sábado, 9 de mayo de 2009

Nabucco ha muerto y la UE también

La UE ha tenido un revés realmente imposible de recuperar en el asunto del gas. La UE debería acostumbrarse a pensar que realmente va a depender de países no manipulables, o al menos no manipulables por la UE para su suministro energético.

Con la producción de petróleo del Mar del Norte en caída libre aunque Noruega mantiene una buena política de diversificación en el Ártico también dependiendo de la colaboración rusa, las fuentes de autoabastecimiento se reducen.

La competencia aumenta por otra parte, los USA, siempre sedientos de hidrocarburos van reduciendo año tras año su cuota de producción propia y dependen más de Canadá y de México, otro país con problemas sobretodo con Cantarel aunque la nueva zona de explotación está publicitada como superior a Cantarel, quizás no sea para tanto.

Por otra parte por supuesto, está el tema de los emergentes. No solo China sino también la India lanzan sus compañías petroleras a lo largo del mundo para obtener fuentes de suministro. El caso Chino es especialmente agresivo en Latinoamérica y África, por lo que tienen estas dos zonas de patio trasero de suministro para USA y Europa.

Y por supuesto que Occidente se debe preocupar de garantizar el suministro a países como Japón, Corea, Taiwán...

El caso del gas es muy característico de la UE ya que buena parte del suministro depende de Rusia. Y es así desde los años 60s. La Unión Soviética demostró ser un suministrador fiable y efectivo durante muchos años y solo los problemas con Ucrania han supuesto problemas en los últimos años.

Rusia es el mayor productor de gas (y de petróleo) del mundo, pero existen otros con capacidad importante de exportación, sobretodo los ‘istanes’ de Asia Central y concretamente Turkmenistán. Pero también Kazagistán, Uzbekistán o Azerbaiyán. Frente a ellos solo países como Canadá, Argelia o algunos países del Golfo tienen capacidad para en su caso licuar el gas y enviarlo a Europa. Claro que hacerlo de esta manera es más complejo que enviarlo vía gaseoductos. De hecho, hasta hace muy poquito, Rusia carecía de plantas de licuefacción de gas.

Así que el tema de los gaseoductos y también el de los oleoductos, pasa a ser importante. El tema del oleoducto no es tan importante puesto que lo que se bombea puede ser introducido en un superpetrolero sin muchas complicaciones, mientras que el gas, necesita de complejas y caras terminales para LNG.

Así que lo que al final tenemos es un tema como el gas, que no afecta a los USA pero si a Europa por su dependencia. Con dos rutas, una desde el Norte de África hacia España y Francia y otra a través de los antiguos países del Este hacia Alemania e Italia.

Las propuestas de nuevos gaseoductos son dos: los patrocinados por Rusia y con fuertes intereses de algunas empresas alemanas, sobretodo el North Stream que iría por el Báltico sin pasar por países como Polonia, uniendo directamente los intereses de Rusia y de Alemania. Es algo que cuenta con numerosos obstáculos, ninguno de ellos importante, desde los ecologistas, a las dificultades técnicas del fondo marino pero sobretodo los intentos de protesta de países o instituciones rusófobas como las repúblicas bálticas o la OTAN. Sin embargo todo va viento en popa.
La otra cuestión es el South Stream, la ruta del sur. Frente al proyecto ruso de atravesar el Mar Negro y conectar con Europa Central a través de Bulgaria y Serbia, el proyecto europeísta Nabucco de hacerlo a través de Turquía, Rumanía.

El problema de Nabucco o su interés, estaba en conectar la UE, a través del corredor del Caucaso, con los productores de los ‘istanes’ y quizás en una segunda fase conectar con el Golfo a través de un Iraq domesticado. Un proyecto que permitiría aumentar los proveedores y por lo tanto la capacidad para negociar.

De eso se trata, si el monopolio está de parte de los suministradores la UE sale perdiendo, pero si el monopolio está en poder de los clientes es la UE quien podría imponer precios.

Pero este tipo de políticas tiene dos o tres aspectos. Por una parte el aspecto técnico y el aspecto real, es decir, hay que construir los ‘pipes’. Pero hay que tener en cuenta que no valen las duplicidades en un entorno de optimización económica. Se pueden hacer varios proyectos pero a fin de cuentas ganará siempre el primero por una parte y por supuesto el que consiga llevarlo lleno.

Y aquí es donde aparece el segundo aspecto fundamental, en la capacidad de los suministradores para decidir las políticas. Y en esto hay que tener en cuenta que los intereses de los suministradores están en constituirse en monopolio o al menos en oligopolio. Y además está el aspecto político de las cuestiones.

Si el interés de los suministradores es el de ir juntos, las revoluciones de colores, la astucia política, la política de garrote y zanahoria, la capacidad del capitalismo empresarial neocolonial, la capacidad de influir sobre regímenes políticos débiles.... todo ello es un allanador de pensamiento para hacer comprender a los suministradores que lo blanco es negro. Es decir, que sus intereses son los de los clientes, los de la UE y Occidente. No es nada nuevo, los imperios o los países fuertes, llevan intentando controlar sus suministros estratégicos exteriores desde hace miles y miles de años. Para conseguir mejores ventajas que el simple comercio paritario.

Sin embargo, el renacimiento de Rusia y la capacidad China, pueden suministrar un paraguas suficiente para proteger a los pequeños países de las injerencias ilegítimas de otros. Para ello, Rusia comenzó por reconocer su papel de socio en el asunto y no de especulador o explotador. Los contratos de gas se garantizan con los ‘istanes’ a los precios europeos. Es decir, Rusia no gana nada, pero actúa como aglutinador de la producción. Esta renuncia a ganar dinero como agente de trasiego de gas, agente intermedio (aparte de su propia colocación de su producción), ha sido el inicio del cambio de juego.

A partir de ese momento, tanto Kazastán como Uzbekistán y sobretodo Turkmenistán han varia sus estrategias de pivotar en los intereses para pasarse con los brazos abiertos al lado del oligopolio de los productores. No se trata, como diría la prensa de manipulación occidental, de un lado ruso, sino de un lado que garantiza precisamente la formación del oligopolio de los productores frente a la dispersión que intenta imponer los clientes. Se trata de un juego económico dentro de las propias estrategias de las teorías de juegos, y no tanto político. Aunque naturalmente el hecho de que se trate de Rusia y de China supone poder hablar con independencia y sin ser hostigados por otros medios, al menos en teoría.

Ahora los tres ‘istanes’ se han negado a firmar el preacuerdo político para suministrar a Nabucco el gas. Solo Azerbaiyán lo ha firmado, incluso considerando que la de momento poca producción de gas de Azerbaiyán ya está negociada con Gazprom. Es decir, carece de contenido.

La negativa de Turkmenistán ha sido un golpe directo a las políticas de intento de control de la UE. La cara y las expresiones de Barroso por lo ocurrido en Praga, han sido todo un poema. Supone de facto, el cierre del proyecto Nabucco ya tambaleante. Y sobretodo un ejemplo de cómo las relaciones mundiales están cambiando y se están alterando a ritmo vertiginoso, como la UE sobretodo, se deberá acostumbrar a ser un actor más y no un actor matón y amenazador, a pesar de su propaganda de poder blando frente a poder duro, sencillamente el único poder deberá ser el de cómo poder negociar en los escenarios internacionales con las reglas internacionales y no utilizando zancadillas herencias del pasado colonial o imitando a su primo norteamericano.

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