jueves, 7 de mayo de 2009

Apuntes económicos.

Analizando el momento a largo plazo existen tres posibilidades. En primer lugar la optimista, ya está, la crisis se ha acabado, la mayor crisis del capitalismo desde la Gran Depresión del 29, ya se ha dejado atrás. Obviamente cada cual que crea lo que quiera pero no es precisamente lo que yo creo.

Bien, y ahora tenemos dos opciones a las que doy credibilidad y que nos retroceden a un debate que parece olvidado: ¿hiperinflación o deflación?. Del primer escenario el LEAP hizo su análisis dejando para otoño de este año el proceso por el cual se acabará en hiperinflación y en la caída del dólar. El proceso debería seguir un proceso de recuperación inicial, recuperar precios en materias primas, aumentar las rentabilidades de la deuda, proceder al cambio de ciclo en los tipos de interés... vamos, que de momento esta fase de optimismo podría entrar dentro de esa lógica.

El segundo escenario es defendido por quienes consideran que el proceso actual de inyección de dinero en el sistema se escurre adecuadamente sólo hacia los bonos y por lo tanto se mantiene la presión deflacionaria por más que la Fed y el Tesoro, quieran imprimir más y más dólares para luchar contra la deflación. Con ello concuerda el hecho de que la M3 norteamericana mantiene una tendencia de caída en las velocidades de crecimiento y está en la fase más baja y bajando.

En ambos escenarios las opciones (ya digo que son opciones para otoño o invierno), son o bien acabar en la destrucción de la economía norteamericana mediante la deflación, o bien acabar con la hegemonía del dólar que a su vez puede poner en graves problemas la economía financiera norteamericana y el sistema económico mundial. En este caso también depende de cómo lo haga el resto del mundo. La idea es que o bien USA se aisla en su crisis interna de la propia actividad económica, o bien pierde las bases de sus sistema de dominio económico de la llamada globalización y del patrón dólar como punto clave de su dominio económico y como hiperpotencia.

Extrañamente, la actual fase optimista de la situación, de la cual ya anunciamos su inicio, no ha movilizado el dólar, o al menos el cambio con el euro. El eurusd se ha mantenido entre 1,30 y 1,35. Una zona más o menos neutra. Para mí esta fase de optimismo sólo es una fase de reajuste en la velocidad de caída de la actividad. Sencillamente íbamos demasiado rápido, y sobretodo la economía real debe ajustarse a unas velocidades que no son exactamente las de caída de los activos financieros.

Además, en el caso español, estoy empezando a pensar que se han copiado vicios muy feos provenientes del otro lado del Atlántico. Me refiero a la manipulación de las cifras oficiales. Si antes tenía más o menos claro la manipulación de cifras de inflación ahora parece que tanto las de paro como las de PIB también copian el mismo vicio. Las de paro provenientes de directivas europeas absurdas que permiten ocultar ciertas cifras referidas a EREs, cursillos... no viene de nuevo. Las de PIB anuncian una caída de actividad curiosamente menor que las anunciadas en Alemania o Francia por ejemplo, cuando en esos países las tasas de paro no están aumentando ni por asomo, a la misma velocidad. La caída de las ventas de automóviles o, sobretodo, la caída del consumo eléctrico en un 20%, suponen sencillamente que las cifras de caída de actividad no son creíbles.

Además de que el modelo productivo español está en crisis sistemática. Pero no todo es malo. Parece que existe un razonable aguante en las cifras de empleo no provenientes de los contratos temporales ya que en este caso, el trabajo fijo (y por lo tanto mejor pagado), ha caído muy poco. Las empresas parece que han ajustado al máximo su capacidad de no renovar contratos temporales, liquidar relaciones con autónomos y toda la capacidad de bajo coste en desempleo que les permite la ley. Cierto que ha habido EREs pero en principio y con las cifras en la mano, incluso en este caso, se ha preferido concentrarlos en los contratos más expuestos.

Por lo tanto no es casual que la CEOE vaya pidiendo el abaratamiento del despido puesto que las empresas parece que han llegado al límite en los ajustes que podríamos llamar fáciles. Si la crisis se pararía aquí, podría existir algún tipo de esperanza de mantenimiento de la situación de consumo. Pero existen factores estructurales que hacen desconfiar de que se vaya a quedar aquí y que realmente no se vaya a tocar a las capas más protegidas y con ello realmente al consumo estructural. Por lo tanto nos encontramos ante una especie de impasse en espera que se resuelvan otras situaciones. Pero personalmente no soy nada optimista.

No hay comentarios: