sábado, 18 de abril de 2009

Capitalismo y Supracapitalismo III

La historia del supracapitalismo reciente, tiene sus fechas de inicio a principios de los años 70s. La crisis producida por la guerra de Vietnam amenazaba el mantenimiento de las reservas de oro en USA. Así que la culminación de las políticas de reformas económicas, a fin de poder mantener el control hegemónico mundial, comenzaron con la renuncia a la convertibilidad del dólar al oro, vigente desde Bretton Woods, en 1971 por el presidente Nixon. No fue un cambio único. Fue acompañado por un pacto previo en 1970 con la OPEP, a fin de garantizar que el comercio de petróleo fuera realizado en dólares. Junto a ello, el ascenso de una nueva ideología economista, el monetarismo de la Escuela de Chicago, frente al Keynesianismo vigente hasta entonces.

El monetarismo era la ideología necesaria para sostener el tipo de nueva economía y del supracapitalismo en un mundo de divisas flotantes. A partir de ahora la posibilidad de creación de dinero se multiplicaba. Todo ello para poder pagar las deudas norteamericanas de las guerras, la expansión militar y la decadencia relativa norteamericana, lógica tras la reconstrucción del mundo en los 50s y 60s tras la II Guerra Mundial. El enfrentamiento ideológico con el bloque comunista junto con la idea de expansión del gasto público militar. Quizás la idea de que si no se mantenía de alguna manera, el gasto militar y por lo tanto el gasto público, se vería una invasión comunista, espoleando quizás, medidas nuevas que debían ponerse en marcha para mantener la capacidad hegemónica. Este carácter de economía de ‘guerra fría’ donde nace el monetarismo y el neoliberalismo, no debería olvidarse, por más que en los años 90 no se hicieron demasiadas reformas para adaptar la economía a un mundo post guerra fría.

Durante los años 70s, a partir de la aplicación de los cambios flotantes en las divisas, y del aumento de la impresión de dólares, se produjo el fenómeno inflacionario. Primero por medio del primer choque petrolífero. El petróleo dejó de ser un producto de precio casi fijo en 1,80 dólares/barril, producto de las leyes clásicas de oferta y demanda rígidas, a ser un producto de alta volatilidad y aumentos de precios importantes. En el primer choque petrolífero, a partir de finales de 1973, se pasó a doblar el precio del barril. El aumento de los precios en los mercados internacionales comerciales, era un primer paso adecuado para poder absorber la alta emisión y creación de dólares. La primera regla supone que si aumentamos el comercio global, comercio en dólares, este comercio distraerá gran cantidad de dólares emitidos por lo que el efecto anti inflacionista es evidente. Si además, este comercio se realiza con precios más elevados, la masa monetaria distraída es superior.

El monetarismo tiene en las fuentes del libre comercio un factor determinante para iniciar la distribución de papelitos y de creación de dinero sin limitaciones. A medida que podamos encontrar nuevas fórmulas para la colocación del dinero emitido, podremos emitir más y más dinero, lo cual supone beneficios bancarios (creación de deuda, apalancamientos sobre capital...) y también la capacidad de poder financiar déficit públicos. En si mismo es la propia fusión de los intereses de los lobbies militar-industrial, que necesita fuertes aumentos de presupuesto, y de Wall-Street.

En los años 70s, se produce un fenómeno interesante y es la acumulación de petrodólares, a raíz del aumento de precios del petróleo, en los países del Golfo. Hay que decir, que durante esta época, USA mantenía un alto grado de producción interna de petróleo y para cubrir lo poco que necesitaba del exterior, sus importaciones dependían de economías dependientes, como Canadá, México o el resto de países Latinoamericanos. El pico de producción en USA se produce precisamente a finales de los 70s o principios de los 80s.

Por lo tanto, para evitar que los petrodólares retornaran de nuevo a USA en forma de inversión por ejemplo (lo cual podría producir el efecto nocivo inflacionario), la banca norteamericana encontró la fórmula para seguir aumentando sus ratios de beneficios (es decir de creación de más dinero), mediante la gestión de la colocación de estos superávit en los países latinoamericanos mediante la utilización del FMI y el Banco Mundial y con la aquiescencia de los regímenes militares teledirigidos por Washington.

