jueves, 23 de julio de 2009

Se prepara un Otoño complicado

Leyendo a Mauldin desde uno de mis portales preferidos, marketoracle.co.uk, y añadiendo a otros, incluyendo a un vocero de la City como es Ambrose Evans-Pritchard, podemos ver que los problemas no desaparecen, todo lo contrario, parece que persisten de una forma obstinada en mantenerse como nunca antes se habían visto.

Y es que hay que poder diferenciar entre muchas cosas para poder ver algún amago de visión global de la situación. Hay que diferenciar entre cuando el optimismo es demasiado irreal o incluso diseñado para engañar, o cuando el pesimismo se deja llevar por paranoias conspiranoícas demasiado surrealistas intentando justificar la caída del neoliberalismo como bandera ideológica de enganche. Hay que poder a la vez, delimitar los diferentes problemas macros y sus círculos de influencia: la cuestión de la fiabilidad de los bancos, la deuda pública, la deuda privada, el paro, las ventas de las empresas, las perspectivas del dólar, las cuestiones de inflación, deflación, hiperinflación, los precios energéticos y de materias primas, los brotes verdes y amarillos, la capacidad de los gobiernos para hacer ver que todo va bien, los propios intereses de la prensa o de algunos analistillos, de los propios bancos de inversión, de las agencias de ranting, de....... Realmente parece como si fuéramos recogiendo pequeñas piezas de un puzzle gigante y poco a poco nos entusiasmamos o nos enfadamos cuando intuímos si ya somos capaces o no de ver la composición final.

Y es que a pesar de que llevamos dos años de crisis en los mercados, desde que a mediados de Agosto del 2007 dieron el susto de partida en las bolsas (anteriormente ya había avisado un año antes con la curvatura de yields de corto y largo plazo), parece que la cosa aún no se vislumbra claramente en el horizonte. El primer año fue inflacionista, se hablaba de estanflación entre otoño del 2007 y julio del 2008. Y este último año de deflación. Bueno, al menos empate en el tiempo en que han prevalecido ambas posturas como dominantes. Aunque tengo la sospecha que no importan demasiado ni una ni otra en un escenario del dólar.

Pero parece que el escenario de que algo grave puede pasar en otoño es algo que se está cociendo en las cocinas del pesimismo. Y no es para menos cuando algunos de los pronósticos peores se van cumpliendo. De momento la bancarrota de California (a la que pueden acompañar hasta 37 estados de la Unión) junto con la de ciudades como Filadelfia.

Después está la cuestión del precio del petróleo. Se puede argumentar que entre 60 y 70 dólares el precio está muy alejado de los máximos de Julio del año pasado, pero eso es solo una manera de verlo. El 2008 empezó con unos precios de 90 dólares y durante el 2006 y 2007 se puede decir que el precio de 60-70 dólares es incluso caro. Una ruptura en el índex dólar que arrastrara al petróleo por encima de los 80-85 dólares podría tener repercusiones muy duras en el escenario de economía real. Sobretodo en el escenario norteamericano.

La verdad es que se está socavando seriamente la economía del dólar. Pero no lo hace de hoy para mañana ni para el mes que viene. Los acuerdos monetarios fuera del dólar, protagonizados por Irán, China, el ALBA, MERCOSUR, Rusia.... los acuerdos bilaterales para comercio o las decisiones sobre reservas de divisas y sobre oro, empiezan a definir una alternativa realista y viable pero que aún necesita tiempo. Aún así supone un desafío a largo plazo.

Si a eso le sumamos los socavones en la propia economía USA vemos que las cosas se agrandan.

Normalmente se define una crisis cuando varios acontecimientos inesperados o mejor dicho nefastos, suceden al mismo tiempo. Por regla general cuando uno o varios sucesos no deseados se producen pueden existir planes de contingencia racionales. Pero cuando varios, los suficientes como para sobresaltar las medidas previas, desbordando completamente las previsiones más pesimistas, se produce una crisis.

Y ahora tenemos unas cuantas cuestiones no deseadas. Empezando por un hecho sencillo como es la fiabilidad de los datos oficiales. Algo que hemos tenido la experiencia de ver en España a partir de la nueva manera de contabilizar el paro proveniente de la Unión Europea, ya se sabe, eso de que los de los cursillos, o las EREs no cuentan por ejemplo. Y eso que proviene de la UE, ese paradigma del marqueting donde todo es estupendo.

De momento las preocupaciones más acuciantes parecen venir del exceso de emisión de deuda por parte de los estados, del aumento de los déficits y de la falta de capacidad para colocarlos a medio plazo. Si ya hay un colapso fiscal en las entidades de gobierno regional y local norteamericanas, quizás lo siguiente sería directamente el corazón de los emisores. Junto a las dudas sobre las emisiones de deuda de los países ‘fuertes’ ya parece que se nos haya olvidado los problemas de economías de los países del Este de Europa por ejemplo (otros que se han perdido en el espejismo del márqueting de la palabra Europa), aunque ese problema, de momento, está solucionado gracias a la capitalización del FMI que se produjo no hace demasiado tiempo. Unos meses de respiro.

A la vez que parece que se celebre por todo lo alto los resultados empresariales que todo hay que decir, muestran, salvo en excepciones, una gran portentosidad en imaginación contable. ¿Cómo se puede considerar un entorno de aumento de confianza mientras el paro aumenta y las condiciones sociales se deterioran?. Aumento de la tasa de ahorro. O mejor dicho, algún tipo de reducción en el endeudamiento que a la vez supone menos renta destinada al consumo. Así que ¿cómo se puede considerar un aumento de confianza del consumo y a la vez aumentos de tasas de ahorro en entornos contractivos? Algo no cuadra.

Por lo tanto, precios altos (aunque no tanto como en los picos especulativos si más de lo que sería normal en una zona de recesión), disminución del consumo, tasas de ahorro que a pesar de todo no pueden corregir el endeudamiento masivo... y mientras tanto, el gran secreto de todos los secretos, la composición del sistema financiero global (no solo el estado de los balances de los bancos sino también las grandes burbujas en Defaults y sobretodo en Swaps sobre intereses, el gran tamaño del globo inmenso de dinero imaginario que aún ni siquiera ha estallado.

Desde luego todo un conjunto de cosas que no han desaparecido. Todo lo contrario, parece como si la desaparición de las pequeñas burbujas están dejando ver lo que había al final del bosque, y realmente es algo que tiene muy mala pinta. Pero bueno, no seamos demasiado presa del pesimismo, que ya se sabe que todo es del color del que lo pintan y siempre puedes comprarte unas bonitas gafas de filtros de colores si no quieres ver la realidad.

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