lunes, 20 de abril de 2009

De nuevo comparando: 1929 con la crisis actual.

Hoy (Domingo), he visto un artículo de comparativa entre la Gran Depresión de los años 30 y la actual crisis. El artículo desde http://www.oroyfinanzas.com/InformacionArticulosOro.aspx?idArticulo=02588&articulo=La%20devaluaci%C3%B3n%20del%20d%C3%B3lar%20es%20inevitable%E2%80%A6%20igual%20que%20en%201934
Naturalmente hay que decir que las webs de este estilo solo buscan colocar oro. Pero desde luego que algo de sentido si tiene. Sin embargo, yo voy más allá a la hora de comparar esta crisis y la de 1929. Ya he expuesto en este blog más de una vez que la crisis que hay que comparar realmente es la de 1873-96.

Esta es la comparativa en la que se basa para decir este artículo lo que dice, y después se proyecta en una serie de cuestiones que ocurrieron en 1929-34 para acabar comparando la situación con la actual preconizar un precio del oro de 2.500$ la onza.

Si nos centramos solamente en la comparativa dice así:

Estos son algunos problemas económicos que actualmente están causando grandes estragos en los Estados Unidos:

- El sistema bancario se está colapsando.
- Oleadas de embargos recorren el país.
- Los precios de la vivienda se tambalean.
- El mercado a la baja devasta las acciones en Wall Street.
- Hay desempleo masivo en toda la nación.
- En general, estamos en una espiral deflacionaria.
- Las tasas de interés son demasiado bajas.
- La confianza del consumidor está por los suelos

¿Y cuáles fueron los males que provocaron los grandes estragos en 1933?

- El sistema bancario se estaba colapsando.
- Oleadas de embargos recorrían el país.
- Los precios de la vivienda se tambaleaban.
- El mercado a la baja devastaba las acciones en Wall Street.
- Había desempleo masivo en toda la nación.
- En general, estábamos en una espiral deflacionaria.
- Las tasas de interés eran demasiado bajas.
- La confianza del consumidor estaba por los suelos.

En sí, no parece que sean argumentaciones muy economicistas o al menos como yo las entiendo. Más bien parecen eslóganes sacados de alguna campaña de márketing. Pero a pesar de eso podemos considerar que existe una combinación de sobreendeudamiento, sobredimensionamiento de activos financieros apalancados, deflación por caída de demanda (tanto de demanda de consumo como de caída de los mercados financieros que jugaban con materias primas). Y finalmente problemas en la economía real que acaban en paro y caída de confianza del consumo.


Me gustó un artículo de entrevista a Sampedro, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=83892&titular=una-conversaci%F3n-sobre-la-crisis- ,en el cual se hacía referencia a una diferencia entre ambas crisis. En la del 29, se trataba de una crisis de un país joven, quizás por excesos, mientras que ahora parece una crisis diferente. Quizás es que Sampedro tiene ya sus años.

Pero tiene razón en varias cuestiones. Aunque el inicio de la crisis tenga la misma razón, el exceso de endeudamiento de la economía norteamericana. En 1929 se llegaba a un 300% del PIB en cuanto a endeudamiento público y privado. En estos momentos se ha excedido esa cifra y se anda por el 350% del PIB, protagonizando esta parte final última, el endeudamiento público.

Pero aquí hay que empezar a hacer distinciones. En 1929, USA era un país todavía con buena parte de la población agraria o rural. En los años 20 los problemas en el sector agrario habían sido continuos debido a la competencia de los mercados exportadores mundiales de mejores productividades extensivas (Argentina, Canadá, Australia...). Por lo tanto el sector agrario andaba endeudado y con problemas, sobretodo en las pequeñas explotaciones. Los años 20s además, habían enseñado un nuevo sistema de consumo, el crédito al consumo, herencia de la economía de consumo de masas definida por Henry Ford y por la mejora de las rentas de las clases trabajadoras. A la vez, las empresas industriales norteamericanas se habían lanzado al reto de crear todo tipo de productos de consumo. Gran parte de los productos de consumo que llegan en los años 30s e incluso tras la II Guerra Mundial, están inventados en estos años 20s. Por lo tanto las empresas se lanzan a una carrera de inversiones de su capacidad productiva con el consiguiente endeudamiento. Por supuesto, tampoco hay que olvidar el masivo desembarco en Wall Street en busca de acciones. Acciones que como uno de los hermanos Marx relata, se producía a base de soplos, mediante oficinas con taquígrafos, instaladas por todas las ciudades, y a crédito o mediante modalidades apalancadas mediante lo cual solo era necesario invertir un 25% del precio o incluso menos. Una forma antigua de derivados apalancados.

Si comparamos con la situación actual, el personal anda igual o más endeudado que entonces, sólo que antes se había endeudado para comprar cachivaches producidos por la industria norteamericana y hoy para comprar cachivaches chinos o pagarse intervenciones médicas. Por otra parte, las manufacturas norteamericanas están off-shore, fuera del país. Ya no existe la crisis por sobresaturación de capacidad, o mejor dicho, sí que existe pero esta sobresaturación es mundial, mientras que en USA el sector manufacturero es inferior al 15% del PIB. Y por supuesto la gran diferencia. Si las empresas no han invertido en nuevas capacidades productivas, ¿en que lo han hecho?. Pues en un sobredimesionamiento de los sectores financieros, en productos como CDS, hedge funds, capital riesgo, subprimes, seguros médicos, financieras, derivados....

Pero además hay que considerar un factor fundamental diferente y es que en 1929, estaba vigente el pacto de Génova de 1922, mediante el cual se había producido una expansión monetaria por la aprobación de que las monedas no solo podían ser respaldadas por oro sino por otras monedas de reservas respaldadas por oro. Pero al fin y al cabo, las monedas terminan con el oro detrás como limitador de su emisión. Hoy en día el tipo de mundo monetario es de cambios flotantes. Por lo tanto la relación con el oro es diferente y por otra parte veremos cual puede ser la capacidad de devaluación del (sin valor) billete verde con relación a lo que pueden hacer otras muchas monedas.

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