viernes, 6 de marzo de 2009

Contra el dogmatismo de las virtudes de los libres mercados de materias primas.

Se aproxima la fecha anual en la que las grandes mineras y las grandes siderúrgicas, mascaran los precios anuales de hierro. Yo no soy muy experta en eso pero vamos, viene a ser ahora cuando los precios para el hierro que van a recibir siderúrgicas como Mittal, Bao, Nipón Steel... será marcado junto con sus suministradores, las grandes mineras como Vale, BHP o RioTinto.

Este tipo de formación de precios no es nuevo y desde luego que no coincide con la formación de libre mercado tan propagandeada por los mercaderes vende humos. Pero sin embargo hay que considerar su papel, su forma de hacer las cosas y sus porqués y sus consecuencias.

La cuestión del hierro es tan importante tradicionalmente para la industria en general, como producto básico de la industria pesada, que mejor no jugar con ello. A la vez que la existencia de hierro más o menos disperso por todo el planeta hace fácil que no se convierta en un producto que sea fácilmente controlado. Sin embargo, como decía Adam Smith, los precios de las materias primas dependen de los costos de los yacimientos más productivos (o significativamente más productivos), y a partir de ahí se estructuran, o al menos deberían estructurarse los precios.

Tampoco está de mal recordar que fue el hierro de Lorena motivo de enfrentamiento entre Francia y Alemania, entre 1870 y 1945, y que la primera organización semillero de la actual Unión Europea, fue la CECA, Comunidad Europea del Carbón y del Acero. Poco más que una organización para garantizar que el hierro lorenés pudiera tener libre circulación, y no poder ser utilizado como arma de estrangulación de las economías del centro de la Europa Occidental.

Hoy en día existen muchos suministradores, desde los tradicionales del hierro lorenés y sueco, hasta el hierro del Orinoco, los yacimientos rusos... Sin embargo, y según creo, el Brasil es el país con mejores productividades y supongo que el hierro australiano también consigue ese papel en la zona del Asia-Pacífico.

Por lo general, existen grandes mineras que controlan buena parte de la producción exportable y a la vez se necesitan grandes siderúrgicas para la compra de dicho material. Oligopolios frente a oligopolios. La situación no debería ser muy diferente en el caso por ejemplo del petróleo.

Existen grandes yacimientos explotados por empresas de los propios países como Siderúrgicas del Orinoco (Sidor), hace con el hierro del interior de Venezuela. Y en los países más industrializados existen tradiciones de suministro producción de acero que puede provenir de mucho tiempo. (Por ejemplo los altos hornos de Lieja con respecto al hierro de Lorena desde antes del siglo XII).

Pero lo interesante aquí es ver como el mercado del hierro-acero, obedece a unas reglas de formación de precios que las desarrolladas desde los mercados de futuros de Chicago.

También es interesante pararse a la hora de entender las diferencias. En el caso del hierro, las siderurgias tienen la seguridad de que el precio de su materia prima principal no va a ser alterado en un año. Mientras que los altibajos en los mercados de materias primas, capitaneados por el petróleo, se marcan al ritmo de pantallitas de operadores de futuros y varían de un día a otro. (Aunque son futuros y por lo tanto se marcarían para cada mes en función de las decisiones de operaciones de los mercados, o al menos eso es la teoría).

Pero existe algo realmente incomprensible y es la necesidad del mercado al por menor o mercado de capitales para materias primas como el petróleo. Los clientes finales son grandes clientes que compran petroleros enteros para abastecer a refinerías, y los productores también son grandes operadores. Así que lo más lógico es establecer algo parecido a las negociaciones para precios del sector del acero. Aunque fueran acuerdos de menos duración que un año o incluso en una bolsa de grandes bloques. Pero la compra y venta de participaciones minúsculas en el mercado de futuros no tiene excesivo sentido. En dichos mercados la mercancía se multiplica, se convierte en numeritos en pantallas de ordenador, cambia de manos miles de veces, se reparte, se trocea, se manipula. Pero en ningún momento ese mismo petróleo que viaja por mar o por oleoductos, cambia su valor real. Teóricamente solo cambia el precio en función de la oferta instantánea de ese momento. Pero tampoco es que las refinerías cambien los ritmos de producción. En casos de variabilidad estacional en la demanda de productos refinados, existen los grandes depósitos de distribución y todo un entramado logístico. Y sobre todo, el petróleo es una materia prima vital con muy poca flexibilidad en la demanda final. Cierto es que en los últimos años se va subiendo la cantidad de producto demandado pero eso obedece a tendencias de fondo del desarrollo de países emergentes o bien a aumentos constantes pero pequeños en la demanda de países industrializados al ritmo por ejemplo del aumento del transporte de mercancías por carretera, viajes de avión o crecimientos de población. Pero en ningún caso podemos hablar de demandas flexibles de un día para otro, de una hora para otra, de un segundo para otro.

