miércoles, 1 de octubre de 2008

Hablemos del dólar.

El dólar es la clave. Los deficits públicos y por cuenta corriente exigen la impresión de gran cantidad de dólares. Hasta ahora (antes de la actual crisis), las acumulaciones se podían absorber por parte del crecimiento del comercio mundial (tanto de manufacturas como sobretodo de capitales), las burbujas en las propias materias primas y también en la acumulación de dólares por parte de los países exportadores (China, Japón, Rusia, países de la OPEP, Noruega...)

Sin embargo tenemos que considerar los puntos uno por uno y deberíamos considerarlos en su adecuada proporción para sacar una valoración real cosa que no voy a hacer porque carezco de toda la información.

Sin embargo se puede constatar que hay una cierta disminución en la exportación, (hoy mismo el Tankan se ponía en negativo y el PMI de la zona euro va cayendo manteniéndose por debajo del 50 que indica contracción), las empresas exportadoras alemanas, japonesas o chinas parece que se desinflan al son de la crisis, de consumo. Los precios de las materias primas también se han caído, a pesar de que se mantienen en precios bastante altos si tomamos en cuenta referentes históricos.

Pero lo más interesante está en los mercados de capitales. En principio la desconfianza hacia los bancos norteamericanos y el sistema financiero en general contraen los interbancarios por una parte mientras las inversiones financieras ya no son tan boyantes como eran con caídas en las bolsas en general (aunque se puede decir que los mercados de derivados también funcionan en dirección contraria, que existen las posiciones en cortos...)

Pero el dólar no ha subido demasiado ni ha bajado. El par EurUSD ha pasado de 1,60 a zonas de 1,40. Cierto es que se juega con los tipos de interés pero el BCE no ha bajado tipos para considerar una depreciación importante. Sin embargo el dólar se mantiene alto, o al menos ha reducido sus posibilidades de depreciación. ¿Por qué?. Sencillamente, porque a pesar de la caída de la M3 que en estos momentos y según algunos datos no oficiales (no se publica), estaría en un nivel semejante a la inflación pero habiendo recortado desde picos de crecimiento del 16%. Lo cual significa que la tasa de destrucción de masa monetaria, ya sea por reducción de las velocidades de intercambio o por desapalancamientos de deuda, lleva desde principios de año en una senda ampliamente deflacionaria.

Sin embargo, precisamente por las características del dólar, la reducción de los ‘embalses’ de acumulación de dólares como las burbujas o la inmensa bola de capitales financieros internacionales, debería de inundar el mercado con los mismos. Es decir, reducimos considerablemente los niveles pero a la vez, retornamos las cantidades sobrantes de nuevo a casa, a los USA.

Pero la gran crisis del interbancario norteamericano ayuda precisamente a que ese retorno se convierta a una búsqueda incesante de dólares por parte del propio sistema bancario norteamericano. Los dólares de retorno pueden tener amplia acogida por un sistema semicerrado que necesita desesperadamente dólares. El sistema europeo no está mucho mejor pero a diferencia del norteamericano, no dispone de amplios depósitos externos que faciliten ciertos retornos. Y aún así, tanta es la necesidad de liquidez del sistema financiero que aún consigue subir al dólar.

Pues bien, esta apreciación, puesto que no deja de ser una apreciación, puede hacernos pensar que si se solucionaría la crisis de crédito en el sistema interbancario norteamericano, el resultado sería que los dólares de retorno no tendrían compensación deflacionaria y entraríamos en inflación. Lo cual señalaría que o bien se produce la resolución de la crisis de liquidez una vez que todas las burbujas hayan caído lo suficiente, o bien entraríamos en una nueva fase de la crisis con alta inflación. La clave está en el dólar y en seguir su evolución.

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