domingo, 13 de julio de 2008

La cruda realidad. Nociones de economía para catedráticos.

Poco a poco van a apareciendo retazos de pensamientos económicos, referidos a la crisis, que se aproximan a las posiciones que expongo. Hoy sin ir más lejos, en La Vanguardia (el diario que va perdiendo prestigio a pasos agigantados), referidos a las posiciones del presidente del Banco de España referente a que sería posible, e incluso preferible, provocar la crisis. Es decir, ante las insistencias de los empresarios que se quejaban de falta de crédito, Fernández Ordóñez ha preferido sacar a relucir la cruda realidad. Y es que los empresarios así están, tan tontos como piratas, buscando el botín incluso cuando el barco se hunde. Sino, sólo remitirse a las declaraciones de alguien con tan pocas neuronas como su jefecillo, el tal Gerardo Díaz, diciendo que lo de la inflación no es cuestión de los márgenes empresariales. Eso si que es bueno, será todo culpa de los salarios. Aquí el sector inmobiliario, la construcción, las industrias de material, cementeras, ceramistas, bancos y el resto del mundillo dedicados de forma directa o indirecta al ladrillo, se han hecho de oro a base de subidas de dos dígitos en los precios de la vivienda de forma anual y continuada durante años y ahora resulta que no, que no es culpa de los márgenes. Aquí se tiene el mismo mal que en las américas del Norte, esas que funcionan a golpe de previsiones de beneficios escandalosos. Si consideramos que los beneficios medios de un país están en torno a sus tipos de interés, si los beneficios financieros en USA o los ladrilleros en España, se escapan escandalosamente de esas medias, pues luego que no digan nada. Pero que va, éstos de vergüenza poca y por decir que no quede.

En fin, volviendo a la idea de Fernández Ordóñez sobre que es previsible que la crisis acabé por explotar y cuanto antes mejor, se escapa la capacidad de las políticas monetarias a nivel mundial de seguir inyectando liquidez de dólares. Liquidez que acaba escapando a los mundillos de los futuros y derivados en petróleo, gas, alimentos, materias primas y demás mundos del CME, NYMEX y otras lindezas.

Leía además, en La Vanguardia, el artículo de un Catedrático de Economía Aplicada, un tal Berenguer de la UB. Después de leer su artículo casi me daban ganas de preguntar en que rifa regalan las cátedras y luego reflexionaba sobre si es tan inocente debido a que en la universidad no tienen ni idea de economía financiera o sobre si se pinta así el artículo para hacer creer que las teorías que se explican son verdaderas por más que cada vez están más claras las cosas. Se trata del dólar señor Berenguer.

La idea es sencilla, ya se ha explicado. La extrema liquidez inyectada en el sistema no ha ido a parar a la mejora de la inversión de capital productivo sino a las burbujas de crecimiento rápido con base especulativa, léase suelo inmobiliario, petróleo, metales, o futuros sobre maíz, arroz, trigo... No sólo ha sido cuestión de los especuladores sino del propio gobierno de los USA, con planes como los que llevaron a especular con los biocombustibles, o invasiones a Irak, amenazas a Irán, malas relaciones con Venezuela... para encarecer todo ello. Y es que una vez que se imprimen los dólares y se multiplican por la máquina financiera USA, es necesario colocarlos, y así se hace en los lugares más sencillos, es decir, en los mercados de derivados. Que tiempos aquellos donde se invertía en deuda del Tesoro USA. O como en los años 80, donde los USA podían manejar los petrodólares de los jeques colocándolos en la deuda latinoamericana. Después claro, venía Volcker y subía los tipos de interés para que el dólar no se cayera.

Ahora no estamos a principios de los 80. Entonces el mundo estaba dividido y se estaba o a un lado u a otro del telón de acero churchilliano. Pero tengo la impresión de que de la misma manera que en los 80, Ronald Reagan y sus planificadores tenían muy claro el enemigo y que era un enemigo y por lo tanto era lícito una especie de estrategia económica de guerra, ahora, a principios del siglo XXI, otra planificación estratégica ha tenido como objetivo socavar los cimientos económicos chinos. Si se trataba de aumentar los costes primarios, y de transporte para encarecer las exportaciones chinas y por otro lado intentar forzar una reevaluación del yuan, otros aspectos no se tuvieron en cuenta: el renacimiento ruso, el rápido crecimiento indio, la contestación a la hegemonía en Latinoamérica, y seguramente la oposición dura en Afganistán. Lo de Irak, me da por creer que todo va, más o menos, como estaba pensado, salvo quizás los costes. La resistencia china también está siendo mucho mayor de lo pensado y todo ello lleva a unos niveles inaguantables para la propia economía norteamericana. Las tensiones propias en el sistema hacen incluso pensarse las cosas a aliados poderosos, como los países de Golfo con sus ideas de implementar su moneda en el 2010. También la puesta en marcha de una economía completamente desloralizada en Irán, o incluso la idea de intercambio comercial garantizado en monedas locales en el marco del MERCOSUR. Demasiadas tensiones.

