viernes, 21 de diciembre de 2007

Las trampas de la propiedad intelectual.

No pretendo meterme con la ley. La ley es la ley, por muy absurda e injusta que sea. Sin embargo en el país donde se promociona que todo el mundo pueda opinar de todo pues yo también.

Desconozco las leyes, no tengo formación jurista pero es mi derecho dar mi opinión.

Y se trata de todo el embrollo de las leyes de propiedad intelectual. Pero las leyes con un objetivo claro, la propiedad cultural.

En la cultura capitalista occidental se ha tendido al desarrollo de defensa de las leyes de propiedad intelectual, desde la aparición de las leyes de patente en el siglo XVI en Inglaterra. En ese aspecto, los países anglosajones, grandes productores de material pirateable, tienen mucha más tradición que no los Mediterráneos. Alguna ventaja teníamos que tener.

Seguramente sea España el país occidental donde más se piratea. Y se piratea de todo, desde programas de software, hasta películas, o fotocopias de libros.

Desde luego lo de las fotocopias tiene tele. Que se denuncie a los estudiantes que hacen fotocopias porque no tienen demasiado dinero no se si es mayor delito que el echo de hacer las fotocopias. De todas maneras, en ese sentido, la tradición tendía a no castigar al infractor, al fin y al cabo personas no solventes, sino a por ejemplo aquellas copisterías cercanas a universidades o centros escolares.

Al menos en el tema de las fotocopias había una necesidad y una necesidad intelectual, aunque fuera impuesta. Es decir que en lugar de dar ayudas a la educación se condena. Todo sea por unos euros para el propietario del mamotreto. Porque la verdad es que a pesar de que algunos tochos sean como biblias de algunas materias, nadie nos garantiza que tengan la verdad absoluta. A saber como se las han apañado los autores, sino son clásicos, para estar en las recomendaciones de los catedráticos.

Pero ese asunto suena ya a pasado. Lo que realmente mueve cifras es la piratería en el sector de películas, música y material audiovisual. Aquí desde luego no hay una necesidad, ¿o sí?. ¿No crea la publicidad un tipo de presión sobre el individuo para poder ver la película o comprar tal disco?. Pues sí. Yo lo tengo claro.

Pero vayamos por parte. En primer lugar el material cultural contenido, en ningún caso puede ajustarse a reglas de patente en el sentido del siglo XVIII. Se entiende que si todo el mundo se pone a copiar software, la empresa que lo fabrica se hunde y ya no lo fabrica. Y puede, y solo puede, que ese software sea interesante. Tampoco nos engañemos, el software en la mayoría de los casos, sólo implementa teorías matemáticas, estadísticas, modelos de previsión y cosas semejantes cuya teoría ya existe. Que tenga la idea de crear un programa que haga mapas y además me calcule las infraestructuras de forma optima, no quiere decir que me haya inventado los algoritmos de optimización.

Pero demos otra vuelta más concreta al tema del material audiovisual. Al contrario que en el caso anterior, donde quizás si sea interesante el salvaguardar un sector de implementación de productos interesante, los productos que fabrica el audiovisual se basan simplemente en el ocio. Realmente carecen de importancia. Al menos al nivel económico que es de lo que hablamos.

Los productos audiovisuales hace mucho que han dejado de ser arte. Cuando se habla de artistas no se a que se refieren. Posiblemente queden pocos artistas reales en el mundo. De lo que se habla es de productos. Productos comerciales llanamente. Y productos comerciales que si bien tienen una cierta originalidad carecen completamente de brillantez. Estamos hablando de entretener al rebaño, estamos hablando de circo. Y claro, los gladiadores también quieren cobrar.

Pasemos a otro aspecto. Y es que los gladiadores cobran mucho. Quizás no en una peli española, pero si en una peli de Hollywood. ¿Cuánto cobran esos actores reclamos por enseñar el culo o poner ojitos a la chica que muestra un pedazo de carne de más?. Los actores se les cuida como productos que son. Están en las revistas, en la prensa rosa, en los escándalos, se inventan cosas y lo llaman promoción. Todo vale para la publicidad de dichos productos. Pasan los límites pero en este caso los legisladores no ponen coto, y no lo ponen porque trabajan en la misma dirección, en la dirección de aborregar el rebaño. ¿Cómo se puede permitir algunos tipos de publicidad? Incluso publicidad muy engañosa, donde en los trailers de algunas películas sólo aparecen las cuatro escenas más interesantes de la película.

Pero lo fundamental, aparte de los precios muy caros de los cines y de los CDs, está en que si no te gusta lo que compras no te devuelven el dinero. Si voy a ver una peli y me duermo o me hace vomitar, no puedo ir por la taquilla y decir que me devuelvan el dinero. Entonces, ¿de que tipo de producto hablamos? Desde luego de un tipo de producto especial.

Que los CDs sean tan caros solo tiene la explicación en lo mucho que cobran todo el mundillo en torno a los CDs. Entonces que es lo que deben considerarse propiedad intelectual, ¿todo el producto? ¿O solo la parte que va a parar al creador?. Por lo tanto lo que va a parar a las productoras, o el margen comercial, el coste de publicidad, el coste técnico o incluso el del cantante que pone la voz, ¿esa parte también participa de derecho intelectual? Pero aun en el caso de que consideremos que la parte del autor o del cantante es propiedad intelectual (de bajo intelecto la mayoría de las veces), ¿es abusiva?. Si una barra de pan me la venden por 100 euros sería abusivo, entonces ¿no es abusivo lo que cobran los artistas?. ¿Quien dice lo que es abusivo o no?. A mí me parece que el hecho de que un artista, por muy guapo que sea, gane millones de euros por rodar un mes una película, me parece muy y muy abusivo. Y además, si ya ha cobrado el problema es que ha renunciado a la propiedad intelectual a favor de la productora. Es decir que otra trampa, el hecho de que la propiedad intelectual se pueda mercadear, por eso de la venta de derecho. Ahora resulta que el arte es vendible, pues vamos que muy bien. Que otra cuestión más para darle al tarro de la filosofía moral. Entiendo que si alguien vende ‘su’ propiedad intelectual es que no le interesa mucho. Así que unos pueden cobrar por la propiedad intelectual que venden pero solo si eres ‘artista’, si eres currante y pones tu propiedad intelectual al servicio de una empresa, eso ya no cuenta. Claro, el artista puede recibir comisiones por las ventas de las productoras, pero el currante no puede hacerlo por la sangre que pone cada día en su trabajo, sobretodo si es intelectual, ¿no estamos hablando de lo mismo?.

En todo caso me quedo con la calidad del trabajo intelectual. Que una cosa sea infumable, que encima nos manipulen por medio de la propaganda hasta en la sopa para consumirlo, que encima sea un producto que en el fondo es comercial, sin ningún valor para la sociedad como podría ser una patente farmacéutica... encima si vas y lo compras no tienes opción, no te devuelven el dinero. Es decir, te estafan. Que te pongan un precio por algo a priori, sin permitirte la muestra, es como una estafa.

Pues bien, el tema está en el dinero de las productoras, cuyo fin es precisamente ese, que consumas, y mantener el sistema de consumo: propaganda, crearte artificialmente la necesidad de consumo, y no devolverte el dinero.

Cuando no se trata de encima hacerte tragar algo destinado a la manipulación política de las masas, como algunas películas americanas para mayor gloria de una forma de ver el mundo engañosa, incluso manipuladora. Manipular el rebaño, y hacerle pagar por la manipulación. Al menos el circo en Roma, era gratis.

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