sábado, 5 de enero de 2008

Sobre la crisis que se nos viene encima.


Desde luego que soy pesimista, quizás un poco más de la cuentas. Sin embargo, las impresiones sobre el futuro inmediato que se nos viene encima no son nada buenas.

Estamos en la confluencia de dos crisis aunque existen muchos orígenes en común. Aunque eso ahora no se si tiene importancia.

Por una parte la crisis global que empezaría en USA y en los sistemas monetarios internacionales. Los síntomas empiezan a ser preocupantes con los datos de ISM manufacturero, ECRI, y menor creación de empleo. Ya lo decía Greenspan que una crisis económica a finales de año. Quizás falló por un trimestre.

Además está todo el asunto de las subprimes, el credit crunch y otras palabras malsonantes, muchas de ellas inventadas para tapar cosas más gordas. Todos lo datos indicaban un preocupante nivel de deterioro en la economía USA, y a pesar de ello la economía USA muestra bastante resistencia. Naturalmente hay que considerar las implementaciones de la economía imperial, la economía del dólar, la cuestión del petróleo, las burbujas, los apalancamientos financieros, la supercreación de liquidez, el apalancamiento de la deuda para crear más deuda, la facilidad de paso de una economía manufacturera a otra financiera, el deterioro de las clases medias, el aumento de la pobreza, el endeudamiento masivo general en USA, cuyos datos no son equivalentes a nada conocido desde 1929... La globalización financiera que permite trasladar factorías americanas a México o Canadá o China, la globalización que permite a Walt Markt dedicarse a comprar productos baratos chinos, la búsqueda del beneficio rápido a costa de reducciones de costos de mano de obra, reducción de salarios, traslados de actividad... la reducción de impuestos que no han ido a la mejora de la inversión productiva sino a la especulación, la bolsa, la burbuja inmobiliaria, la creación de una clase rica y muy rica, que necesita de servicio doméstico, jardineros, cajeras de supermercado,... pero que no necesita obreros especializados. La sociedad donde un médico puede ganar 1 millón de dólares anuales mientras casi 50 millones de norteamericanos no tienen ninguna cobertura médica y otros tantos sólo tienen coberturas primarias que no comporta que sean tratados en muchas cosas. El deterioro de las libertades, la privatización de servicios básicos, desde las cárceles a la seguridad o los bomberos, con infraestructuras que no se renuevan porque se trata de planes a largo plazo con costes que nadie quiere asumir. Se trata de un hundimiento del consumo de las clases medias, incluso hasta llegar a poner en la calle a millones de hipotecados.

Y mientras tanto, la Fed no mira por estos millones de norteamericanos, sino por unos cuantos bancos que se han pasado de listos. Aunque para listos listos el Goldman Sachs, aunque teniendo como tienen a exempleados suyos por todo el gobierno como el propio secretario del Tesoso, pues es para pensárselo. Al fin y al cabo la pregunta sería si en tal tipo de democracia, quien realmente gobierna, y quien es el dueño real del gobierno. Si en las dictaduras, unos hombres tienen el gobierno, en las democracias habrá que pensar que sus dueños son unas cuantas corporaciones.

Dejando de lado las derivaciones conspirativas soñadoras del piensa mal y acertarás, volvamos a nuestro rinconcito del sudoeste europeo. Así que tenemos una crisis internacional que supone varios peligros. Uno de los más importantes la caída del dólar y por lo tanto tocar el sistema de exportación alemán que es el motor europeo. Por decirlo de alguna manera, todas las economías europeas trabajan para la alemana, las economías industriales claro, y la alemana puede obtener y vender al resto del mundo. Por lo tanto, si el euro se dispara pondría en graves aprietos la economía exportadora y gran parte de la economía industrial europea dependiente.

Pero en nuestro rincón español, resulta que no hay economía manufacturera. Si que es cierto que hay unas empresas que hacen automóviles, pero llevan año retirándose o intentándolo. Desde luego no es que tengan planes expansivos y si se quedan es por el entramado de empresas auxiliares, y el buen hacer de cuadros técnicos que permite un buen nivel de productividad. Aún así, el peligro es evidente.

Otros peligros como la industria agroalimentaria, acuciada por los regímenes de lluvia pero a su aire, quizás sea la menos expuesta. Entre las dos, quizás algo menos de un 20% de la economía española.

Pero donde de verdad está el reto es en la construcción. Se dice de pasar de 850.000 viviendas nuevas (más que Italia, Francia y Alemania juntas), a 500.000, que aún parece una cifra muy optimista. Ello supone reducir un 40% de actividad. Si además consideramos entre 2 y 3 empleos por vivienda, la destrucción de entre 700.000 y 1 millón de empleos. Y considerando un 16% del Pib, un 40% de disminución, hablamos de 6% aunque debe reducirse debido a las coberturas de desempleo.

En todo caso, no desde luego las cifras tan suaves que indicaría el estudio del BBVA (anda que no se equivocan estos y más en la vivienda), y los datos del ministro de economía (otro que también tiene lo suyo detrás).

Pero a la cifra de construcción hay que sumar la de las empresas complementarias como cementeras, azulejeras, sanitarios, calentadores de gas, equipamientos varios... desde las vigas o las armaduras de acero a los marcos de las ventanas. Esta actividad puede alcanzar una cifra semejante a la de la construcción, aunque muchos de estos productos pueden ser exportables. Sin embargo, con los niveles del euro no lo serán tanto como parece. Todo lo contrario, podría haber una invasión de este tipo de productos proveniente de China o del Este de Europa, para abaratar aún más si cabe las calidades ( y eso que son muy bajas) y poder reducir precios de ventas.

Por lo tanto, podemos vernos con un escenario con casi 3 millones de parados más de forma directa, a lo que se sumaría los indirectos por menor actividad en comercio, servicios... Un escenario que nos podría llevar a entre 5 y 6 millones de parados en España y a reducir las cifras de empleo a 15,5-16 millones. Naturalmente se trata del peor de los escenarios, de un escenario con crisis sucesivas donde al fin de la burbuja ladrillera española se irían sumando la baja actividad exportadora alemana, el euro fuerte, altos costes energéticos, inflación elevada, importaciones masivas de productos sustitutivos baratos...

De momento lo dejaremos ahí, en esta historia de terror para ver al final, de aquí a uno o dos años o quizás tres, donde hemos llegado. Ojalá que no tan lejos.

No hay comentarios: