jueves, 8 de noviembre de 2007

90 Años de la la Revolución de Octubre

90 AÑOS DE LA REVOLUCION DE OCTUBRE

“Por la paz, por el pan, por la tierra. ¡Todo el poder a los Soviets!”

La revolución de Octubre, según calendario ortodoxo claro.

En fin, después de 90 años no se sabe que queda de aquello. Pero también es verdad que el fenómeno del comunismo o del socialismo o de la izquierda, está asociado a un modelo creado con la revolución industrial y a la vez por la revolución francesa. Derechos de los ciudadanos junto con la emigración del campo a la ciudad, del artesanado y del campesinado a las factorías. La era del carbón con su máxima explotación en los años de 1830 con las novelas de Dickens y con los escritos de Marx y Engels entre 1840-50.

Desde luego muchas cosas cambiaron desde 1850. La revolución del libre comercio con su profeta David Ricardo desde 1840, con los tratados de apertura comercial auspiciados por el Reino Unido. Los movimientos ludistas y cartistas, acotados por leyes y por los propios movimientos de las Trade Unions. Cuando en 1860 ya era más factible pactar entre patrones y sindicatos que no realizar actos de enfrentamiento directo. Por lo tanto, el libre comercio traerá una reducción de precios, acompañado del progreso, con la importación de productos alimentarios desde Argentina, Canadá o Australia, por la revolución de los transportes, reduciendo los porcentajes de los sueldos dedicados a alimentación y produciendo una crisis por sobreproducción en 1873 que se prolongará con las crisis de 1884 y 1893 hasta 1896 y de donde saldrá una clase media primaria con ciertas capacidades de consumo.

En la misma Alemania, después de la unificación y bajo la mano ferrea de Bismark hasta 1890, se promulgaran leyes tendentes a mejorar las condiciones de la clase obrera, como las leyes de seguridad social de la década de 1880, al ritmo que en el Parlamento, los avances de voto del SPD amenazaban cierta desestabilización del conservadurismo prusiano alemán.

Desde luego las cosas no funcionaban igual para la industrialización tardía rusa. Desde 1885 a 1905 la industrialización rusa se produjo con buena parte de capitales extranjeros, al ritmo de las explotaciones de petróleo de Bakú o del tendido ferreo, de las exportaciones tradicionales de grano desde Odessa o desde la capacidad de explotación de una clase trabajadora campesina proveniente de un entorno de feudalismo, única manera de poder competir con el proteccionismo creciente de los demás países. Pero si el crecimiento industrial ruso se produjo por una aceleración de inversiones y de explotación de ventajas temporales, la falta de un mercado interno acotado a los pocos aristócratas y burgueses nuevos, colapso a partir de 1905 el desarrollo posterior del modelo.

Como en la Francia de 1774, la participación en una guerra con los gastos asociados, en periodo de crisis, propició la revolución, que primero fue burguesa, desde Febrero, y después bolchevique.

Mientras, en el resto del mundo, continuaba el periodo posterior a la guerra, los felices años 20 que se acabaron de forma brutal con otra revolución, también en Octubre, la de la caída del Dow Jones.

Durante los años 30, a pesar de la crisis, los países europeos no buscaron la revolución comunista sino que se abrazaron a los regímenes fascistas. Era el temor de las clases medias. El temor de los pequeños propietarios a que esos malvados comunistas les robaran lo poco que tenían. Si el nacismo o el fascismo tuvieron éxito fue por poder mantenerse fuera de las crisis capitalistas de la Gran Depresión.

Mientras, en la construcción comunista en un solo país, la URSS era completamente ajena a estos problemas del capitalismo anglosajón. Los planes quinquenales, la inmensa destrucción de la guerra civil hasta 1921, propiciaron un periodo de intenso crecimiento hasta prácticamente 1941. Durante ese periodo, la URSS tuvo uno de los periodos de crecimiento económico más importante de cualquier país y periodo histórico.

Después de la Gran Guerra Patriótica, habiendo ocupado los países fascistas que habían participado en la agresión a la URSS en 1941 como Rumanía, Bulgaria, Alemania Oriental, Hungría, las repúblicas bálticas, Checoslovaquia (aunque en este caso obligada), y otro país como Polonia, la expansión del comunismo se puede iniciar. De todos los países ocupados quizás Polonia fuera el único que no se lo mereciera, cuestión paradójica si consideramos que fue por mantener la independencia polaca por la que el Reino Unido y Francia entraron en la guerra.

Sea como fuera, Stalin creó las bases de un área de expansión que tenía más que ver con los intereses geopolíticos de la Rusia tradicional que no con el comunismo. Junto con el triunfo de la revolución de Mao, el comunismo ya no era algo de un solo país.

Los hechos acontecidos entre 1945 y 1950 tienen mucha importancia en la comprensión de la bipolarización posterior del mundo. Si en 1942 la revista Times sacaba en portada al hombre soviético, que ‘es como nosotros, piensa como nosotros...’, a partir de 1947 con la primera crisis de Berlín empiezan a verse las paranoias occidentales. Es Occidente quien crea primero la OTAN, y después en respuesta la URSS crea el Pacto de Varsovia. Pero en 1947, con el plan Marshall y todo el entramado de organizaciones mundiales, los norteamericanos se preparaban para iniciar su despliegue imperial de nuevo cuño.

La guerra mundial propicia varias cuestiones en los dos bloques. En la URSS ha permitido el traslado y desarrollo de grandes zonas industriales de los Urales y de Siberia Occidental. En USA el desarrollo de la industria del complejo militar industrial.

Si el primer enfrentamiento serio entre bloques se produce en Corea en 1950-53. Una guerra sangrienta donde los USA utilizan a la ONU a su antojo frente a una China que aun no está reconocida como tal. (Su asiento de gran potencia pertenece a Taiwán, una prueba más del dirigismo norteamericano en el papel de las organizaciones mundiales).

Mientras tanto, en Europa se empiezan a producir fenómenos interesantes. La entente franco alemana para evitar enfrentamientos en Europa que producirá los cimientos de la UE. Un hecho ampliamente apoyado por los USA que ven en la organización de Organizaciones supranacionales un gran arma de manipulación de soberanías. Mientras que se desarrollan los modelos democráticos occidentales bajo la supervisión de la red Gladio, ante las amenazadas de peligro serio que representan los partidos comunistas importantes como el italiano o el francés. Las nuevas ideas de eurocomunismo como forma de desmarcarse del comunismo soviético, y el enrarecimiento y manipulación ideológica al ritmo del crecimiento económico europeo superior al norteamericano durante toda la etapa de la postguerra hasta las crisis petroleras de los años 70. El traslado de los modelos sociales norteamericanos con la clase media junto con la idea de empresas exportadoras como las alemanas y las japonesas.

El gran cambio en los modelos capitalistas se produce en los años 70, tras la guerra de Vietnam, los problemas económicos y sociales dentro de USA. La sociedad contestataria que es respondido con la permisividad en los consumos de drogas como analgésico social. Se provoca un giro profundo producido por la crisis de 1970-71. En lo económico se pasa del patrón oro-dólar vigente desde los acuerdos de Bretón-Woods en 1944, a un sistema de economía de divisas flotantes. El milagro del capitalismo de la aceptación de pago de papel no respaldado por nada. Se imprimen nuevas estrategias imperiales, la capacidad para producir grandes masas de dólares para comprar lo que sea. El aumento de los mercados del petróleo al ritmo del aumento de la masa monetaria, la capacidad para reducir el valor del dólar como en los primeros años 80. Las ideologías producidas por la escuela de Chicago, propagandeadas como monetarismo, con la capacidad para nuevos tipos de intervención capitalista en los mercados internacionales. El nuevo neocolonialismo imperial dirigido desde Wall Street. Los efectos son inmediatos, subida del petróleo, endeudamiento latinoamericano como salida a los petrodólares, capacidad para las políticas Reagan de aumento de déficits fiscales y por cuenta corriente... un modelo de exportación de inflación junto con el juego de apreciación depreciación del dólar mediante ciclos. El modelo permite centrarse en la economía de guerra. El aumento del gasto militar para regusto del complejo militar-industrial y de Wall Street con lo que Gorbachov debe hacer apretar el cinturón a la URSS.

El modelo de imperialismo comunista que se basaba en la subvención y en el desarrollo de las áreas periféricas, frente al modelo de búsqueda de ventajas comparativas en la adquisición de recursos del capitalismo. Y mientras, la propaganda machacona, la manipulación ideológica pero también el paraguas de las ventajas otorgadas a las clases medias mediante buenos sueldos y sistemas sociales.

Con Nixon se empieza a descomponer los programas sociales que llevan desde el New Deal de los años 30 en marcha en USA. En la era Reagan aún es necesario mantener ciertas formas, a pesar del aumento creciente de la delincuencia, factor que muestra el deterioro de las clases medias americanas. Mientras la ideología comunista de izquierdas es mantenida por los grandes contenedores de límites dirigidos desde la red Gladio, diarios de izquierdas, sindicatos, partidos de izquierdas o presuntamente de izquierdas que marcan las líneas máximas permitidas. En Francia se puede colocar al frente del partido socialista a Lionel Jospin y su caterva de infiltrados, en Italia, el partido comunista tiene una lucha feroz encubierta con los servicios secretos occidentales, en España, Sudesnes, o la reunión de Palma de Mallorca para la fundación del diario El País, marcan los límites de la izquierda posible y permitida. Una izquierda que terminará propiciando la máxima aspiración de USA, la entrada de España en la OTAN.

La izquierda auténtica se mueve desde el final del muro, entre la falta de credibilidad propiciada por muchos años de intervencionismo de la infiltración, la propaganda y la falta de conocimiento e ideas en las grandes estrategias social y sobretodo económicas, con desconocimiento total de la economía financiera y completamente fuera de línea con respecto a los movimientos actuales del capital. Mantener ideologías de 1850 frente al deterioro de las condiciones de la clase media del siglo XXI, sencillamente fuera de toda onda, ajena a las realidades y desconociendo el fondo de los movimientos y su profundidad, impregnada de infiltraciones e intoxicaciones de limitaciones capitalistas, controlada en cuanto a sus movimientos y arrinconada en las protestas de tipo popular y obrero frente a los problemas de la globalización. Enfrentada a sus propias contradicciones al buscar horizontes que no tienen nada que ver con los movimientos de clase, absurdamente distraídos en cualquier objetivo secundario sin importancia, sin ser capaces de reaccionar ni de encontrar una ideología ante el nuevo capitalismo que ni siquiera comprenden.

En eso queda la gran revolución de Octubre de hace 90 años, en unos sueños de eslóganes, consignas y gestos vacíos sin sentido actual alguno, como mero recuerdo de la nostalgia y lo que es peor, sin apenas movimiento alguno en alguna posible búsqueda de algo, anestesiada por la democracia partidocrática dirigista y vacía, fiel servidora de los intereses del capitalismo más feroz.

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