Por lo tanto, se juntan demasiadas cosas y desde visiones muy altas. Cuestiones geoestratégicas con economía global y la guerra sorda por la supremacía mundial, mientras que el sistema económico interno norteamericano no da más de sí. De eso se trata, de una sociedad muy endeudada, deseconomizada, que pretende mantenerse como potencia mundial. Y no una potencia cualquiera sino más bien un imperialismo costoso y agresivo de bases militares, flotas y ejércitos desplegados por medio mundo. Demasiado en el mundo globalizado de internet.

EN fin, volviendo al esquema puramente económico, nos encontramos con una economía superendeudada, con récord mundial de déficit por cuenta corriente pero con su maquinita de hacer dólares que a la vez son la base del comercio mundial. Y esa es la clave, se necesitan hacer muchos dólares para que el sistema financiero no se hunda, que a la vez van a parar a los mercados básicos globales, lo que supone una inflación masiva y constante, una depreciación del dólar. Interesante y demostrativo como a pesar de que se han reducido los consumos de hidrocarburos, sobretodo en USA pera también en Europa y otros países desarrollados, a pesar de que se anuncian aumentos de producción y de que por otra parte la OPEP dice que la demanda está adecuadamente cubierta y sin problemas, pues el barril sigue subiendo.

Eso sencillamente es producto de que las inyecciones de dólares siguen aumentando muy por encima de las necesidades de comercio mundial. Es más, si reducimos el comercio mundial por medio de una reducción de demanda, los dólares sobrantes siguen ahí ya que el sistema no los absorbe de nuevo y por lo tanto la reducción de los consumos supone otra fuente de alimentación de la inflación. A la vez, las caídas del dólar supone para los grandes acumuladores (China, Rusia, países del Golfo), un indicio más de desconfianza. Es el dólar, ESTÚPIDO.

Ante ello sólo hay dos opciones, o se provoca la crisis por medio de una reducción de la liquidez por medio de reducciones de deuda y por lo tanto aumentos de tipos, o bien podemos seguir inyectando dólares para ir tapando agujeros, a pesar de que llegará un momento en que los agujeros que se abren lo hacen a mayor velocidad de lo que es posible para poder ir tapándolos. A eso se le llama hiperinflación. La opción segunda es dejar que se caiga lo que se tenga que caer e intentar reducirlo mediante aumento de tipos de interés. Algo así como la doctrina Volcker, pero también algo así como las políticas de la Gran Recesión en la época Hoover y Roosevelt.

¿Y en España? Pues aquí no hay imprenta de dólares y la de euros está fuera de control. Si que es cierto que al menos eso implica que no hay devaluaciones, lo cual no se si es bueno o malo. Si España hubiera estado con la peseta ya hacía años que se hubiera producido la devaluación de rigor al ritmo de crecimiento del déficit por cuenta corriente. Pero en lugar de aproximar la economía española a los ritmos del Norte de Europa, se ha preferido hacer la una fiesta particular. Y ahora tenemos el caso B, es decir, una reducción de crédito para intentar subsanar los daños de forma lo más rápida posible. Es decir, que lo vamos a pasar mal. Pero quizás no tan mal como los USA.

Y sin embargo el anuncio de finales de la semana pasada y principios de esta semana que acaba ahora, en el sentido de subida de tipos del BCE y de anuncios de que la FED y el gobierno USA aún seguirían dando liquidez, supone mantener de nuevo el intento absurdo de salvar los muebles, los muebles de los banqueros claro, no van a ser los muebles de la gente normal. En fin, que el retraso en las políticas de incrementos de tipos para intentar cortar la inflación global sencillamente suponen que las subidas y las velocidades posteriores serán mucho mayores debido en parte al retraso y también a que se inflará o se intentará inflar más la liquidez del dólar a costa de subidas de nuevo en los precios básicos. Y si los mercados no acompañan pues ya se inventarán una guerra en el Golfo para conseguir entretener un poco más la masa de dólares en suspensión.

Realmente todos los caminos conducen a lo mismo, a Roma, o a la caída del imperio romano.

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