lógica de sumar más y más de la misma manera que el PSOE puede sumar minorías de muchos tipos y pelajes sin considerar la falta de coherencia entre varias opciones, parece que nunca ha sido asumida por el PP y por lo tanto hay una cierta falta de confianza en que así pueda ser, la defensa de otras minorías sociológicas diferentes al núcleo central conservador y tradicionalista.

Ya decía Maquiavelo que la política es el arte de lo imposible, es decir, unir a diferentes concepciones o minorías ideológicas que no parecen demasiado coherentes entre sí pero que se ven favorecidos por el apoyo al mismo aliado, ya sea príncipe renacentista o partido político de amplio espectro.

Lo que se ve es una lucha de poder dentro de los mismos dirigentes del partido. Pero esa lucha obtiene la fuerza de la defensa de diferentes sensibilidades. Desde la postura inicial de apertura preconizada por Rajoy y apoyada por elementos teóricamente más liberales como el propio Gallardón, hacia posiciones más conservadores por donde pasaría la COPE y el ataque de Rouco al atisbo de apertura a otras tendencias ideológicas. Sin considerar el juego de alianzas y de enfrentamiento personales. María San Gil, se puede entender como un símbolo entre posturas diferenciables que ha servido de detonante en los enfrentamientos personales y que pueden suponer una ruptura por sensibilidades dentro del partido. Si María San Gil representa un sector de la sociedad vasca con incapacidad integradora, y por lo tanto ‘destructivo’ frente a otros sectores ‘constructivos’ como podría ser tendencias urbanitas liberales y de economía liberal dentro del partido.