El resultado final fue que con el segundo choque petrolífero, a raíz de la revolución de los ayatolás en Irán en 1979, se produjo un nuevo repunte de los precios que no podía ser tan fácilmente controlado como hasta entonces. La inflación se disparó y las consecuencias fue la política de choque de subidas muy importantes de los tipos de interés por la Fed, la política de choque de Volcker. Por lo tanto, se consiguió controlar la inflación (en un contexto de estagflación), y aumentar el valor del dólar a costa del resto de monedas latinoamericanas que se vieron con cifras imposibles de pagar en la deuda.

A pesar de que los precios petrolíferos alcanzaron sus picos máximos en 1984-85, se puede decir que existían problemas de colocación del dinero. La doctrina Reagan-Thatcher intentó solucionar las cosas mediante la absorción interna del dinero, mediante el llamado capitalismo popular. Mediante el mismo se privatizaban múltiples activos estatales para que pudieran absorber masa monetaria. Mientras que las políticas de Reagan suponían un reconocimiento de la nueva era en la que el déficit público no existía. Es decir, el estado podía aumentar el déficit estando seguro de que no había limitación en la emisión monetaria y que la colocación de la misma para evitar graves problemas inflacionarios, dependía de la imaginación para aumentar el sector financiero mediante nuevos negocios de ingeniería financiera.

Al principio, en los años 80s, se aplicaron también algunas recetas clásicas como el aumento desmedido de fusiones y adquisiciones, operaciones empresariales en Wall Street, (que no suponían la mejora en los negocios pero si la colocación y uso de gran cantidad de dinero), así que la palabra de moda era sinergias. (Y si no existían se inventaban). Junto a ello las privatizaciones del sector público, la idea de crear negocios de todo, aumentar los negocios financieros y las transacciones monetarias. Es importante notar que la gran mayoría de estos ‘negocios’ no suponen per se, una mejora económica o de eficacia. Pero la privatización se convierte en dogma de fe para los monetarias, en aras de una supuesta mejora de las eficacias, siempre de cara a poder colocar más papeles en el mercado. El mercado a la vez se convierte en sagrado, ya que todo depende de la capacidad de crecimiento del mismo para poder absorber las masas monetarias. No importa el tipo de mercado o de intercambio. Para ello está por ejemplo, la ingeniería financiera, para crear nuevos productos a fin de abrir nuevos mercados aunque no cumplan la misión clásica de intercambio de productos y servicios.

Los mercados monetarios pasan a tener tamaños impresionantes y sin límites y empiezan a aparecer productos nuevos como derivados y semejantes a fin de poder aumentar la colocación de dinero. La crisis del 91, que en España llegará en el 92-93, supone la primera prueba de fuego. Los yuppies de New York pasan a segundo término. El mercado bursátil ya había avisado en 1987 y posteriormente en 1989. Los años 80s, suponen además, un aumento artificial de los costes de producción de productos, a raíz de los intereses monetarios. Lo cual permite el desarrollo amplio de las economías japonesas y de los tigres asiáticos. Estas economías clásicas, de producción y de exportación, se enfrentan por primera vez a la nueva economía financiera. No será la primera vez, se producirá otro choque en 1997. Sin embargo, los años 80 se caracterizarán por el primer tipo de divergencia entre intereses de sectores económicos. Mientras que por ejemplo, Wall Street quiere altos precios, por ejemplo en el sector del automóvil con precios caros de la gasolina y coches de alto consumo para que el mercado de productos energéticos mantenga una alta masa monetaria, los fabricantes se las verán moradas para hacer frente a la competencia nipona. Los japoneses obtienen un elevado superavit comercial en una primera versión de lo que será en el siglo XXI las importaciones chinas. Los japoneses se pueden dedicar a comprar edificios, estudios de cine... y a vender un montón de productos industriales. Será la primera fase de decadencia de la industria básica en USA. Por el contrario, este superavit se traslada a Japón donde produce burbujas en las bolsas, o el mercado inmobiliario, siendo un antecedente importante de los fenómenos la administración Bush hijo. El déficit comercial supone la salida de masa monetaria (masa de papelitos creados de la nada) y por lo tanto la exportación de inflación.

El asunto quedará resuelto por medio de una nueva guerra, la primera Guerra del Golfo (lo que supone un nuevo estímulo de economía militar keynesianista), por el paso de una nueva administración a partir del 92, con ideas de reducción del déficit, y por algo tan sensacional como pedirle sencillamente a los japoneses que revalúen el yen.

