jueves, 17 de abril de 2008

Petróleo en Brasil. El gran juego. II Parte.


La segunda parte del artículo anterior tiene que ver con los acontecimientos posteriores a ser escrito y que han sucedido desde entonces.

Por una parte, en el cierre del día de ayer, la CNMV ha abierto una investigación, o al menos ha dejado ver que quería saber que pasaba, sobre la posibilidad de que tal información tuviera un interés especulador. Es decir, de averiguar si alguien se había beneficiado.

La verdad es que la estructura de las cotizaciones y volúmenes de ayer, tanto de Repsol, como de su mayor accionista, Sacyr, con subidas muy rápidas en subasta y no manteniendo la presión alcista, pues pudiera parecer de ese tipo de noticias.

Las acciones de Repsol llegaron a subir un 20% en apertura de subasta y después bajaron a menos de un 10%. Por el contrario, el día anterior, cuando se hicieron públicas las declaraciones del Sr. Lima, Petrobras, máximo propietario del yacimiento. Apenas subió un 7-8%.

Bien, en principio pudiera parecer que se aprovechó de dicha noticia el sr. Rivero, jerifalte de Sacyr, empresa muy endeudada y apalancada, que si bien tenía suficiente liquidez para hacer frente a los problemas de caja del día a día, su deuda es realmente mastodóntica. Si el asunto de Eiffege ha podido solucionarse con la salida por fin de la empresa de la constructora francesa, lo ha hecho sin apenas beneficios (con pérdidas si consideramos los intereses de los costes del préstamo para adquisición durante este tiempo. Sacyr anda buscando deshacer posiciones y desapalancarse aunque el 20% de Repsol, resulta tentador.

Por lo tanto tenemos un primer sospechoso, el sr. Rivero. Cuyo amigo y pupilo, el sr. Portillo, ya ha sufrido eso de endeudarse para crecer, con su propio patrimonio. Si bien, Sacyr no es Colonial, tampoco es que la estructura patrimonial y de pasivo sea demasiado buena. Cierto es que en la contabilidad creativa se ha supuesto casi 1000 millones de beneficio, pero precisamente estos millones provienen de considerar los beneficios de las participadas, concretamente de Repsol y de Eiffige. Sin esta contabilidad creativa, la empresa está en perdidas, aunque no demasiado preocupantes.

Bien, tenemos un primer sospechoso, pero no es el único. Realmente Rivero es el más beneficiado pero suponer una especie de mordida o chanchucheo para Lima me parece demasiado suponer. Tenemos que mirar a otras cuestiones y estas están más relacionadas con el gran juego. Es decir, con el hecho de que a Wall Street le interese mucho lo de seguir manteniendo las subidas en los precios del barril de petróleo. Y lo hacen sin rubor con excusas absurdas como que los chinos consumen mucho o que en Nigeria hay muchas cosas raras que al final no se saben que son. Lo último lo del cierre de instalaciones petrolíferas en el Golfo de México porque llovía. Excusas que llevan a Wall Street a manejar el precio de los futuros del petróleo en función de sus intereses.

A Wall Street no le debe gustar que se metan en sus asuntos. Aunque sus asuntos sean los de espolear los precios del oil y de los alimentos a nivel mundial. Ya se sabe que eso de los desnutridos no entra en su planificación. Por el contrario, quizás al gobierno brasileño si le interese el aumento descarado de la inflación global, al amparo de los manejos de Wall Street y por lo tanto pueda haberse sentido tentado de dejar soltar la noticia de un nuevo gran yacimiento petrolífero que pueda echar al trate los planes de subida del barril (cuestión relacionada con las masas monetarias del dólar y otras cuestiones de burbujas y manejos monetaristas).

Por lo tanto, al incidente extraño y sorpresivo se ha respondido con dos cuestiones. La primera la de lanzar a los perritos falderos de la CNMV por si acaso. La segunda, el Credit Suisse, (que sabrán unos banqueros suizos de petróleo?), reduciendo el valor del descubrimiento del yacimiento para evitar cualquier sorpresa. Nada debe arruinar el manejo de esa gentuza de ladrones de Wall Street y para eso están los perritos de la CNMV y de los bancos internacionales.

El gran juego continúa. Basta saber si Wall Street puede seguir jugando con sus cartas marcadas.

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