domingo, 12 de octubre de 2008

A ver si nos entendemos. El problema es el crédito.

Leo varias artículos por bastante sitios buscando el maná de la recomposición del crédito. Como fanática de Say volvemos a lo mismo. Es precisamente el exceso del endeudamiento, junto con otros factores de desajustes, lo que está propiciando todo esto. Aunque no descarto que el lobbie bancario mundial está manejando la crisis por medio de sus múltiples tentáculos para sacar tajada. Pero una de las cosas que importan es precisamente el nivel de endeudamiento.

Hace poco la deuda pública oficial de los USA alcanzaba los 10 trillones. Comparado con el Japón por ejemplo, eso no es nada. Pero considerando lo pequeño que es el papel del Estado en USA y que posiblemente las cifras ‘oficiales’ no sean demasiado creíbles, nos estamos encontrando con más de lo mismo. ¿No quieres sopa? Doble ración.
Cuando las tasas de endeudamiento de un país, su deuda pública, la de los consumidores y las empresas, alcanzan niveles tan elevados se produce un momento en el cual ya no se puede llegar a más. Y más cuando las rentas de trabajo y otras rentas están siendo castigadas.

Con la crisis las rentas de capital, los beneficios de las empresas, también es muy posible que se vean mucho más castigadas. Por lo tanto, los ratios por endeudamiento podrían aumentar considerablemente. El problema es precisamente ese. El apalancamiento del sistema financiero por una parte, en bancos como el Barclays o el Deutsche parece que el ratio entre préstamos y activos supera el 50 cuando lo normal es que no superara el 20 y eso con cierto riesgo. Estamos hablando de cantidades que rebasan los PIBs de los países que representan o que son un % muy elevado. Es decir, que si caen, el agujero sería enorme.

Lo idea de recapitalizar los bancos, es decir, de reducir esos ratios tan elevados entre préstamos y activos, es una buena idea. Pero se necesita mucho, mucho dinero. Y no soluciona el principal problema. El muro por el cual ya no hay más capacidad de endeudamiento en la sociedad. Naturalmente cuando se habla de recapitalizar nos encontramos con el problema ético incluso legal y democrático de la propiedad. Al menos, en la muy conservadora y tory Gran Bretaña, parece que van a seguir ese camino de disponer de las partes de propiedad. A pesar de que se hace con dinero público y que ese dinero público, con un serio problema de no poder cubrir en el futuro inmediato otras crisis, va a algo que no sirve para solucionar directamente a los contribuyentes. Es decir, manteniendo la deuda global de la sociedad.

No hemos de olvidar el endeudamiento de la sociedad norteamericana, muy superior a un 350% del PIB del inicio de la crisis. Ni el de España que seguía el mismo camino sobre de el 240% del PIB y solo aligerado por la deuda pública. La deuda del gobierno central solo representa algo más del 35% del PIB pero existen casi 2 trillones de euros de deuda particular, la gran mayoría asignada al sector constructor con unos 400.000 para las promotoras de ladrillo, es decir, en torno a un 40% del PIB, pero con enormes deudas en el sector hipotecario privado.

Analizando de nuevo, es necesario que la deuda baje y baje mucho en un momento de caída de actividad. Eso no es posible de hoy a mañana. Pero parece que se obstinan en querer mantener el negocio. El negocio de no desajustar los sectores tumorales de la economía. El sector financiero ha crecido demasiado. Lo mismo que el inmobiliario sobretodo en España. Es necesario que se ajusten a una proporción adecuada con respecto al resto de actividades. Y eso solo se puede hacer de dos maneras. O se aumenta la actividad en el resto de sectores de una manera equilibrada, cosa muy complicada en tiempos de recesión, o bien se caen los sectores implicados. En eso estamos a pesar de que nadie parece querer darse cuenta de que se ha perdido o que han perdido y con ellos toda la sociedad.

Hemos de reflexionar, cosa que no es posible que nos dejen, sobre los mecanismos por los cuales, en una sociedad llamada democrática, unos pocos pueden llevar a la totalidad de la sociedad al borde del abismo. Es evidente que confluyen muchas cuestiones, desde la mala educación, en el sentido de falta de cultura financiero al grito de ‘los pisos no pueden bajar’, o la idolatría al mercado, hasta los aspectos corruptos de las relaciones entre gobernantes y empresas de los sectores tumorales. Sólo de esta manera se podría acabar con los ciclos que podrían perpetuarse con una mala solución a corto plazo. Pero seguramente no tendremos tanta suerte.

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