En un día el precio del petróleo puede aumentar o disminuir porcentajes importantes, 3%, 5%, 7%.... Desde luego que no es debido a la demanda final del producto por ejemplo una refinería que a ultima hora requiere de más materia prima.

El proceso como se ve, no tiene demasiado sentido. La cuestión es quien se beneficia y parece claro que ese es el sistema financiero.

Pongamos el ejemplo del mercado de metales de Londres. Recientemente (creo que cerca de poco más de un año si no recuerdo mal), se inició el mercado de metales del hierro. Lo cual parece absurdo considerando lo expuesto anteriormente sobre dicho mercado. Durante este tiempo el hierro, en dos clases, ha estado cotizando pero realmente no ha afectado al sistema de marcaje de precios globales. Sin embargo el intento está ahí. De momento se puede pensar que los operadores pueden apostar por el futuro de la cotización del hierro. Pero realmente no afectan a sus precios finales. Más que un mercado, cuya finalidad es la de fijar precios, se trata de una especie de lotería.

Lo mismo se puede decir de otros mercados como el petróleo. Sin embargo la diferencia es clara. En este caso si que afecta al precio final del producto por no se sabe muy bien que especie de magia. O al menos eso nos cuentan. La diferencia entre la lotería que ha creado el LME sobre el hierro y otros mercados de futuros como el NYMEX del oil o otros metales del LME, es que si afecta al precio y lo hace por un proceso que no es el más adecuado puesto que en dicho mercado puede operar todo tipo de operadores y no sólo los que desean adquirir de verdad el producto. A eso en otros tiempo se le llamaba especuladores y eran colgados en los pueblos cada cierto tiempo que se constataba cierto aumento del precio del pan, como en Julio de 1789 en los alrededores de París.

La idea de que los grandes intereses financieros son los beneficiados se debe a la multiplicación de los intercambios, a la multiplicación ficticia de los productos que se negocian, hasta tal punto que el papel ficticio es mayor, mucho mayor que el real, y por lo tanto, desde ese momento, hay el poder de manipular el precio.

Por supuesto, la característica que vemos más importante es el aumento de la volatilidad del precio, la capacidad para absorber grandes masas de capital especulativo, y la capacidad final de que los precios no se marquen en función de la oferta y la demanda (ambas como hemos dicho, bastante rígidas), sino en función de las masas monetarias, los intereses financieros.... Aunque también hay que decir que las grandes petroleras anglosajonas operan en este sentido como grandes operadores financieros y logran finalmente manipular el mercado pero siempre en colaboración de Wall Street.

Lo mismo podemos ver en los mercados de alimentos. No en los mercados locales y regionales pero si en los mercados de exportación internacional dominados por no más de una veintena de compañías como ADM, Kellogs, Cargill, Nestle... De nuevo, el mercado de futuros es utilizado tanto para manipular los precios internacionales como para distraer excesos especulativos. Aunque el mercado de alimentos tiene otras dinámicas más oligopolísticas y no tan monetarista a nivel de grandes grupos financieros.

En general, la pregunta que nadie parece hacerse, es bastante sencilla: ¿Por qué es necesaria la presencia de los mercados de futuros dominados por Wall Street, para la formación de precios en productos como las materias primas? Y, si realmente esos mercados están marcando o no precios por medio de teorías clásicas de formación de precios o sirven a intereses financieros?

No hay que olvidar que a pesar de todo lo que se diga, un banco no crea nada, nada de valor, como mucho numeritos en pantallas de PCs.

No hay comentarios: