lunes, 11 de agosto de 2014

USA sin el dólar, especulaciones.

Vivimos en tiempos convulsos. Tenemos varos conflictos en marcha de extremo riesgo y algunos otros de consecuencias muy graves.

Dos conflictos, por sus posibles consecuencias, se distinguen: el conflicto en Ucrania, y el conflicto en Siria-Irak.

El conflicto en Ucrania se puede entender en tres dimensiones:
- El castigo a los rusos por la defensa del gobierno de Bashar Al Asad
- El dejar finiquitado los asuntos europeos antes de trasladar el grueso de los esfuerzos norteamericanos al Pacífico.
- La separación de un posible acercamiento ruso-europeo patrocinado desde potentes grups de poder en Alemania y cento Europa (incluyendo el South Stream).


Se trata pues de oleoductos y gaseoductos. Y se trata también del dólar.

Desde principios de los años 70, tenemos un model occidental anglo-norteamericano, con base en la City y Wall Street, pero con actores de máxima importancia como la Fed o el BIS, en el esquema de economías basadas en divisas de cambios flotantes. Para sostener divisas cuyo valor es nulo, solo son papelitos, es necesario una demanda implícita. Y ahí se diseña el petrodólar, y de ahí el barril no deja de subir en precio desde los 1.80$ de 1970. Contra más suba el barril, más necesidad hay de demandar dólares por todo el mundo para pagarlo.

El ejemplo más claro de este tipo de economía lo encontramos en los tiempos de Bill Clinton, cuando consiguió estabilizar las cuentas públicas norteamericanas con lo que el tesoro no necesitaba gran financiación externa y el barril pudo caer por debajo de 20$ e incluso de 10$.

Este tipo de economía se ha ido ampliando con el tiempo. No solo se trata de petróleo sino de cualquier producto de intercambio comercial. Lo cual es muy útil para ampliar así mismo dichas necesidades de dólares desarrollando extensos mercados de derivados cuyos volúmenes negociados son muchas veces el valor del subyacente. Es decir, se trata de mercados especulativos cuya finalidad es acumular gigantescas cantidades de dinero (que no riqueza). Dinero en dólares claro.

Esto tiene un talón de Aquiles. Se trata de mercados apalancados dependientes del valor de la base sobre la que se apalancan, es decir, el propio mercado real. Si vendemos 90 millones de barriles de petroleo al día en dólares, podemos negociar por ejemplo controtas de 200 o 300 o 900 millones de barriles (al precio de 100 $ podemos intuir un mercado de derivados teórico que centenares de miles de millones de dólares diarios). Lo mismo ocurre con otros muchos productos, auspiciados desde los mercados de derivados de Chicago.

Y de ahí, en una voltereta circense, pasamos a los derivados sobre los propios productos financieros, como los Swaps, que también tienen una base importante en los cambios comerciales y en el lavado de intereses para préstamos. Todo ello en dólares por supuesto.

El asunto principal es que mientras se ha desarrollado esta sofisticada economía, se ha pisoteado y reducido la economía real de los USA. El número de empleos en el sector maufacturero no llega a 14 millones, de los cuales varios millones están dedicados a la industria armamentística. Aunque existen numerosas factorias de automoción de empresas extranjeras por ejemplo en el sur, Detroit ha dejado de ser ejemplo de nada. Los márgenes de beneficios por unidad producida o son nulos o están cerca. Lo cual supone no disponer de dinero para inversiones importantes a largo plazo.

En el otro lado, hemos visto como en los tiempos previos a la crisis, los empleos que más se desarrollaban en USA eran los de baja cualficación (jardineros, empleados domésticos, comercio...) o los del sector público. En tiempos posteriores de crisis, vemos como las rentas de trabajo bajan, y las estadísticas intentan esconder los datos reales de paro y población activa. Desde la era Clinton solo hemos visto un traslado del empleo a países terceros y el cierre de numerosas empresas y divisiones manufactureras. Hemos visto a Enron, hemos visto como se caían puentes... y el único sector que se ha desarrollado ha sido el del fracking cuyos márgenes son muy engañosos y crea una bubuja que solo beneficia a empresas financieras, o a los grandes consorcios promotores energéticos iniciales. El único beneficio ha sido la caída de los precios del gas. Pero el asunto del fracking y sus reservas y capacidades productivas a medio, incluso corto plazo, también pueden formar parte del problema.

Por que el problema se acelera. Se trata de la unión entre potentes países terceros para independizarse de la economía dólar. Con dos países a la cabeza, Rusia y China.

El desafío ruso se basa ante todo en el tipo de economía que ha sido desarrollada en la Rusia post comunista. La economía del petróleo. Al contrario de los análisis iniciales norteamericanos, la industria rusa ha sido capaz de desarrollarse por sí misma y salir de una crisis que la abocaba a convertirse en subsidiarias de las petroleras occidentales. A eso se añade la decisión y voluntad política de Vladimir Putin. Y no solo eso, sino en la idea de diseñar el Asia Central con sus nuevos oleoductos y gaseoductos en función de los intereses de los grandes consorcios energéticos rusos. Los intereses rusos, coincidentes en muchos casos con los Chinos, chocan con los norteamericanos. De lo cual surge el CSO. De igual manera la cooperación ruso-europea y más concretamente ruso-alemana con el gas (y también el petroleo) ataca a otro pilar de la estrategia norteamericana, mantener a Europa y Rusia alejadas.

Este tipo de estrategias están muy bien mientras las bases del imperio, es decir, la propia economía norteamericana, mantenga su fortaleza. Pero nos podemos encontrar con un caso de desgaste por extensión como los estudiados por Paul Kennedy. Para sustentar las bases de su economía los USA están fomentando dos tratados comerciales, el del Pacífico y el del Atlántico. El primero para ser impuesto en países títeres asiáticos como Japón o Corea del Sur, Filipinas... y el otro, negociado con extremo secretismo, con la UE, en contra de los intereses de las empresas y ciudadanos de la UE. Se trata de una mezcla entre liberalismo de mercados extremos, caso de transgénicos y el mercado de pollos clorados y carne hormonada, con la protección de intereses de monopolio como los medicamentos en Asia. De hecho se trata de más de lo mismo. Es decir, extender las ineficiencias al resto de países para subsistir un poco más. (A costa de las poblaciones de estos otros países).

Pero nada de ello importa pues Rusia y China y otros países, han decidido pisar el acelerador de las reformas para cambiar la hegemonía del dólar. Tenemos un camino rápido patrocinado por una Rusia que se siente atacada, y el camino lento chino. En ambos casos parece inevitable que la economía dólar acabe sufriendo.

¿Y entonces? ¿Qué podría suceder? Eso lo dejaremos para la próxima entrada

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