A pesar de que la administración Clinton pudo contar con una mejora en las cuentas debido al cuidado por el subsanar el déficit público y por lo tanto controlar un poco las emisiones monetarias, también es cierto que los años 90 van a ver repuntos importantes en la expansión de los mercados financieros. Por ejemplo mediante la expansión de internet, la evolución de los mercados de derivados, la creación de productos financieros nuevos, el desarrollo de grandes burbujas financieras, la expansión de la globalización y las privatizaciones a nivel mundial...

El cambio de las políticas monetarias en USA golpeará sobretodo a países que hayan atado sus monedas al dólar. Se produce gracias al mejor control del déficit público, una reevaluación del dólar, y a la vez una reducción en los precios de los mercados más importantes como el petróleo. En estados como México, dependiente por una parte de precios del petróleo y por otro con un peso sobrevaluado por su conexión con el dólar, se produce la primera crisis importante en 1994. En general este aumento del dólar puede provocar aumentos de los déficit en otros países como ocurrió en el principio de la crisis asiática del 97 en Tailandia. Posteriormente trasladado a países como Corea o Rusia.

Es interesante resaltar en los 90s, como se produce un aumento de las burbujas, sobretodo de las bolsa, a raíz de las punto.com pero también de muchos otros valores, a pesar de que se mantienen bajos los precios de los productos energéticos globales y de las materias primas. De nuevo una oportunidad para países exportadores como los del sureste asiático con ya una China en movimiento. Curiosamente, será China un país que no se contagiará de la crisis del 97 en parte debido a la poca capacidad de apertura de sus mercados de capitales.

La última fase, durante la administración Bush, ha sido una copia de los objetivos trazados en la administración Reagan en los 80s: déficit público, déficit comercial, keynesianismo militar con intervenciones exteriores, reducción de impuestos a las clases de renta alta, aumento de los precios de los mercados de materias primas... Ha ellos se suma el desarrollo de nuevos productos de ingeniera financiera, un poco siguiendo la era Clinton, (CDSs, nuevos derivados, desarrollo de mercados globales de capitales...), tanto en lo que se trata de nuevos productos como el acceso a mayor cantidad de agentes y personas desde las propias bases del capitalismo popular de los años 80 y 90.

Sin embargo la era Clinton, con un dólar relativamente alto, supuso a la vez la salida de numerosas empresas al exterior, la repatriación de activos industriales manufactureros. Además, la incorporación de nuevos países del Este de Europa, el antiguo bloque comunista, que en los años 90, pudo utilizarse para expatriar y colocar capitales, junto con la compra de activos por medio de los procesos de privatización preconizados por el FMI en la serie de crisis externas de los años 90s... Eso supone la inversión externa frente a la poca capacidad para invertir en activos manufactureros salvo en algunos sectores de alta tecnología y alto valor añadido incluyendo el sector de la industria militar. Así que la era Bush, al finalizar se encuentra con un país con menor base económica para hacer frente a una crisis superior a la de principios de los 90s, de la misma naturaleza pero con añadidos nuevos y más perjudiciales. Sobretodo en lo referente a los apalancamientos financieros máximos a los que se llevó la economía financiera con las políticas de tipos bajos de Greenspan. La exuberancia financiera de los años 90 se convirtió en la financialización de la economía de los años 2000s.

Pero existen además una serie de dificultades políticas añadidas diferentes al escenario del 92-93. Por una parte el euro supone una fuerte competencia para el dólar, y por lo tanto, el dólar no es el único refugio ante una crisis monetaria. Pero además, China no es Japón y no ha querido realizar reevaluaciones bruscas y no competitivas de su moneda que habría provocado una crisis interna dejando vía libre al desarrollo interno en los USA. Además, las condiciones de división social y de polarizaciones de las rentas, son superiores a las de los años 80s, en parte debido al mayor tiempo trascurrido desde el abandono de las políticas sociales del New Deal al grito de privatización para poder aumentar los campos de juego monetarios.

Resumiendo: la evolución monetarista de cambios flotantes, junto con el deseo de aumentar los negocios de base financiera por encima de todo lo demás (mayores rentabilidades que los negocios manufactureros tradicionales), junto con un desarrollo de productos financieros, el desarrollo amplio de mercados de capitales financieros, la dejadez en la economía manufacturera, incluso de las medidas de eficacia de economía estatal, el endeudamiento masivo y la creación masiva de capitales monetarios junto a retos nuevos limitadores en estas políticas del dólar, encabezando el movimiento el sector financiero de Wall-Street- City, llevando a una globalización mundial del mercado de capitales y de los negocios financieros por encima de la economía real... es lo que caracteriza esta última fase del supracapitalismo.

1 comentario:

Rafael del Barco Carreras dijo...

JUAN ANTONIO SAMARANCH TORELLÓ.

II. CATALUÑA Y SUS BANCOS VS. CATALUÑA Y SUS CAIXAS,

E INMOBILIARIA COLONIAL S.A.



Rafael del Barco Carreras



Julio 2009. Que altos cargos de la Generalitat pidan su cese como Presidente de Honor del COI por su pasado fascista es otra de las muchas tonterías o cortinas de humo de nuestros excéntricos políticos. Descubrir la pólvora. A mí, escrito el 10-2007 en www.lagrancorrupcion.com, el personaje me interesaba por su impune implicación en las quiebras y estafas de Javier de la Rosa con trágicas consecuencias en mi vida. Implicación no denunciada por ningún político. Pero las de Javier son travesuras comparando con la situación actual, sin duda consecuencia de un modo de entender el Poder y Dinero.

Es ininteligible alcanzar la aureola de prócer con tanto fascismo y tanto desastre financiero. Impunidad de gran sátrapa. Sin adentrarnos en el oscuro franquismo, donde los dirigentes siempre son honrados y genios, se inicia la suma con el Banco de Madrid y Banco Catalán de Desarrollo. Bancos de la familia FRANCO, máximo ejecutivo Jaime Castells, que cuentan que en 1975 visitaba muy menudo la Diputación (Generalitat actual) y el Ayuntamiento. En una, Presidente Samaranch, también Presidente de la Caja de la Diputación, hoy CAIXA DE CATALUÑA de su empleado y protegido entonces y después Narcís Serra, y enfrente al Alcalde Joaquín Viola, los dos, consejeros de los bancos con sucursales en Suiza. Desaparecieron no menos de 200.000 millones “reestructurados” por absorción del BANESTO, que con ésta, y varias más, quebraría, a cargo de Mario Conde. Y otra curiosidad, la sede central del Grupo Banco de Madrid es ahora la del GRUPO GODÓ, LA VANGUARDIA, que con el ERE en curso le sobrará la mitad del edificio. La Vanguardia (española), la gran propagandista del franquismo y sus “conspicuos” personajes.

Pasa por Moscou de embajador y consigue el COI ¡gracias a los soviéticos! Y saldrá bien de una acusación de los americanos por corrupción. De 1987 a 1999 Presidente de LA CAIXA, y la interesante vicepresidencia de INMOBILIARIA COLONIAL, comprada al desaparecido BANCO CENTRAL, hasta el 2005, entre otras muchas consejerías. El hombre más poderoso de Cataluña. Ante él todos de rodillas, como él ante FRANCO. Ahora a sus 90 años pueden decir cualquier bobada, ya ocurrió con el cuñadísimo Ramón Serrano Súñer, que moriría tranquilo y riquísimo a sus 101 años, con una denuncia en París por crímenes contra la humanidad por su colaboración con Hitler. Y si los "progres" barceloneses sueltan una de sus profundas elucubraciones, los madrileños lo pasean para sus sueños olímpicos provocándole un achaque. ¿Y sobre lo de Presidente Honorario Vitalicio de LA CAIXA?. LA CAIXA es tabú para progres y no progres.

Y BARCELONA entrará en la PROFUNDA CRISIS, a pesar del empuje de las Olimpíadas, el turismo, las transferencias a la Generalitat, el posterior EURO, el dinero abundante y barato del crédito europeo, la gran expansión nacional e internacional de LA CAIXA bajo su Presidencia, y de las otras caixas, invirtiendo sin freno ni lógica de mercado en un irracional crecimiento inmobiliario, un pozo sin fondo… pero repito, una crisis muy especial, creadora de tanto dinero negro por tanta quiebra, DESFALCOS Y BURBUJAS, que pudiera su clase dirigente vivir varias generaciones sin molestarse ni en crear empresas ni en quebrarlas. Y si el Estado y Europa continúan inyectando EUROS a caixas y bancos, paliando paro y quiebras, la situación se eternizará en estrecha relación con su muy consolidada economía sumergida. Un paraíso a rebosar de marginalidad.

Un ejemplo, los De la Rosa siguen navegando este verano por Ibiza, las Baleares, y Cadaqués, en yate, dicen, alquilado por el hijo de Javier, y con invitados. Sigue en www.lagrancorrupcion.blogspot.com